A los 44 años, Pepe Sánchez volvió a jugar al basquet a pedido de su hijo

Con la sorpresiva reaparición de Pepe Sánchez con la dorsal «4» en el plantel, Bahía Basket volvió al triunfo en la Liga Argentina de básquetbol.

A los 44 años, y tras ocho temporadas sin competencia oficial, Pepe se dio el gusto de aportar su valiosa experiencia a un plantel diezmado por el coronavirus, pero que logró cortar una racha de tres caídas en fila.

Bahía Basket derrotó a Gimnasia y Esgrima La Plata por 91 a 87 en tiempo suplementario, tras igualar el regular en 77 y en partido que se jugó en el Dow Center. Los parciales fueron 21-18, 39-40 y 53-53, para un resultado que dejó al ganador con 3 triunfos y 3 derrotas en la Conferencia Sur.

La decisión de jugar

«Fue todo muy abrupto, por decirlo de alguna manera. Por la tarde me llamó Pipa (Gutiérrez, responsable del área de básquetbol de Bahía Basket), porque yo estaba en Monte, para ponerme al día y contarme que estábamos súper cortos, que otro chico se había lesionado. Éramos seis, todos juveniles, salvo Iván Catani. Después todos chicos de 16 y 17 años. Por eso era complicado poder competir», relató el jugador de la Generación Dorada. «Bajé a la playa para buscar señal de celular, porque en el barrio es muy mala y cuando subo para contar lo que estaba pasando como algo más, me dice mi hijo: “¡Jugá vos papá, jugá vos!”. Inmediatamente pensé: ‘es una locura, estoy en la playa’. Pero era una chance. Yo le había prometido a él jugar un partido de básquet, porque nunca me vio. Tiene 7 años y yo me retiré hace ocho. Él sabe que jugaba y que me dedico al básquet, pero nunca me vio«, explicó.

Yo le había prometido a mi hijo jugar un partido de básquet, porque nunca me vio. Tiene 7 años y yo me retiré hace ocho. Él sabe que jugaba y que me dedico al básquet, pero nunca me vio.

«Vicente se considera un artista, pinta, hace repostería, hace trucos de magia, arregla cosas, es decir que es un palo diferente al mío. Siempre le digo que lo admiro como artista. Le dije en más de una oportunidad que me gustaba la idea de que me viera jugar, para que sepa lo que yo hice. Así que bueno, llamé a Pipa, les dije que me inscriban, pidan los permisos y que hagan todo el papeleo. De repente, unas horas después, estaba en viaje a Bahía Blanca a jugar. Una locura hermosa y una locura que tiene principio y fin. Era jugar este partido para ayudar al equipo, a los chicos les había prometido jugar, que Laura (Cors, la entrenadora principal) me dirija era especial, simbólico», sostuvo.

Cómo se sintió al jugar

“Vicente me gritaba todo el tiempo: ‘Papá, papá’ y me saludaba. Es como que no entendía muy bien lo que pasaba, pero tenía una carita de orgulloso… Era como sentir que él pensaba: ‘¡Ese es mi papá!’. Yo todo el tiempo miraba a mi mujer y a mi hijo. Mi viejo y mi hermano lo vieron por streaming desde Monte. Para nosotros fue hermoso. Para nosotros fue muy especial. Porque fue muy difícil tener a Vicente, por eso llegó tanto tiempo después, pero llegó. No deja de ser parte de esta historia. Pensar que no era posible tenerlo y que haya sucedido, está muy relacionado con todo lo que pasó anoche”, relató después del partido.

Es complicado hacerlo después de tantos años, porque hay determinados movimientos que si no fluyen, te lesionás.

Los nervios venían de las dudas, de mi respuesta física. Me mantuve en forma, pero estuve más de siete años sin jugar. Los entrené a los chicos, es verdad, pero no jugaba. Cuando estalla la pandemia, me puse como objetivo volver a sentirme adentro de una cancha con cierta fluidez. Es complicado hacerlo después de tantos años, porque hay determinados movimientos que si no fluyen, te lesionás. Así que laburé con un profe (Pablo Moyano) y un kinesiólogo (Clemente), y Martín Luis (parte del staff técnico de Bahía Basket), me entrenaban. Estuvimos así tres meses. Esto fue hace más de un año. Yo lo que quería era poder sentirme bien en una cancha para poder entrenar a los chicos», expresó.

«Mi idea era poder generarles más presión en situaciones de juego, para hacerlo más real. Eso fueron meses de dolores de espalda, hasta que volví a tener sensaciones de jugador y con eso, obviamente me mantuve entrenando solo. Lo que hago es agarrar una pelota y me muevo, me divierto, con los giros, las rotaciones… Eso me mantuvo la espalda muy sana. Y hasta lo usé como terapia mental. Además, cada tanto me prendía a jugar con los chicos. Pero de ahí a jugar un partido… Bueno, por suerte creo que salió bien”, cerró.

Pepe Sánchez fue el primer argentino en debutar en la NBA, en 2000. Fue campeón de Europa con Panathinaikos. Jugó en Barcelona y en Real Madrid.