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Columnistas

Boxeo feminista para noquear al patriarcado

Melissa Crescini

Por Feminacida

Hace tres años, cuando sacó la licencia profesional, a Melissa Crescini le dijeron que las mujeres estaban para quedarse en la cocina, y no para boxear. La impotencia se transformó en acción y, con la militancia como faro, creó BoxeArte: noqueá al patriarcado, un proyecto de escuela de boxeo para mujeres y disidencias.

Con la premisa de llevar las consignas y los valores de los feminismos al ring, decidió englobar en el nombre que eligió todas sus pasiones: el boxeo, el arte y el activismo. “Doy clases hace un montón, antes de relacionarlo con el feminismo. Pero como hay femicidios y acoso callejero todos los días no nos viene mal aprender a defendernos. Quiero empoderar a las mujeres y disidencias y que sea una herramienta”, cuenta en diálogo con Diario Con Vos.

En sus redes sociales, los videos de sus entrenamientos se mezclan con flyers de pedidos de justicia, convocatorias a movilizaciones y otras consignas. Pero su militancia no sólo está presente en lo que se ve de manera virtual. Melissa pensó ese espacio como un lugar donde las mujeres puedan hablar de todo y sientan una compañera cerca. Además, en algunas oportunidades especiales relacionadas a su activismo dio clases a la gorra o gratuitas, como en grupos para brindar herramientas de autocuidado a mujeres en situación de violencia de género.

Guardia, esquivar, caminar, pegar. Melissa enseña todas las técnicas del boxeo de manera recreativa y también da clases específicas de autodefensa. Encontrar un lugar que escapara a los prejuicios machistas y donde no hubiera comentarios misóginos requería de un proyecto exclusivo para mujeres e identidades feminizadas. Esa es la razón por la que muchas de sus alumnas la contactan: para sentirse cómodas y seguras a la hora de practicar este deporte.

Yamila practica boxeo hace seis meses y llegó a BoxeArte por Instagram. Hace tiempo quería indagar en ese deporte, pero no encontraba un espacio en el que se sintiera cómoda. “Melissa proponía técnicas de autodefensa y hablaba de noquear al patriarcado, que a mí me interesaba. En otros lugares, como eran todos varones, no me hallaba. Hablé con ella, me comentó que podía venir con una compañera en un 2x1 y eso me gustó, porque me podía vincular con otra compañera feminista, que es lo que estoy haciendo ahora”, cuenta.

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Como ella, Azul, otra de las alumnas de BoxeArte, llegó a las clases en la búsqueda de sentirse protegida. “En las clases típicas están todos chabones y es un poco incómodo. Además, me parece que está bueno que el boxeo se cierre con el tema de la autodefensa de las mujeres, que esté presente esa mirada”, agrega a Diario Con Vos.

Que ese objetivo se haya cumplido no es casualidad. Crescini señala: “Mis alumnas me cuentan de todo. Esa es mi militancia y me gustaría que todas sepamos defendernos ante una situación de abuso o de acoso que no deseamos y que lamentablemente padecemos todos los días”.

Knock out al machismo

La conquista de espacios históricamente vedados son cada vez más terreno ganado por los feminismos, y el deporte es un gran ejemplo de eso. La pelea por profesionalizar el fútbol femenino y su televisación lo demuestra: el empuje de muchísimas mujeres y referentes por hacer valer sus derechos en ese ámbito logró que se convierta en una demanda colectiva y cambió las reglas.

Pero con el boxeo es aún más complejo. A tono con los estereotipos de género más enquistados en la sociedad, a muches les cuesta entender que ese deporte no es cosa de hombres. Asociado a figuras masculinas, a la dureza y a la idea de macho, aparece alejado de las identidades feminizadas. Sin embargo, como tantas otras cosas, también se convirtió en una reivindicación feminista.

Cuando empecé a competir hace 12 años no había mujeres, así que todo esto creció muchísimo: hay más pibas, son cada vez mejores, pero el machismo sigue hiper instalado. Como en todo, nos falta mucho. Las mujeres ganamos menos que los varones, ponemos el mismo cuerpo, hasta a veces quizás tenemos mejor técnica, nos entrenamos más, y no nos pagan nada”, afirma Crescini.

Asociado a figuras masculinas, a la dureza y a la idea de macho, el deporte aparece alejado de las identidades feminizadas.

El reconocimiento por el que luchan las boxeadoras no implica solo “aceptar” que las mujeres lo practiquen sino también asegurar que lo hagan en las mismas condiciones que los hombres: que puedan entrenarse en lugares seguros y de calidad, que sean remuneradas si lo eligen como profesión y que tengan la visibilidad que se le da al boxeo masculino.

Hasta que eso suceda, las redes e iniciativas autogestivas hacen su parte. Desde BoxeArte dieron clases en espacios de militancia como las movilizaciones por el derecho al aborto legal en el Congreso Nacional y los Encuentros Plurinacionales de Mujeres. Quienes llegan a tomar las clases, por otro lado, se acercan con la convicción de apoyar estos proyectos, empoderarse y ocupar ambientes como el deporte.

La lucha de Melissa va más allá de los feminismos y abarca también una pelea popular que quiere dar a futuro. “Me parece re importante para todes tener un deporte del cual aferrarse, que te quita de las drogas. Mi sueño es tener un gimnasio enorme y sacar a los pibes del paco. Por eso también lo quiero instalar en las villas: esa es mi gran meta”, concluye.

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