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Sociedad

Me abrieron los registros akáshicos y lo que vi no me gustó

Por Andrea Ruggieri

Mi amigo me regaló una apertura de registros akáshicos. Yo había escuchado algo al respecto: era una forma de acceder a vidas pasadas.

Llamé al número que me pasó y hablé con una mujer. Lo primero que le pregunté fue cómo hacía ella para tener esa supuesta capacidad. Bueno, me resumió que tomando un curso, cualquiera podía hacerlo. Mi escepticismo seguía en pie, pero a caballo regalado no se le miran los dientes, y tampoco era cuestión de andar rechazando gestos de cariño.

En ese primer contacto telefónico no pude evitar decirle que a mí con esta vida me alcanzaba. Que más me parecía demasiado. Rápidamente me señaló que ese comentario era propio de una expresión de mis defensas y que por algo no quería saber qué había “más allá”. Quedamos en que le respondería un cuestionario con 10 preguntas y nos encontraríamos mediante videollamada el viernes siguiente a las 10 de la mañana.

Ahí estaba: la cara de la señora de cabello rojizo enmarcada por los límites de mi smartphone, apoyada sobre la mesa del living contra la maceta de la Crotona que ya estaba recuperada después de una crisis de cochinillas. Me preparé un mate y la saludé. Por ser una llamada no pude grabarla, así que aquí intentaré reproducir algunas de las cosas que recuerdo y que, por algún motivo, quedaron resonando.

Según la abridora de registros, mi gato “era así” por mis malas energías.

Habló de cosas que, pude deducir, eran fáciles de interpretar si se leían detenidamente las preguntas que había hecho en el cuestionario previo. También hizo alusión al humor de mi gato, que no pudo evitar el deseo de protagonismo cruzándose enfrente de la pantalla. Según la abridora de registros, mi gato “era así” por mis malas energías. Después me quedé pensando si sabría ella de los saltos de parkour que habitualmente el michi da contra el placard.

Bueno, a continuación el dato estremecedor: resulta que la mujer pudo ver que en vidas pasadas fui un guerrero -varón- supersádico. Que en alguna época antes de Cristo corté cabezas de familias enteras, incluyendo las de pequeños niños. Que algo de lo que me sucede- entendiendo que me suceden cosas muy malas y no simples circunstancias de esta vida- tiene que ver con este supuesto pase de factura del Universo.

Comentario más, comentario menos, la sesión llegó a su fin.

Las preguntas se dispararon en mi cabeza ¿Qué fue eso qué sucedió en la mesa de mi living? ¿Cómo puede saber algo así una desconocida? ¿Qué me hubiese pasado si en vez de tomármelo con cierto humor, la noticia escabrosa me hubiese perturbado? ¿Qué hago ahora con esta información? ¿Y si realmente es una defensa este escepticismo mío? ¿Por qué la gente quiere acceder a estos conocimientos?¿Existen las vidas pasadas?

 ¿Qué me hubiese pasado si en vez de tomármela con cierto humor, la noticia escabrosa me hubiese perturbado?

En internet encontré que a los Registros Akáshicos le dicen Información energética. Una “memoria universal de la existencia”. Que "representa un espacio multidimensional dónde se archivan todas las experiencias del alma, incluyendo los conocimientos y los sucesos de las vidas pasadas, la presente y las potencialidades futuras”. También leí que Akasha significa éter en idioma sánscrito.

Le consulté a Marisa Charny, astróloga y terapeuta integrativa. Me dijo que algunos de los mensajes que aparecen en estas consultas pueden ser “contraproducentes”. Para empezar, hay una duda difícil de saldar: con qué registro el “mediador” se conectó porque, al ser una especie de “museo de vivencias de las personalidades pasadas”, no se puede saber si ese registro pertenece al consultante. Si lo que vivimos en vidas anteriores nos sirvió para comprender determinadas experiencias, en esta vida ya nacemos con otros aprendizajes. Si creyéramos que en otra vida fui una asesina, según Marisa, esa no es la Andrea de hoy, “es otra personalidad” ¡Qué alivio!

“Es muy riesgoso entrar en ese museo. No le veo ningún aporte nutritivo a lo que te toca aprender en esta vida -planteó Charny- Responde a una necesidad humana de ir a buscar algo a un lugar donde no está. Lo que hay que aprender está en el presente”.

Sin embargo, las ofertas de responder a las preguntas constantes que se inscriben en el sinsentido de la vida bajo la perspectiva de la muerte abundan. Sin ir demasiado lejos: en Instagram llueven los mensajes -y publicidades- de estas aperturas. ¿Y quién no quiere que le cuenten que en otra vida fue una diosa egipcia, o una artista del under remoto que escuchaba recitar a los filósofos al calor de algún fueguito?

Pero ¡guarda con las expectativas! te podes encontrar con que mataste despiadadamente, que envenenaste o violaste a comunidades enteras y que, si tu novio te dejó o te echaron del laburo, tal vez, lo que esté operando ahí sea el viejo y bien ponderado karma.