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Columnistas

¿Qué acumula más fracasos que la penalización de las drogas?

Por Patricio Barton

Hice la pregunta en Twitter -acaso el único territorio autopercibido como libre de fracasos- y las respuestas no se hicieron esperar (la red del pajarito detesta la espera).

Por supuesto que preguntar ¿Qué otra cosa acumula más fracasos que la penalización de las drogas? en el contexto de la tragedia provocada por la cocaína adulterada y en una red con hábito de tirar postas es una provocación y una oportunidad para inventariar los fracasos –siempre ajenos- que empantanan el barro en el que chapoteamos como si no pasara nada. Hay de todo.

La chance para el chiste quedó servida: la UCR, Filmus, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Los Pumas y las dietas para adelgazar fueron algunas respuestas que aprovecharon esa oferta.

El fracaso –así, a secas- no es la ausencia de éxito sino la persistencia de un error, de un patrón de conducta estancado que no da soluciones ni crea problemas nuevos.

Pero hubo otras que, quizás por solemnes, dejaron al descubierto una mueca amarga y triste que nos involucra a todos. En la lista aparecen la lucha contra la inflación, la relación con el FMI, la reforma judicial y hasta miradas contrapuestas como el populismo y el neoliberalismo.

De todas las respuestas se desprende una pregunta aún más inquietante que la original: ¿Hace cuánto que en Argentina no se soluciona un problema?  Y ahí sí que no queda mucho margen para el chiste.

El fracaso –así, a secas- no es la ausencia de éxito sino la persistencia de un error, de un patrón de conducta estancado que no da soluciones ni crea problemas nuevos. Una de sus características es que no se mueve. O peor: se mueve en el mismo lugar, como un hámster en su ruedita.

Veamos algunos ejemplos en nuestro catálogo de derrotas: desde 1956 Argentina firmó 23 acuerdos con el FMI: casi todos (21) terminaron incumpliéndose. Ojalá que el 24 sea el número de la suerte. La superstición no exige evidencias.

Con la inflación tampoco nos ha ido mejor: el tamaño del fracaso le sumó 13 ceros al pesito argentino, desde 1970. ¡Trece ceros! Así: 0000000000000. Por supuesto, a tracción de devaluaciones y falta de dólares en la macroeconomía.

En el maxikiosco de La Grieta existen dos mostradores: en ambos venden lo que en el otro desechan.

Siempre que un fracaso emerge con toda su fuerza, lo primero que aparece son las acusaciones. Y como faltan datos (siempre faltan) las discusiones toman la forma de una disputa por tener razón. Ganan todos, eso sí.

En el maxikiosco de La Grieta existen dos mostradores: en ambos venden lo que en el otro desechan. Toda esa basura, que en un lugar tiran y que en otro cobran cara, es lo que hace casi imposible hacerse preguntas como las del tweet.  No se trata aquí de llegar a una respuesta concluyente, sino de -por lo menos- hacer evidente la necesidad de salir de un sistema de certezas míticas.

No es fácil ni grato hacerse preguntas sobre los fracasos. Duele mucho. Pero para aliviar el dolor siempre está disponible el recurso del chiste y la abnegada voluntad por ser picante en Twitter. Quizás así, algún día, nos olvidemos de llamar otra vez al Fondo o a la policía.

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