Israel es uno de los pocos países que sigue manteniendo buenas relaciones con Rusia y Ucrania. Por ello, el Primer Ministro Neftalí Bennett, emprendió ayer una urgente gira diplomática en la que se reunió durante tres horas con Vladimir Putin y luego viajó a Alemania, donde tuvo una audiencia con el canciller Olaf Scholz.

Además, según informó la oficina del Primer Ministro, Bennett mantuvo contactos telefónicos con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y con Volodimir Zelenski, quien es además el único mandatario judío fuera de Israel.

"Incluso si las posibilidades no son altas, una vez que haya una pequeña apertura, y tengamos acceso a todos los lados y la capacidad, veo que es nuestro deber moral realizar todos los intentos", dijo el Primer Ministro a su regreso a Jerusalén, donde no quiso detallar de qué trataron las conversaciones.

Incluso si las posibilidades no son altas, una vez que haya una pequeña apertura, y tengamos acceso a todos los lados y la capacidad, veo que es nuestro deber moral realizar todos los intentos.

“La situación sobre el terreno no es buena, el sufrimiento humano es grande y puede ser mucho mayor, si las cosas continúan en la trayectoria actual”, alertó Bennett y aseguró que seguirá “ayudando según lo solicitado”.

Las gestiones generaron sorpresa ya que el premier viajó en pleno shabat, día de descanso judío.

A pesar del hermetismo de Bennett, en los medios israelíes trascendió que la principal preocupación de Israel es la suspensión del acuerdo nuclear del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) con Irán, cuyas conversaciones recientemente se postergaron en Viena.

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Bennett pronunció a comienzos de semana un discurso frente al servicio de inteligencia nacional, Mossad, en el que les encomendó la misión de "evitar que Irán adquiera capacidades nucleares. Es una tarea con la que ha estado lidiando durante años, pero parece que nos estamos acercando al momento de la verdad".