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Columnistas

Señoras y señores, con ustedes: el susto

Dolar

Por Jairo Straccia 

El salto de los dólares paralelos en las primeras semanas del 2022 hasta la línea de los 220 pesos, la brecha cambiaria en el 110% respecto del oficial y -sobre todo- la sensación de agua llegando al cuello que genera el goteo de las reservas internacionales le abre la puerta a él. 

Señoras y señores, con ustedes: el susto.

La idea de que se puede ir todo de mambo es lo único que en nuestro país logra que los que están a cargo dejen de hacerse los cancheros que se las saben todas, que abandonen los dogmatismos, o que salgan de su mundo de egos sin igual desde el que minimizan los meteoritos y eligen no mirar arriba

La tensión con la que cerraron el viernes pasado los mercados financieros anticipa que este lunes arranca otra semana de esas entretenidas, que -atención- podría terminar apurando las definiciones en una coalición de gobierno que te mete una asamblea horizontal pública antes de cada decisión, salvo cuando siente que las papas queman.

El país tiene que definir si entre el jueves y el martes próximos  usa otros US$ 1100 millones para pagarle al Fondo Monetario Internacional con el que viene negociando desde hace dos años. Algunos estiman que eso es más de la mitad de los dólares líquidos que le quedan en las arcas al Banco Central. Otros, que llegan a ser directamente dos tercios de ese volumen de verdes contantes y sonantes que no se informan oficialmente para no avivar al universo de apostadores de la City.

Hasta acá, ha habido un mix extraño de señales para tratar de entender cómo viene la mano. El Gobierno siempre actuó en modo poniendo-estaba-la-gansa cada vez que hubo que hacerlo. Al mismo tiempo, al no alcanzar un arreglo en los tiempos que se fue proponiendo llegó al límite de las posibilidades de quedarse sin los dólares para que la economía siga funcionando y para poder bancar la parada ante una corrida contra el peso.

Si las discusiones se alargan y va a haber atrasos más adelante, ¿tiene sentido quemar estos últimos verdes y perder poder de fuego?

El posteo de la vicepresidenta Cristina Kirchner en el que comparó el martes pasado que en 2021 se le pagó al FMI por 1,1% del PBI cuando para paliar la pandemia se destinó un 0,9% suma el dato de que hay alguien mirando las cuentas y preguntándose “qué estamos haciendo”, más allá de las chicanas contra el macrismo y el propio Fondo por su responsabilidad innegable en el origen del crédito. 

¿Tiene lógica usar las últimas chirolas del BCRA si esto se puede estirar más allá de los vencimientos grosos de marzo, que ya se sabe que no hay con qué pagarlos? Si las discusiones se alargan y va a haber atrasos más adelante, ¿tiene sentido quemar estos últimos verdes y perder poder de fuego? Pero, y si no se paga ahora así se guardan para estar mejor pertrechados en el mientras tanto, ¿se puede gatillar un mensaje de ruptura y de que estamos en el horno, que acelere el salto de los dólares paralelos y las expectativas de devaluación del oficial? Detrás del blue a casi $ 220 están estas preguntas. La portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti, no le respondió la pregunta a la agencia Bloomberg: dijo que con la negociación en marcha se definirá momento a momento.

Que vengan al pie. El ministro Guzmán tiene una estrategia muda: que el miedo a una crisis mayor haga girar al centro al FdT.

Un lío Mundial

En definitiva, un escenario u otro, agranda el susto, más con un contexto externo que le agrega cosquilleos al momento cornisa

El mundo se está poniendo hostil. China, motor del mundo y nuestro principal comprador de materias primas, terminó 2021 creciendo al 4%, la mitad del ritmo que traía, por lo que toma medidas para que no se frene más la actividad. Brasil hace dos trimestres que se expande cero y su Banco Central aplicó la mayor suba de tasas del planeta porque esperaban 3% de inflación y les dio 10.

Además, la sequía recorta ingresos por encima de lo que compensa el aumento del precio de la soja, que trepa a US$ 520. La proyección es que el superávit comercial de este año será la mitad que el del año pasado. De hecho pasamos de saldos positivos entre lo que exportamos y lo que importamos de US$ 1500 millones por mes en promedio a un cierre de diciembre en US$ 370 millones, el menor registro del año. 

En pleno ta-tan ta-tan con el FMI, está previsto un giro en la política económica internacional de esos que te pasan lejos pero te pegan cerca.

Y en marzo, en pleno ta-tan ta-tan con el FMI, está previsto un giro en la política económica internacional de esos que te pasan lejos pero te pegan cerca: la Reserva Federal, el banco central estadounidense, tiene previsto empezar también a subir las tasas para paliar también los aumentos de precios. Lo repetirá cada tres meses. Tasas más altas allá, son capitales saliendo de países como el nuestro que, por más controles de cambio que impongan, sienten el impacto. Las monedas se devalúan.

Si sumás sequía y cambio de condiciones externas, hay un olor a 2018 que -otra vez- asusta. Justo la combinación que aceleró la crisis por la que el presidente Mauricio Macri fue al Fondo, se repite -esperamos que con otra magnitud- en el momento de renegociar esa deuda. 

Parece joda pero al igual que entonces hay un Mundial de Fútbol este año y los argentinos pudientes otra vez son los que más entradas compran por fuera de los organizadores, ya sea porque están sentados en montañas de verdes de tanto dolarizarse en las crisis o porque -cuidado- con impuestos y todo les parece un tipo de cambio barato. Para algún estudio de economistas: como siempre caen en años pares, después de los impares de elecciones y dólar barato a la fuerza, hace un tiempo que asoma una correlación entre Copas del Mundo y devaluaciones. En 2014 también da bien. Decime que se siente.

Tres partes

Ojo, el susto fue siempre la esperanza última de Martín Guzmán, el ministro de Economía, para salirse con la suya en el Frente de Todos. ¿Será este el momento?

Se esconde en su fuero íntimo una estrategia muda: discutamos, que se noten todas las internas, desautorícenme en público todo lo que quieran y pongan en duda cualquier idea de plan que pueda esbozar porque les parece ortodoxa y pecho frío, total yo estoy tranquilo; cuando sientan que se pudre todo, van a venir al pie. Es, en un punto, la loca coincidencia del refinado académico de la Universidad de Columbia con el finado banquero Jorge Brito, creador del Macro, que decía que “el susto ordena”. 

A Cristina Kirchner, dueña de los votos desde el día uno, ¿le sirve abrazarse a un acuerdo con el Fondo?

Pero hay que ver. En el oficialismo, los accionistas viven en su Succession. A Cristina Kirchner, dueña de los votos desde el día uno, ¿le sirve abrazarse a un acuerdo con el Fondo que a lo sumo estabilizará la economía pero sin la magia que la haga ganar en 2023, si es que no te lleva directo a perder, en la recesión sin épica? ¿O mejor hacer poco y nada, y que se arregle Alberto Fernández que para eso lo pusieron, si total la derrota es casi segura el año que viene y mejor guardarse el capital político de la rebeldía junto a la memoria, si dura, de lo que fue hasta 2015? 

Cafiero Blinken
Orden político. Cafiero viajó a Washington y después la Argentina se alineó con Estados Unidos en la OEA.

Y en la oposición, mamita. ¿El susto los ordena o -al contrario- los ceba? Porque una parte de Juntos por el Cambio tiene miedo de que si todo vuela por el aire se los lleve puestos también, como se puede leer en los movimientos del radical Gerardo Morales o a veces también del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Pero otros no ocultan el cuanto peor mejor, como el propio Macri, con la idea de que una crisis ahora haga “el trabajo sucio” y deje la cancha lista para tomar las medidas que no se atrevieron en su gestión anterior. Qué hermoso todo.

Un paréntesis: es increíble cómo los economistas que la chocaron por presumir que eran los reyes de la confianza y las señales pro mercado y la lluvia de inversiones hoy vuelven con la soberbia del hilo de Twitter a pontificar por dónde debería ir la cosa. Uno los lee y ni se enteraron de que recién abandonaron los dogmas cuando, otra vez, el susto los volvió pragmáticos y les dio un baño de humildad y ubicación.

Es increíble cómo los economistas que la chocaron por presumir que eran los reyes de la confianza y las señales pro mercado y la lluvia de inversiones hoy vuelven con la soberbia del hilo de Twitter a pontificar por dónde debería ir la cosa.

Como sea, se está terminando enero y el Presidente le dice a todo el mundo que ni duden de que el acuerdo con el FMI está hecho. Es cierto que va a ir a Rusia en este lindo momento de tensión con Estados Unidos y Europa por Ucrania; también va a aterrizar luego en China, en unos Juegos Olímpicos de Invierno rechazados por la Casa Blanca; el sueño endeble de que la geopolítica le tire un centro, o una multipolaridad de consumo interno para contener a todos.

Pero el canciller Santiago Cafiero fue, se sentó con su par Anthony Blinken y aunque no hizo mucha alharaca, al día siguiente la Argentina estaba acompañando la agenda yankee nada menos que en la Organización de Estados Americanos contra Nicaragua. Quien quiera ver que vea: al Fondo no lo ordena tanto el susto de que acá explote todo y se lo pongan en su cuenta. La apuesta es que lo ordene la conducción política desde Washington.