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Columnistas

Tensiones y riesgos inesperados con el FMI en el Congreso

Durante las últimas horas, poco después de cerrar el acuerdo técnico con el Fondo Monetario Internacional, una nueva preocupación irrumpió en el equipo económico. Tras trabajar hasta altas horas de la noche durante la semana pasada para finalmente mandar al Congreso el programa por la deuda heredada de US$ 44.500 millones, el ingreso del proyecto trajo una sorpresa que -atención- genera tensiones entre la conducción de la Cámara de Diputados y el Palacio de Hacienda y puede poner en riesgo el OK del directorio y por ende la llegada de dólares para las reservas.

La situación que se vivirá esta semana cuando empiece un tratamiento a todo lo que da en la cámara baja tendrá un marco de necesidad económica, debilidad política y cálculos electorales que suman dificultades. 

El oficialismo no está seguro de tener los votos propios para respaldar un paso clave en el mandato de Alberto Fernández. La Cámpora no para de hacer videitos con declaraciones de Máximo Kirchner diciendo que todo es una calamidad. ¿Cuántos seguirán al hijo de la vicepresidenta? En el Frente de Todos ya dijeron que van apoyar desde el diputado Carlos Heller -que dice que hay que votar aunque sea “con la nariz tapada”-, hasta el ex piquetero Luis Delia y el camionero Pablo Moyano. ¿Se está jugando también el partido de cuánta influencia les queda a los que eran accionistas mayoritarios de la alianza gobernante?

Esto convive con una oposición dividida entre el PRO cara de piedra que se tira y pide penal ante cualquier roce en el recinto con tal de no votar nada y los que un poco de vergüenza tienen porque en definitiva el FMI está acá porque lo trajo su gestión. 

El encuentro del martes pasado del espacio que lideran Mauricio Macri, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta con economistas de su palo, deja pocas dudas de que difícilmente vayan a acompañar el plan oficial y profundiza la división interna con la UCR y la Coalición Cívica, los mismos que se quedaron en el momento de la fuga de los legisladores durante la apertura de sesiones legislativas.

A todo esto, el Fondo también juega. Quiere algún reaseguro de que el acuerdo se respetará más allá de un cambio de gobierno y no le pasará como con los pactos que le dieron a la presidencia de Macri que se desconocieron ni bien asumió Fernández. En el informe Ex Post de la Oficina de Evaluación del FMI sobre el crédito 2018 hay mucho énfasis sobre lo que llaman la “falta de ownership”, es decir, la falta de “hacerse cargo” de toda la dirigencia de lo que firma una gestión. Los que están cerca de la negociación dicen que hay que releer esos párrafos en detalle para prever lo que se viene ahora.

En el informe Ex Post de la Oficina de Evaluación del FMI sobre el crédito 2018 hay mucho énfasis sobre lo que llaman la “falta de ownership”, es decir, la falta de “hacerse cargo”.

Desde esa experiencia, ahora en el FMI esperan ver cómo se vota en el Congreso como una forma de mostrar justamente más “apropiación del programa” por parte de las fuerzas políticas, más allá de que la obligatoriedad de ese paso fue impuesta por la “domestic law”, y no sólo por un pedido del organismo, como aclararon en el comunicado del staff de la semana pasada. “¿Qué pasa si no lo aprueba el Congreso?”, le preguntaron a Ilan Goldfajn, el titular del Departamento del Hemisferio Occidental en la conferencia de prensa del jueves. “Tenemos total confianza en la política”, respondió y se negó a otras hipótesis.

 Ilan Goldfajn
Confianza. Ilan Goldfajn, el titular del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo tiene "plena confianza" en que habrá apoyo político.

Guzmán vs. Massa

Esas otras posibilidades sí las empezaron a analizar en el Ministerio de Economía en las últimas horas, desde que el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, tomó el control del tratamiento legislativo y -dicen- se cortó solo y “puso en riesgo todo”. Luego de distribuir un primer borrador con los jefes de los bloques, el día en que estaban reunidos mirándose las caras porque no entraban los documentos oficiales, empezaron los problemas. 

En ese primer articulado simple, un párrafo hablaba de aprobar todo junto el acuerdo de refinanciación y los memorandos técnicos asociados, algo medio obvio, pero que, en el país de buscale la vuelta a todo, generó una queja en la oposición del tipo “nos quieren hacer votar que estamos de acuerdo con el plan económico de este gobierno”, cuando en realidad lo único que estarían dispuestos a acompañar es la no entrada en default, como explicó en la radio, por ejemplo, Silvia Lospennato, una de las que se retiraron de la sesión del 1 de marzo.

Por eso, como por arte de Massa apareció el proyecto que ahora está en discusión y que hace una especie de división: en el artículo 1 se aprobaría “la refinanciación” de la deuda en el marco del Programa de Facilidades Extendidas, y en el artículo 2 se llama a votar “los memorandos del programa económicos” que surgen de esa refinanciación.

Rechazo. "No se puede separar el financiamiento del esquema de políticas", explicó Guzmán in extremis el viernes por radio.

Suena a chino pero tiene un objetivo: intentar conseguir los votos que escasean. Con el kirchnerismo originario mirando para otro lado, la búsqueda es darle a algunos miembros de Juntos por el Cambio (¿y a Máximo?) la chance de que voten el artículo 1 y rechacen o se abstengan en el 2. No está claro que vaya a funcionar. Luciano Laspina, en el PRO, adelanta que le parece “un caramelo de madera”. Argentina, te quiero para siempre.

Como por arte de Massa apareció el proyecto que ahora está en discusión y que hace una especie de división: en el artículo 1 se aprobaría “la refinanciación” de la deuda en el marco del Programa de Facilidades Extendidas, y en el artículo 2 se llama a votar “los memorandos del programa económicos”.

La jugada de Massa generó respuestas. En radio El Destape, el ministro de Economía, Martín Guzmán, fue tajante: “No se puede separar el financiamiento del esquema de políticas económicas que acuerda un país con el fondo; los desembolsos están asociados al cumplimiento de políticas de un programa económico; no se puede escindir una cosa de la otra”. El economista tuvo un fin de semana muy duro porque, aunque parezca mentira, cree que esta estrategia para la votación no será avalada por el directorio del FMI. Sería increíble. Tanto nadar dos años para morir en la orilla, piensa.

Hay discusiones fuertes. En el Congreso le dicen al economista llegado de Columbia que deje todo en manos de “la política” y se cuadre. Alguno hasta le soltó que no quieren más “extorsiones” con eso de que si no pasa tal cosa se cae el acuerdo y hay una corrida. Y como mucho le prometen que finalmente terminarán consiguiendo la aprobación de ambos artículos y todo saldrá adelante.

“Circo controlado”

Hay dos escenarios que generan pánico en Hacienda. El primero, que ya existía de movida, es que directamente no se consigan los votos y chau. Pero el nuevo y más rebuscado es que el artículo uno tenga una mayoría que no se repita en el artículo 2. “Si las abstenciones son más que los votos positivos, el Fondo lo bocha”, dice alguien con acceso al detalle de las discusiones.

En este punto, como en muchos otros de estos años, emerge la figura de Sergio Chodos, el representante ante el FMI, que cruza peronismo y finanzas como nadie y dijo presente en casi todas las negociaciones de deuda desde 2003 para acá, muy elogiado tanto por sus imitaciones de políticos y sus salidas creativas, como por ser un puente entre el academicismo de Guzmán y la política. Hijo del constructor Gregorio Chodos que justo hizo el edificio del anexo de Diputados, hoy es el padre de la teoría del “circo controlado”

Cree que si el show del Congreso termina con una diferencia no muy grande de votos entre ambos artículos, se pasará el filtro de Washington. “Pero nadie lo sabe”, ha dicho en algunas conversaciones. Además podría haber más momentos interesantes: Massa tiene la idea de convocar a hablar por zoom en comisiones a los negociadores del FMI Julie Kosac y Luis Cubbedu, en un escenario de consecuencias desconocidas. 

Chodos cree que si el show del Congreso termina con una diferencia no muy grande de votos entre ambos artículos, se pasará el filtro de Washington.

El punto crucial es que los miembros del board del FMI lo que estarán aprobando para la Argentina es un nuevo “crédito de acceso excepcional” para pagar el anterior. Estos programas se gatillan si se dan cuatro condiciones: que haya crisis de balanza de pagos, que la deuda sea sostenible con alta probabilidad, que haya chances de volver a los mercados de crédito y -acá está la papa- que exista capacidad institucional para cumplir con las metas del programa. El famoso “ownership”.

Esa cuarta prerrogativa, con este marco, puede transformarse en un problemón si para el staff el cocoliche de votame uno y votame otro refleja que el país quiere la plata y postergar las deudas pero no quiere aceptar las condiciones. Chan. 

Así las cosas, desde este lunes cuando arranque el debate en las comisiones e incluso el ministro se acerque al Parlamento, la moneda estará en el aire en un contexto hermoso, no sólo porque el 22 de marzo hay que pagar mucha plata y ya no tenemos con qué. 

Hay un gobierno en permanente definición de su identidad, sin plata y con el mundo en guerra; una oposición siempre discutiendo sus liderazgos de cara a las elecciones a veces al límite del cuanto peor mejor; todo en un país donde todavía no hay acuerdos básicos sobre cómo funcionar a largo plazo, algo que encima ahora hay que discutir con un invitado extra que quiere cobrar y pone condiciones.

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