Por Manuel Sierra
La dirigencia política vernácula suele borrar con el codo lo que escribe con la mano y así deja ver su doble discurso según el momento político que atraviesa. Acá no hay bandos o grietas, todos acomodan el discurso según convenga.
La pandemia desnudó muchos de esos discursos de interpretación variada y en el fondo son fallas tan humanas que hasta podrían tratarse en una de esas series de Netflix que denuncian la corrupción de la política norteamericana.
El problema nace para nosotros cuando esa contradicción la produce quien actúa en representación de la gente que lo votó para ocupar un cargo… y también de aquellos que no lo hicieron. Es tan real como inexplicable.
Nuestro país se rige administrativamente por un sistema de República Federal con una Democracia Representativa, cuya división de poderes se autorregula entre sí. ¿O no? Ooooohhhh noooo!!!!
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires vemos un claro ejemplo del doble discurso de sus representantes, sean estos oficialistas u opositores, que dicen que sí, pero en el fondo es un no, aunque a veces parecería ser un tal vez.
Ejercitando la memoria rescatamos de viejas páginas de noticias que para los funcionarios porteños era poco menos que un orgullo cuando desde ICCA -Asociación de Congresos y Convenciones Internacionales- se anunciaba que la ciudad figuraba entre los primeros puestos de los ránkings como sede de Eventos internacionales, superando incluso a San Pablo. Más precisamente en el puesto 11 a nivel mundial y número 1 en la región.
Cuando en muchas ciudades del mundo, el cemento abunda más allá de lo recomendable y se pelea por aumentar los espacios verdes para mejorar la calidad de vida, en la ciudad de la furia se decide lotear algunos de sus pulmones verdes.
Todos se ponían la camiseta del Turismo de Reuniones y hablaban maravillas de las ventajas económicas que significaba un logro de esta magnitud.
Solo para ponerlo en valor digamos que el segmento representa miles de puestos de trabajo relacionados con la concreción de los eventos por armado de stands, servicio de limpieza, gastronomía, traductores, seguridad, atención al público, etc., etc. etc.
Y ese orgullo bien entendido no ocurrió hace mucho tiempo, fue antes de que una increíble pandemia azotara al mundo mundial… en 2020.
Pero, pasaron cosas… y hoy, cuando en muchas ciudades del mundo, el cemento abunda más allá de lo recomendable y se pelea por aumentar los espacios verdes para mejorar la calidad de vida, en la ciudad de la furia se decide lotear algunos de sus pulmones verdes.
Así, un gran predio de 12 hectáreas en el barrio de Núñez, como era el del ex Tiro Federal, continúa loteándose para desarrollos inmobiliarios, pese a que el principal objetivo del futuro “Parque de la Innovación” es reunir instituciones "destinadas a innovación, enseñanza superior e investigación”. ¿Qué tal?
Algo similar sucede con el proceso de venta de los terrenos frente al río que hoy ocupa el Centro Costa Salguero, el segundo predio ferial más importante de la ciudad en metros cuadrados.
Este centro de exposiciones se reparte la llegada de esos eventos internacionales, que tan bien posicionan a Buenos Aires, con el predio de la Sociedad Rural Argentina.
Es cierto que hace poco se inauguro el Centro de Convenciones Buenos Aires, pero sus escasos 6000 metros cuadrados son sólo utilizables para convenciones.
No tenemos muy en claro como funcionan los tres poderes en la Ciudad, porque de hacerlo correctamente el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial deberían autorregularse y plantearse dónde está el punto de equilibrio para el bien común de la población de la ciudad.
Uno de los tantos doble discursos que tendrán que unificar funcionarios y dirigentes políticos en pos de definir en qué ciudad van a vivir los porteños.