Jueves, 28 de Marzo de 2024 Cielo claro 22.8 °C cielo claro
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Cielo claro 22.8 °C cielo claro
 
Dólar BNA: $902
Dólar Blue: $1010
Columnistas

Todo lo que se necesitan son milagros

Por Jairo Straccia

Pocos se percataron de que este jueves, cuando estaba por entrar el ministro de Hacienda de la provincia de Buenos Aires, Pablo López, a un acto del municipio de San Martín, estaba sonando el éxito de los 80 “All I need is a miracle”.

La canción de Mike and The Mechanics tal vez sintetizaba sin querer el momento político y económico que atraviesa el oficialismo, lanzado a conseguir un milagro para dar vuelta las elecciones legislativas, mientras necesita otro para evitar una espiralización de la crisis con la inflación en 50% y el dólar paralelo en $ 200 que amenazan con hacer volar la recuperación post pandemia.

En el Complejo Plaza frente al edificio municipal se presentaron los datos del Observatorio Socioeconómico del distrito, una encuesta entre las empresas locales, que refleja el delgado hilo que une todos los debates del rumbo político y las negociaciones externas con la producción y la calle.

Según los resultados, la mayoría de las firmas consultadas están vendiendo más que hace un año, pero los pasillos reflejaban otra preocupación: el intendente del Frente de Todos, Fernando Moreira, y sus colaboradores, no paran de recibir pedidos de pequeños y medianos empresarios para que los ayuden a destrabar importaciones de máquinas para dar respuesta a un incremento de la demanda.

Una diapositiva del mismo trabajo le daba contexto al problema: el 80% de las empresas de San Martín, en una buena proporción metalúrgicas, no exporta, pero casi el 50% tiene alta exposición a los insumos del exterior. Más resumen del problema argentino no se consigue, en un momento donde la escasez de divisas marca cada paso de la gestión, desde la búsqueda de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional hasta la creación de cuentas bimonetarias para que los turistas traigan sus verdes al mercado legal, mientras el Banco Central hace malabarismos: el viernes perdió casi US$ 300 millones de reservas.

De Biden a Vallejos

Con ese panorama de fondo, el presidente Alberto Fernández camina Roma y más tarde irá a Glasgow en otra gira donde se mostrará con la cúpula del FMI. Todavía persisten las dudas respecto de si el endurecimiento del discurso con el organismo multilateral es parte de una estrategia que terminará con un acuerdo rápido después de votar, o si en cambio es el anticipo que se va a pudrir todo porque tanto ellos como el Gobierno quedaron obligados a endurecer posiciones por las presiones internas que tienen tanto Kristalina Georgieva como el Presidente y el ministro de Economía, Martín Guzmán.

El tamaño de la sonrisa del canciller Santiago Cafiero detrás del saludo fotografiado entre Fernández y el presidente estadounidense Joe Biden indica que la Casa Rosada consiguió bastante de lo que fue a buscar en la primera escala de la gira, durante la reunión del G20 en la capital italiana.

¿Es la imagen del apoyo de Estados Unidos al país dentro del organismo al que hay que pagarle en tiempo récord la deuda que tomó el gobierno de Mauricio Macri? Nadie se anima a confirmarlo, porque la agenda bilateral con la Casa Blanca incluye desde el interés chino por la tecnología 5G o la Hidrovía hasta los posicionamientos sobre distintos gobiernos en América latina frente a los que la Argentina quiebra más la cintura que Shakira.

Con la prolijidad que caracteriza a la administración, casi en simultáneo al meeting Biden-Fernández, el nuevo hombre fuerte de la gestión económica, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, estaba protagonizando otra foto el viernes, pero con la economista Fernanda Vallejos, en las afueras del Congreso.

Imagen
Espalda con espalda. La diputada Vallejos le respondió al futuro embajador estadounidense y se reunió con el secretario Feletti.

Justo la diputada venía de contestarle al futuro embajador yankee en el país, Marc Stanley, por sus dichos respecto de la necesidad de que el país tenga un programa económico. Lo había hecho con palabras de Juan Domingo Perón cuando se cruzaba con el histórico diplomático de aquél país, Spruille Braden: ”No nos interesa el prestigio con el que a veces recubren en el norte a los que traicionan a su pueblo. No nos conmueven esos falsos reconocimientos. El único reconocimiento que vale para un dirigente popular es el de su pueblo. Por eso, como decía Néstor, lo único a lo que le tenemos miedo es a la entrega”.

De Brancatelli a The Economist

En el oficialismo, la armonía es una leche que escasea y no sólo por el congelamiento de precios, que -a propósito- se está transformando cada vez más en un papelón. Feletti asegura que ya se registra una baja de precios de hasta 7,6% en la lista que distribuyó, pero imaginate que lo critican desde inesperados supermercadistas militantes hasta la prensa económica internacional.

El periodista Diego Brancatelli explicó por TV que hay mercadería que directamente no puede comprar para su negocio “Don Ahorro” porque las fábricas ya le venden con valores superiores a los precios máximos. “Por eso estoy desabastecido”, dijo, confirmando el vaticinio que habían hecho desde la Cámara de Comercio hasta el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

De manera mucho más esperable, en The Economist lo cruzaron con la frase de Einstein de que haciendo siempre lo mismo no se pueden esperar resultados distintos. Para la chicana, hay que decir que lo escribió el columnista Michael Reid con su seudónimo Bello, el mismo cráneo de las tapas con el Cristo Redentor despegando cuando se hablaba del éxito económico de Brasil que luego derivaron en otras portadas con el mismo Cristo Redentor en picada.

“Espalda con espalda, con la comida del pueblo no se jode”, rubricó a todo esto su foto en Twitter con Feletti la legisladora Vallejos, que se prepara para salir del Parlamento en diciembre. Es la misma dirigente que en audios filtrados había llamado “okupa” y “mequetrefe” al jefe de Estado, además de pegarle por todos lados a la política económica y maltratar a Guzmán, en una línea argumental muy similar a la que luego expresara, sin insultos, la vicepresidenta Cristina Fernández en su carta magna tras la derrota. Al no renovar su banca, ¿Vallejos se irá a su casa? ¿O puede terminar en un puesto en el Poder Ejecutivo aunque haya dicho lo que haya dicho?

El juego de la polenta

Como sea, son temas muy menores ante la tensión social latente, una expresión que suena a humo hasta que ves lo que pasó el jueves pasado en el Ministerio de Desarrollo Social.

No sólo se trató de un reclamo urgente al nivel de que los manifestantes del Movimiento Teresa Rodríguez pedían que no les den tanta polenta en los bolsones de comida. También se cruzaron límites de violencia que los conocedores de la política asistencial no ven habitualmente.

Militantes forzaron la entrada a oficinas de la cartera que hoy encabeza Juanchi Zabaleta y antes de terminar detenidos boca abajo en el mismísimo hall en medio de comida esparcida en el lugar, agredieron a golpes a empleados administrativos, que terminaron con fisuras y hasta un pinzamiento cervical. Luego la Policía intervino en las calles con balas de goma y corridas y piedrazos, en un hecho con una cobertura mucho más suave de lo que fue. Guarda.

Continúan detenidos los manifestantes que irrumpieron en Desarrollo Social - El Chubut
Polenta. Militantes detenidos tras ingresar y agredir empleados en el Ministerio de Desarrollo Social.

Las disculpas de Grabois

Es un contexto delicado en el que los dirigentes sociales también juegan. Esta semana le pregunté en la radio a Juan Grabois, aliado del Gobierno, si no le hacía ruido la fortuna de la familia Kirchner. “A mí me hace ruido, a la base no”, explicó, antes de abundar en que “la regeneración de la política implica necesariamente un voto de simplicidad de vida” y asegurar que si Néstor y Cristina le heredan a Máximo 27 propiedades y dólares es porque se comportan según “los usos y costumbres de la burguesía argentina”.

Pero algo pasó luego. Es cierto, los portales construyeron la frase entera y se la atribuyeron. “Me hace ruido la fortuna de los Kirchner”, fue un titular que se repitió en mil portales durante todo el día, ante la desesperación del líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Al final, el propio Grabois escribió una columna en El DiarioAr titulada “Ruido” en la que le pedía disculpas a Cristina y a Máximo, señalaba que el sistema mediático “siempre te caga” y -esto es lo más intrigante- subrayaba que su respuesta había sido “torpe e imprudente”.

¿Por qué lo hizo? ¿Se sintió funcional a los enemigos de los líderes del Frente de Todos que -como dice- son los que más lo representan? ¿Por qué no puede pertenecer al espacio pero al mismo tiempo reclamarle a Cristina y Máximo que así como condenan la especulación financiera cada vez que hablan no inviertan su patrimonio sólo en lotes, departamentos para alquilar, hoteles y moneda extranjera, y exigirles que -en cuanto la Justicia se los permita- los inviertan en acciones de YPF o algún instrumento que lo ligue a la producción? ¿Por qué no puede pedirles que alguno de sus lotes se apliquen a viviendas sociales o a la agroecología? ¿Cuál es el problema de apoyar y plantar una posición disruptiva?

Para colmo, no bien Grabois terminó de disculparse por haber dicho que ese patrimonio ostentoso de la familia de la jefa lo perturbaba, se conoció que la Anses dejó llamativamente de apelar la sentencia en favor de la vicepresidenta para que cobre al mismo tiempo su jubilación como ex presidenta y la pensión por su ex marido fallecido, en una incompatibilidad clara establecida por la ley 24018, una situación que el Defensor de la Tercera Edad considera “no sólo ilegal, sino inmoral”.

Que no pare el ruido, Juan.