La eutanasia pasó a ser legal en Nueva Zelanda este domingo, un año después de que casi un 65% de los electores votara en referéndum a favor de legalizarla.
Aunque no está claro todavía cuántas personas buscarán aprovechar la medida, el Ministerio de Sanidad neozelandés estima que unas 950 podrían solicitar la muerte asistida cada año, de las cuales serían atendidas unas 350, según recoge el medio neozelandés Stuff.
Para acceder a la muerte asistida, dos médicos deben determinar que el paciente está debidamente informado. Además, solo personas con enfermedades terminales a las que les queden menos de seis meses de vida podrán pedirla, siempre y cuando experimenten un nivel insoportable de sufrimiento que no pueda ser aliviado.
Según la líder adjunta del partido ACT -grupo que impulsó la aprobación de la ley en el Parlamento neozelandés-, Brooke van Velden, la medida implica que el país "dará ahora a aquellos que enfrentan un sufrimiento terrible, compasión y opciones al final de su vida".
El país dará ahora a aquellos que enfrentan un sufrimiento terrible, compasión y opciones al final de su vida", Brooke van Velden, líder del partido ACT.
Unos 6.000 trabajadores sanitarios completaron el módulo de entrenamiento y 129 doctores y enfermeros accedieron al entrenamiento para aplicar la eutanasia, recoge Stuff.
De los sanitarios dispuestos a ofrecer la muerte asistida, un 64% se encuentra en la Isla Norte, mientras que un 34% está en la Isla Sur. El Ministerio de Sanidad ya avisó que es posible que no todas las zonas del país tengan acceso a un sanitario que pueda aplicar la eutanasia, si bien cualquier desplazamiento de profesionales médicos por este motivo será financiado por las autoridades.
A pesar del apoyo mayoritario a la medida, su financiación completa ha hecho que se compare con el acceso a los cuidados paliativos, que según denunciaron algunos trabajadores sanitarios no están dotados de suficientes recursos.
El país gobernado por la laborista Jacinda Ardern es el primero en aprobar una medida de este tipo a través de un plebiscito, celebrado en octubre del año pasado, en el que además fue rechazada la legalización de la marihuana.
En abril pasado, Chile dio un paso significativo hacia la despenalización de la eutanasia después de que fuera aprobada en la Cámara de Diputados. Si la ley es aprobada en el Senado, se convertiría en el octavo país del mundo en dar luz verde a la muerte asistida, y el segundo de Latinoamérica, después de Colombia, donde es legal desde 1997 por decisión del Tribunal Constitucional, aunque el primer procedimiento no se autorizó hasta 2015.
La eutanasia también se legalizó en España, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Canadá.