Por Andrea Ruggieri
Esta semana tuvo una gran noticia: el espectáculo que todavía no estrenó –y que se maceró en su cabeza y su computadora durante 8 años–fue seleccionado para estar en el festival de teatro clásico más importante del mundo. Julio César, que verá la luz el 23 de abril en el Cineteatro El Plata de Mataderos, abrirá el Mérida de España a finales de junio.
Para esta nuevo proyecto, José María Muscari vuelve a sorprender con una apuesta de esas que solo se le pueden ocurrir a él y que despiertan la absoluta curiosidad del público: ¿Cómo será Moria Casán en la piel del emperador romano?
Mientras el blend de actores y actrices que eligió para interpretar su versión del clásico shakespeariano ensaya junto a él todos los días en el Teatro San Martín -adonde retornará la obra una vez concluida esta primera etapa-, el actor y dramaturgo le anticipó a Diario con Vos cómo será la obra.
–¿Cómo te preparás para el estreno?
–Con las mejores expectativas. Estamos super potenciados, muy enfocados, contentos y movilizados por irnos con el espectáculo a España. Es una locura: todavía no estrenamos y ya recibí esta invitación.
No hay nada más vigente y más real que la visión que tiene Shakespeare de la ambición de las personas por el poder.
–Dijiste que Julio César habla de nuestro presente. ¿Por qué?
–Porque, como todo espectáculo clásico, que se precie de tal, tiene la magia de haber sido escrito en otro momento y sin embargo dialogar con nuestro presente. Julio César cuenta la historia de hombres desesperados por el poder político en el seno de una nación. No hay nada más vigente y más real que la visión que tiene Shakespeare de la ambición de las personas por el poder.
En mi versión, los personajes masculinos van a ser interpretados por mujeres y los dos únicos personajes femeninos, interpretados por hombres. Creo que el trastoque de géneros vanguardiza un montón la versión y la hace hablar del poder femenino sin tener que denunciarlo.
–¿Por qué pensaste en Moria Casán para Julio César?
–Por varias razones. En primer lugar, siento que tiene la prestancia como actriz para hacerlo, tiene una vena dramática no muy conocida y no muy desarrollada. La dirigí hace varios años en un espectáculo que se llamó Tres Mitades y comprobé la extraordinaria actriz dramática que es. Además, tiene una rigurosidad a la hora de trabajar que es fundamental para encarar un proyecto de estas características, con un elenco y un teatro tan sólido y con un texto tan contundente.
Julio César lleva a Moria Casán a un ring diferente.
Pero por sobre todas las cosas, porque siempre me interesa lo diferente y creo que para el público y para ella misma va a ser muy atractivo estar corrida del lugar por el que suele transitar artística y expresivamente. Julio César la lleva a un ring diferente del que está acostumbrada.
–Tus elencos suelen ser muy eclécticos, ¿Cómo se te ocurre juntar a éste con aquél?
–Tengo un culto por lo ecléctico. En mis elencos surge porque el ordenador es el talento y no lo que significa tal o cuál persona o cómo queda asociada con tal otra. Lo extraordinario de Julio César fue que pude mezclar en un mismo elenco a Moria Casán con Marita Ballesteros, con Alejandra Radano, con Malena Solda, con Vivian El Jaber, con Mirtha Wons, con Mario Alarcón, Mariano Torre, Fabiana García Lago y Payuca. Son un abanico de personas muy distintas generacional, expresiva y culturalmente. Cada uno de ellos ha construido una carrera muy diferente, desde Radano, una número uno de los musicales, a Malena Solda, que es una experta en el teatro shakesperiano formada internacionalmente, pasando por una actriz extraordinaria con un sello propio y de culto como es Viivian El Jaber, que admiro desde la época de Cha Cha Cha, mezcladas con Moria. Lo atractivo es que cada uno de los integrantes de Julio César aporta lo que otro no puede: eso es lo más movilizador de la construcción de este elenco.
Tengo un culto por lo ecléctico.
–¿Por qué elegiste temas de Nathy Peluso para musicalizar el espectáculo?
–Es una artista a la que admiro mucho, muy disruptiva. Hice una selección singular de sus temas y me parecía que era la mejor música para potenciar esta visión vanguardista que creo tener sobre el Julio César de Shakespeare.
–Hay algo que parece perdurar en los distintos proyectos que encarás, una especie de marca registrada: esto de lo comercial y lo under mezclados ¿Cómo hacés para que funcione?
–Hace muchísimo tiempo descubrí que el distintivo que tiene mi producción, mi trabajo como creador, tiene que ver con poder hacer dialogar el off y el on. El mainstream y lo que es de culto, lo under y lo glamoroso, lo mediático. Tiene que ver con que la convivencia sin perjuicio de esos diferentes circuitos me permite hacer una construcción escénica que no se reduce ni al establishment cultural ni a la construcción televisiva. Puede hacer dialogar a los dos mundos sin prejuicios ni pruritos. Trato de no tener prejuicios porque los prejuicios nos cagan la vida. Cuantos menos tenga, más potencia puedo encontrar en el marco expresivo de lo que quiero crear.
Sex: el éxito de una obra con espectadores activos
–Sex es disruptiva: los actores te tocan y te invitan a tocarlos. ¿Por qué sentiste que el público debía participar activamente de la puesta?
–Cuando lo imaginé, supe que no quería una obra estática con personas hablando o jugando con el mundo del sexo y el público sentado en la platea. Me daba una sensación entre ingenua y revisteril. Por eso, siempre tuve en claro que quería hacer una obra sobre el sexo que sea una experiencia, una performance, que se nutriera de distintas disciplinas. El tenerlo tan claro me hizo crear la primera versión de Sex, que era absolutamente interactiva.
El fenómeno del sexo ligado a las figuras destacadas, famosas, populares, arma una cruza interesante.
La virtual, que convivió con el primer año del aislamiento en la pandemia, donde el público disfrutó tanto que se convirtió en un boom, y la actual, que yo considero 360 envolvente: sucede en un escenario pero también pasa en tu mesa, y el espectáculo te toma. La verdad es que quería que el público sea un espectador activo: lo que nunca me gustó es que sea participativo. Me parece importante establecer esta diferencia.
–Es el tercer año de Sex y sigue -en abril encaran una gira nacional con un nuevo elenco-. ¿Por qué crees que tuvo tanto éxito?
–Como todo éxito, es inexplicable. Es muy difícil analizar un éxito, al igual que un fracaso. Uno nunca sabe porqué el público le dice que sí a determinadas cosas. Sex toca una fibra muy intrínseca del ser humano, que es el sexo: lo prohibido, el morbo, la fantasía. Por otro lado, el fenómeno del sexo ligado a las figuras destacadas, famosas, populares, arman una cruza interesante. Además, casi siempre el sexo está asociado a lo pornográfico, y lo atractivo de Sex es que es un espectáculo donde hay gente con talento que baila, canta, actúa y toma al sexo como pretexto para poner en juego todas esas disciplinas.
"A diferencia de los que se tuvieron que deconstruir, yo podría volver a hacer cualquiera de las obras que hice"
–¿Es real eso que dicen, que la inspiración viene siempre y cuando uno esté haciendo algo? ¿A vos qué te inspira?
–Mis procesos de inspiración son múltiples, llevan mucho tiempo. No soy una persona que inventa un espectáculo, va y lo hace. Sex, antes de concretarlo, estuvo tres años dando vueltas en mi cabeza y en mi computadora. Estuve buscando el lugar, yendo a Nueva York a ver cosas, pensando quiénes quería que fueran parte, armando listados. Julio César la tengo adaptada en mi computadora desde hace 8 años y ahora va a ver la luz. Cada espectáculo tiene un tiempo de maduración muy personal.
Me inspiran muchas cosas: la vida cotidiana, las personas con las que me nucleo, mi familia, mis amigos, el consumo cultural de otros, ver películas, series, ir al teatro a ver qué hacen los compañeros... y trato de leer lo más que puedo. Cuanto mejor vida tenga, mejor va a ser mi obra.
–Dijiste alguna vez que la felicidad para vos es no tener límites. Pero siempre terminan apareciendo, ¿no? ¿Con qué límites te encontrás cuando querés llevar a cabo una idea?
–Fui aprendiendo que los límites son algo con lo que uno tiene que convivir, pero trato de olvidarlos en el momento en el que estoy gestando una creación. Cuando estoy creando, me gusta poder soñar ideas, pensar escenas, buscar música y montar fragmentos con los actores sin ponerme ningún límite. Después de que todo eso sale de mí, hago un proceso de depuración y saco lo que no sirve.
Cuanto mejor vida tenga, mejor va a ser mi obra.
–Hay obras, como la tuya, que trastocan los géneros e interpelan a la sociedad. Sin embargo, el machismo sigue haciendo de las suyas alrededor. ¿Cuánto se avanzó y cuánto falta?
–Hemos avanzado un montón, pero falta otro montón. Me siento muy contento de estar viviendo este momento social que es un cambio de paradigma, no como hace 40 años, cuando las cosas eran diferentes. Envidio mucho la vida que van a tener las personas dentro de 50 años. Personalmente, dirijo obras de teatro desde hace más de 25 años donde las mujeres han ocupado un lugar fundamental. Siempre repito algo: a diferencia de mucha gente que se tuvo que deconstruir o repensar su vínculo con la mujer, yo podría volver a hacer cualquiera de las obras que hice. No hay nada que tenga que rever, siempre tuve claro lo de la igualdad de condiciones.
–En tus redes, mostrás todo el tiempo la cotidianeidad de tu mamá Cuki y la llamás influencer ¿Le divierte o te da el gusto?
–Le divierte, aunque no logra dimensionar qué significa. Su mayor aproximación es cuando la gente en la calle la saluda y le dice que la conoce de las redes. Es una sorpresa para ella esa notoriedad y creo que también me da el gusto. Soy hijo único, tenemos una relación estrecha, fluida, divertida y de mutuo enamoramiento. Nos damos el gusto mutuamente.
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"Releyendo" El Camino del Artista, de Julia Cameron.
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"Casi siempre a Adele, porque la amo".
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El marginal. "Nunca la había visto y ahora me vi todas las temporadas".
Qué obra de teatro fue la última que le gustó
"Le recomiendo a todo aquel que tenga ganas de ir a vivir un momento hermoso la obra de Griselda Siciliani, Pura Sangre, el amor es un monstruo".
Qué lugar elige para ir a pasar el rato
"Siempre el mar".