Ayer se produjeron 93 mil nuevos contagios en el Reino Unido, lo que significó el registro más alto que se haya presentado en ese país desde que comenzó la pandemia.

El pico de contagios en ese país se había producido el 8 de enero de este año, cuando los contagios llegaron a 68 mil.

Con el gobierno en sus mínimos de popularidad, Boris Johnson no quiso pagar el costo político de promulgar un nuevo confinamiento y la población decidió por sí misma confinarse. Por ello, las calles de las principales urbes inglesas se ven semivacías, tal como sucedió en 2020.

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Esto, sin embargo, no significa que sea el momento más grave de la pandemia. En ello incide de manera importante la campaña de vacunación, que en Reino Unido ya alcanzó de manera completa a casi al 70% de la población. Gracias a esto, la mortalidad es mucho más baja que en el anterior pico: el 20 de enero- doce días después del mayor nivel de contagio- las muertes llegaron al récord de 1820.
Por estos días podría aumentar la mortalidad, conforme al comportamiento de este índice en relación a los contagios, pero los niveles de decesos registrados están al menos 10 veces por debajo de lo visto antes de la vacunación. Ayer mismo, por ejemplo, se produjeron 113 muertes, que aunque lamentables, no se comparan a los casi 2 mil decesos diarios que se registraron en enero.

Esto quiere decir que en las sociedades con altos niveles de vacunación, el virus puede mutar y seguir contagiando, incluso a muchas más personas, pero gracias a la inmunización tiene un impacto mucho menor del que tenía hasta el año pasado.