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Sociedad

El profesor punk: así la ve Guille Mármol, director de escuela y voz de Eterna Inocencia

punk

Por Carlos Fuentealba V.

Guillermo Mármol entra a la Farola de Quilmes un poco atrasado. ''Disculpa, pero llegaron unos apoderados y me tuve que quedar un rato'', se excusa mientras se arremanga la camisa rosa que, bien abotonada hasta el cuello, le da una impronta de formalidad. Pide a la mesera que le sirva una ensalada y un agua sin gas. Sus gestos son corteses y su voz calma.

Nada haría pensar que ese hombre, director del Colegio Alemán de Quilmes, es además la voz de una de las bandas más reconocidas del hardcore punk argentino: Eterna Inocencia. Y que hace justo un mes, llenó el estadio de Obras para reencontrarse con un público adulto que, en su mayoría, lo ha seguido desde la adolescencia.

Desde esa ambivalencia, la del educador punk, es que Guillermo observa la realidad y se hace cargo del tiempo que estamos transitando.

-Contanos cómo terminás este año con la banda

-Muy bien. Con la alegría de haber tocado en Obras, que es un lugar emblemático. En el imaginario circula como el templo del rock. Después de casi dos años sin tocar, fue una apuesta, estimando que íbamos a tener una convocatoria como la que tuvimos. Salió muy bien, tuvimos un respaldo que nos dejó con una idea y una perspectiva para 2022, en que vamos a estar lanzando nuestro nuevo disco No bien Abran las Flores. A partir de la semana que viene vamos a terminar de grabar para que, a más tardar en marzo, el disco esté disponible en todas las plataformas.

-¿Y en la escuela?

-Bien también, aunque ha sido un tiempo muy duro para todos. Para los alumnos, los profesores y las familias. Fueron dos años ineditos, que nos llevaron a revisarlo todo. Y en la escuela debimos replantear nuestra práctica docente, aprendimos a valorar la presencialidad, el aula, el potencial de la virtualidad, que sin duda fue un atisbo de solución.

Ahora bien, a mí me parece que en estos últimos meses no tendríamos que dejar de recordar qué fue lo que pasamos, lo que transitamos. Pasó que todos nos empezamos a exigir mucho y que en ese exigencia nos olvidamos de todo lo que pasamos. Los chicos también sufren eso. Están tratando de decodificar lo que ocurrió y buscan respuestas en los adultos, pero los adultos estamos muy acelerados.

Pasó que todos nos empezamos a exigir mucho y que en ese exigencia nos olvidamos de todo lo que pasamos. Los chicos también sufren eso. Están tratando de decodificar lo que ocurrió y buscan respuestas en los adultos, pero los adultos estamos muy acelerados.

En el último tiempo noté mucha exigencia, que no siempre está acompañada de contención. Y creo que hemos llegado a fin de ano con mucho cansancio. Ojalá que este receso nos permita recobrar fuerzas, porque esta historia no terminó y el final sigue abierto. Pero creo que en este momento de evaluaciones es importante considerar que ese cansancio es mucho mayor al de otros años.

-Y sin embargo el receso será más corto este año, las clases comienzan a fines de febrero y en 2022 habrá que acelerar para recuperar el inmenso bache educativo que significó la pandemia.

-Sí, claro, pero no es un buen momento para hablar de los esfuerzos que vienen. Ahora sólo estamos para ir todos a descansar. Yo creo que este receso de dias no va a alcanzar para el cansancio que tiene la gente. El hincapié tiene que estar en felicitar a los profesores y no permitir que baje la motivación. La únicas herramientas que tenemos para que nos acompañen son esas: que se sientan respaldados, queridos, apuntalados. Es momento para agradecer todo el esfuerzo realizado en este bienio.

-¿Cómo es dirigir una escuela con la fama de ser un músico punk?

-En líneas generales, creo que es beneficioso porque ven que uno tiene un tránsito por espacios por los que uno normalmente no transitan los directores. Eso les llama la atención a los alumnos y a las familias también. Me ha pasado encontrarme con familias completas que han venido a algunos conciertos de nosotros, porque los chicos les dicen a los padres y los padres quieren saber de qué va la cosa, entonces vienen a ver. Yo tengo claro que no es muy común. Pero no es que yo viva hablando de la banda, más bien todo lo contrario.

Me ha pasado encontrarme con familias completas que han venido a algunos conciertos de nosotros, porque los chicos les dicen a los padres y los padres quieren saber de qué va la cosa, entonces vienen a ver.

-Pero tampoco te puedes desdoblar y dejar de ser el Guille de Eterna Inocencia en la escuela

-No, claro que no. Los chicos saben que yo tengo mi banda. Quizás los que más se interesan son los que tienen inquietudes afines a las nuestras. Otros no lo registran o sus intereses pasan por otros lados. Eso mucho más ahora, que las propuestas musicales son otras y no tienen tanto que ver con el rock. Pero a muchos les resulta curioso. Hoy por hoy no sé cómo repercute porque no estoy en el aula y desde la dirección no tengo tanto contacto.

-¿Desde cuándo sos director?

-Desde hace cinco años. Soy profesor de historia de la UBA, un puaner más. Yo no tengo familia alemana, no soy ex alumno de la escuela y bueno… poco a poco se fueron dando oportunidades, concursos a los que me fui presentando. Primero arranqué como vicedirector. A partir de unos años arranqué con esto y estoy muy contento. Es una escuela muy conectada con la Alemania actual, muy preocupada por la cuestión medioambiental. Desde la parte educativa es muy interesante lo que se puede lograr desde allí.

-Algunos fanáticos de Eterna Inocencia han notado ese giro medioambiental en las letras de la banda también

-Es que es el tema de nuestro mundo hoy. Con los chicos en la escuela hicimos una canción que es parte del repertorio de la banda, una canción muy querida que se llama Cassiopeia. Es una canción que hicimos con alumnos durante un viaje a Puerto Madryn donde vimos y adoptamos una ballena. Le prometimos a esos chicos que a esa ballena la íbamos a llevar a lo más alto, e íbamos a difundir la necesidad del cuidado del ecosistema y las especies que están al borde de la extinción. Prometimos que la íbamos a hacer lo más conocida posible. Los chicos me ayudaron, hicieron una letra y ahora a 10 años después van a conciertos y la cantan.

-¿Qué es lo más punk que has hecho en el colegio?

-Yo en la escuela he tocado con mis alumnos. Alguna vez en los actos lo hicimos y anduvo todo bien. Cuando ejercía como docente era mucho de traer bandas de rock al aula y conectarlas con procesos históricos. Eso a los chicos los sorprende mucho. Recuerdo haber estado viendo las guerras civiles del Siglo XIX y ponerles una canción de Avernal, que es una banda de Death, un metal re pesado, en la que se habla del fusilamiento de Manuel Dorrego, un referente federal. Con los parlantes a mango y los gruñidos del cantante, viste, todo bien gutural. Ver esas caras de los pibes es impagable. Los que son más punks se ríen y comentan, pero los que nunca escucharon una banda así abren los ojos como platos, no lo pueden creer.

Recuerdo haber estado viendo las guerras civiles del Siglo XIX y ponerles una canción de Avernal, que es una banda de Death, un metal re pesado, en la que se habla del fusilamiento de Manuel Dorrego, un referente federal. Con los parlantes a mango y los gruñidos del cantante, viste, todo bien gutural. Ver esas caras de los pibes es impagable.

Después, creo que el rock y el punk son más bien es algo que va en la actitud, en lo cotidiano.

-Entonces tranquilizamos a los apoderados y les decimos que no estás haciendo pogos en la sala

-No, quédense tranquilos, por ahora no.

Vos te reís, pero este colegio, como muchos otros, es una sociedad, no tiene dueños. Funciona como un club. Y hubo varios integrantes del organismo de gobierno de la escuela a los que los invité para que vinieran a un concierto a que vieran cómo era la cosa. Y vinieron, fue muy divertido.

-Qué te dijeron

-Estaban sorprendidos, pero contentos. Les gustó.

-Ustedes suenan mucho en países del como Uruguay y Chile también. De hecho, han ido en incontables ocasiones y tienen un público muy cautivo. Incluso tocaron en la Casa Central de la Universidad de Chile, frente a la rectoría, que es casi como tocar en el hall de derecho de la UBA, un lugar muy solemne y académico que contrasta bastante con la estridencia de las guitarras y la fuerza del pogo.

-Eso fue en 2011. Era el movimiento estudiantil de Chile y la casa central estaba tomada. La federación la dirigía Gabriel Boric, pero no fue él quien nos invitó. Nos invitaron unos estudiantes que vinieron al concierto y se quedaron conversando después sobre el estado de la movilización. Decidimos entonces crear una acción relámpago en apoyo a la huelga estudiantil. Al otro día fuimos y vivimos un momento muy importante, porque de alguna manera ese era el semillero de todo lo que ocurrió ocho años después. Lo del 2011 fue la gran enseñanza del potencial que tenía ese movimiento estudiantil. Nos trajimos un gran recuerdo porque nos sentimos protagonistas de un proceso. Y por un breve momento, lo fuimos. Llegamos en un momento fundamental, en el que la gente necesitaba un poco de ganas, una inyección de ánimo, porque no fue al principio de la lucha, fue más bien cuando estaba todo amesetado. La gente se portó re bien y se revitalizó el fondo de huelga. La verdad que fue una experiencia súper positiva.

-Y es una muestra casi explícita de reunión de tus dos mundos: el punk a mango en medio de la academia.

- Es que los mundos se terminan tocando siempre. Uno anda circulando por esos lugares. Entonces a veces es como una espiral y termina todo en el centro. Eso siempre es así, tiene que ver con que estamos siempre trabajando en los mismos temas. Un amigo me mostró una muestra de rock en los ochenta, que ahora van a hacer la de los noventa, donde calculo que podemos entrar. Tiene que ver con estar trabajando todo el tiempo la masa, si trabajas la mesa fermenta y sigue produciendo. Parece que todo el tiempo las cosas te llevan y te conectan.

-Cuando busqué tu contacto para llamarte entré a la página de la escuela y me encontré con que los había visitado el Embajador de Alemania, Ulrich Sante, que por esos días tuvo un pequeño entrevero con Axel Kicillof ¿En qué anda el embajador?

-Sí, lo de Kicillof fue el mismo día que vino a la escuela. Visitó también la cervecería Quilmes que es una institución hermana porque la escuela nace en Quilmes por la cervecería, son trabajadores alemanes que querían mantener la cultura y la lengua alemana. Pasó por aquí y por el organismo de gobierno municipal. Está tratando de articular una agenda de trabajo entre las escuelas y los emprendimientos locales, las empresas. Me entusiasmó mucho porque tiene una visión muy comprometida con el futuro, lo vimos involucrarse. Y además es artista plástico

-Ah, claro, entre el diplomático artista y el director punk se entienden

-(Se ríe) él trabaja con maderas y metales. Es súper interesante su concepción del trabajo. Vamos a ver cómo sigue esta vinculación, porque hace más de 20 años que no pasaba una figura de esa relevancia por el colegio. Yo me quedo contento porque le interesó mucho el trabajo que venimos haciendo y creo que su línea de trabajo interpreta mucho lo que tratamos de transmitir. Nos pidió dejar de pensar en los 'ismos' y ponernos manos a la obra.

-Es un poco lo que hicieron ustedes en Eterna Inocencia- salvando las distancias- con su forma de trabajo autogestionada

-Sí, ese fue todo un movimiento del cual nosotros aprendimos, que tenía que ver con fabricar nuestros propios discos, remeras, gestionar nuestras propia producción, difusión. Y esto va mucho más allá del punk. Lo más potente es darte cuenta de que puedes hacer las cosas sin necesidad de transitar por espacios que te condicionen. Puedes trazar tu propio rumbo, siempre y cuando tengas claro los objetivos que te proponés. Eterna Inocencia nunca se planteó la masividad ni ser un proyecto que fuera nuestra única preocupación, ni nuestro sustento. Siempre se planteó como un espacio para divertirse y para difundir propuestas. Con esos objetivos en claro, venimos trabajando así desde hace 25 años. Y creo que nos ha ido muy bien.