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Columnistas

Las Ninguneadas, un proyecto que visibiliza artistas mujeres

Las Ninguneadas

Por Delfina Tremouilleres, editora de Feminacida

Termina el cuatrimestre y Sofía Isis Dama y Julieta Glasserman ya no se quedan calladas cuando en las clases de Historia del Arte no se nombró a ni una sola mujer. Para ellas, borrar su existencia ya no puede pasar desapercibido. Inmersas en el mundo artístico desde chicas, en el 2020 comenzaron un proyecto para visibilizar a artistas mujeres y dar a conocer la trayectoria de quienes fueron ocultadas: Las Ninguneadas.

El objetivo no es sólo visibilizar. Conocedoras de ese ambiente, saben que es también muy elitista: ir a museos, comprar libros e investigar es caro. “Otro de los grandes problemas es que se intenta hacerlo selectivo, con palabras complicadas y de difícil acceso. Instagram nos pareció una gran herramienta para democratizar el arte y lo que entendemos de las obras que mostramos”, señalan en diálogo con Diario Con Vos.

Bajo el lema “estábamos ahí”, muestran la vida y obra de artistas mujeres según distintas épocas, nacionalidades y corrientes desde una perspectiva feminista.

Estábamos ahí

“Tengo un objetivo para cumplir en mi vida: ser un museo andante. Solamente me tatúo obras de arte y, cuando estaba por llegar a mi sexto tatuaje, me di cuenta de que no tenía tatuada ninguna obra de ninguna artista femenina”, cuenta Sofía Isis Dama y continúa: “Pregunté entonces en mi Instagram si me podían recomendar alguna: de las mil personas que vieron la historia sólo dos respondieron”.

¿No había mujeres artistas u obras para sugerir? ¿O es que habían estado tan invisibilizadas que nadie se había hecho la pregunta? Los dos nombres que surgieron en ese entonces fueron los de Georgia O’Keeffe y Hilma Af Klint. Hoy, en Las Ninguneadas hay más de 300 publicaciones que reivindican distintas personas y carreras.

Las NinguneadasCon el desafío de investigar sobre artistas femeninas y, a la vez, hacerlas llegar a un público lo más masivo posible, empezaron a rastrear en libros, museos y otras fuentes de información y organizaron todo eso en categorías. “La idea era mostrar, además de las obras, una pequeña biografía escrita con nuestras propias palabras, para que se pudiese entender fácilmente. Nos parecía importante narrar esas biografías porque son la historia escrita del ninguneo que esas artistas sufrieron en vida e incluso después de muertas”, afirman las creadoras del proyecto.

Así, se pueden filtrar búsquedas según lugares o movimientos artísticos, a la vez que recomiendan propuestas y eventos accesibles para saber más de ellas y proponen juegos interactivos para fijar esos conocimientos.

“Nos interesó trabajar con esto por una cuestión política, de hacer justicia e intentar cambiar la historia del arte o al menos cómo se estudia”, señala Julieta Glasserman. La sensación de que “se la estaban jugando” cuando decidieron dedicarse al arte no les fue ajena y -entre muchas otras cosas- fue por eso que decidieron comunicarse y hacer un conversatorio con catorce mujeres de todo el mundo para preguntarles por sus vivencias y experiencias como artistas.

Las Ninguneadas y el objetivo de cambiar la historia

Hija de una pintora, profesora de artes para niñxs, estudiantes de disciplinas vinculadas a la temática, ávidas espectadoras de museos desde pequeñas: todo el itinerario que habían construido en relación al arte desde su niñez no les alcanzaba para distinguir más de cinco artistas mujeres cuando decidieron comenzar con Las Ninguneadas, lo cual llamó fuertemente su atención. Dos años de trabajo y divulgación después, la situación es muy distinta.

“Lo primero que hay que hacer para empezar a construir y reconstruir una historia del arte más inclusiva es darse cuenta: plantear que esto sucede. Después queda la investigación y que se otorguen recursos para hacerlas. Que se replanteen las categorías de la historia del arte, porque cuando se estudian más obras, realidades y formas de crear, crecen exponencialmente las categorías posibles. Que se empiecen a conocer nombres, que se otorgue el lugar en museos, en clases, en puestos de poder en instituciones”, enumeran Julieta y Sofía.

A medida que se les abrían nuevas perspectivas de estudio, afinaban la mirada sobre la desigualdad en el arte: no sólo hay brechas en cuanto a los salarios y las oportunidades sino que, además, no se juzga de la misma manera a las distintas identidades.

Las Ninguneadas“Es fundamental plantearnos cuál es el patrón de persona que buscamos cuando buscamos un ídolo o un inventor. La locura para los artistas masculinos es algo que se rescata, que se relaciona con ser un genio, único, y para las mujeres artistas es una forma más de desestimar su trabajo”, explican en Las Ninguneadas y, en esa línea, aclaran: “No creemos que el mundo del arte sea patriarcal en sí, de hecho, hay muchas más personas no-masculinas que estudian arte, enseñan arte o hacen arte que hombres. El problema es el rol que se nos da en las instituciones, qué es lo que nos enseñan, qué es lo que nos muestran los museos, a quiénes se les da prioridad a la hora de elegir curadorxs, directores de museos, profesorxs/maestrxs y jefes de cátedra”.

Salir a la calle

Con la convicción de que el espacio público es el primer punto de encuentro con la cultura, comenzaron a relacionar su proyecto y objetivos con distintas demandas populares, mediante la música, los graffitis y los murales.

Cuando se peleó para que el playón de Colegiales se convirtiera en un parque y no en edificios, se acercaron al reclamo haciendo una intervención en el puente de Zabala, famoso por ser donde se filmó la introducción de Los simuladores, en la que pegaron obras de artistas femeninas argentinas con sus nombres que habían llevado impresas. “Le demostramos a la gente que pasaba por ahí la cantidad de artistas femeninas con las que contamos en el país que no tienen lugar en los museos, y demostramos también que el espacio público es clave para difundirlas”, recuerdan.

Tiempo después, hicieron una acción similar en la Costanera Sur, en reclamo para que la ex Ciudad Deportiva de Boca no se transformara en un complejo de edificios. Esa vez, además, les pidieron a sus seguidoras que les enviaran su arte y también lo incluyeron en la intervención.

Creemos que la calle es un espacio fundamental para la divulgación de artistas femeninas y para la creación de obras fuera -y dentro- de las instituciones. El espacio público, y en especial el espacio público verde, son un primer punto de encuentro con la cultura y son claves para generarla”, concluyen en Las Ninguneadas.