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Cultura & Espectáculos

Washington Cucurto: "No me sirve una Eva Perón limpia, pura y transparente. Yo la quiero latinoamericana"

Washington Cucurto

Carlos Fuentealba V.

La oferta porteña de la Noche de los Museos tiene en esta edición a un particular invitado, bastante alejado del cánon artístico que predomina en el resto de las salas. Se trata de Santiago Vega, más conocido como Washington Cucurto, quien esta primavera debutó en público como pintor con la muestra Todo es Ficción montada en el Museo de Arte Moderno.

Con una veintena de cuadros que van desde una vendedora de paltas de la calle Corrientes hasta la misma Eva Perón en versión afro, el poeta y narrador de Quilmes dio continuidad visual al imaginario popular, vitalista y anti-melancólico de su obra literaria.

Para conocer esta inédita faceta de uno de los escritores más graciosos y polémicos, fuimos hasta su taller en el barrio de Once, donde lo encontramos terminando un cuadro sobre un ciclista delivery amenazado por la muerte.

-¿Cuándo comenzaste a pintar?

-Hace muy poco. Desde que conocí a Alberto Sendrós, hace relativamente dos años. Antes tenía trabajos, pero todo muy relajado y amateur. Mi atención estaba en escribir. Porque a eso me dediqué toda mi vida. Nunca tuve ningún tipo de relación con la pintura hasta ahora. Sendrós vio algunas obras que tenía y me compró un par a un precio más alto de lo que yo las vendía. Eso me ayudó bastante porque estaba sin trabajo. Me dijo que si necesitaba su galería la podía usar y entonces me puse a pintar.

Washington Cucurto

-¿Y de ahí al museo?

-Y sí. Lo del museo pasó hace muy poco. Hice una exposición en la galería de Sendrós a la que fue la directora del museo, Victoria Noorthoorn, a quien le gustó mi trabajo. Después vino acá a mi taller y quiso hacer algo en el museo. Fotografió todo, escogió obras y escribió ella misma las reseñas.

-En el museo dice que tus pinturas "nacen de una mezcla desprejuiciada de la vida callejera, la prensa, la música, el arte popular de los países americanos, cada vez más influenciados por las migraciones recíprocas" ¿Te identifica esta descripción de tu obra?

-Sí. Qué se yo. El procedimiento que hago es el mismo que en la escritura. Está todo muy relacionado con la literatura. Los temas que desarrollo, son todas cosas literarias. Cuadros que cuentan historias, situaciones que se encuentran en mis libros. Son grotescos, caóticos y con mezclas y mixturas que son muy propios de la literatura. Incluso el mismo papel, la gráfica incorporada.

-Como la serie de vendedores del barrio Once que tienes

-Son personajes del barrio que siempre me llamaron la atención. Cuando era joven andaba mucho por acá, siempre escribía sobre personajes del barrio. Me acuerdo que durante la pandemia, estábamos todos puertas adentro, pero en Corrientes o Rivadavia los migrantes seguían vendiendo. Pensaba en la necesidad que tiene toda esta gente. También los pinté  inspirado un poco en las pinturas de Rómulo Macho, un pintor argentino, que sacaba fotos en Nueva York y luego pintaba escenas de la ciudad. Como yo siempre andaba caminando por acá pensé en hacer lo mismo.

-Y también pintas a escritores. En la muestra tienes a James Baldwin por ejemplo

Sí, es que soy muy admirador de James Baldwin porque es un capo. Sus novelas están buenísimas. Siempre pinto a algunos escritores o temáticas literarias. Acá a la vista tengo (va señalando cuadros) a Nicolás Rosa, Reinaldo Arenas, Frantz Fanon, a Virgilio Piñera. En la exposición hay otro que se llama Susan Sontag no me da bola.

Washington Cucurto
El taller donde pinta Washington Cucurto.

-Pero ahora, después de casi 30 años escribiendo, la crítica literaria sí te da bola ¿O no?

-Siempre me sentí medio raro. No soy un escritor convencional, a lo que está acostumbrado el medio. Siempre he sido medio problemático, con el sentido el humor y cierta popularidad de los temas a las que los críticos no están acostumbrados. Mis procedimientos parecen un poco bruscos para mucha gente. Ahora está todo más abierto y permitido, pero antes era raro que un proletario escribiera. Las letras estaban en poder de las personas cultas, de clase media, universitarias y blancas. Un repositor de supermercado no.

Mis procedimientos parecen un poco bruscos para mucha gente. Ahora está todo más abierto y permitido, pero antes era raro que un proletario escribiera. Las letras estaban en poder de las personas cultas, de clase media, universitarias y blancas".

-¿Y en el mundo de la pintura esto también te ocurrió?

-Es que no conozco mucho al mundo de la pintura. No conozco casi a pintores. Y no sé muy bien cómo reciben la obra. Me imagino que gusta. Además yo entro a este mundo desde la literatura. Si tuviera veinte años e hiciera esto no sé cómo me recibirían. Pero bueno, tengo 50 y soy un escritor conocido... eso ayuda. Además todo lo que pinto viene de la literatura, entonces no es la misma operación.

-¿Y tienes pensado volver a escribir o te quedas por acá?

-Me encantaría volver a la literatura, pero ya no sé si lo podré hacer. Me alejo cada vez más. Después no te podés sentar a leer o a escribir. Aparte ahora si me siento, me pongo a hacer bocetos, pienso en lo que voy a pintar. Tengo un par de cosas inéditas que me gustaría publicar, pero ya sacar otra cosa no creo. Tendría que estar muy organizado y ya sería medio loco, porque paso muchas horas acá en el taller. No tendría tiempo para mi familia.

-¿Cómo te ha tratado la crítica de arte?

-He recibido muchos buenos comentarios, eso me ha gustado. Hay una revista que me criticó. Se llama Love art not people o algo así. Me criticaron de manera bastante agresiva, me trataron mal. Pero bueno, porque no me conocen, tampoco me comprenden mucho. Yo estoy muy curtido con la crítica, porque toda mi vida la he recibido. Siempre es más desde un lugar prejuicioso y me critican como personaje, pero no me conocen. Tal vez es un proceso sofisticado el que hago. Por ejemplo, este cuadro es Leonidas Lamborghini, pero si no cazás el universo de Lamborghini es difícil cachar la operación que plantea con la estatua de la libertad.

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-Leí una nota de un portal en la que trataban de levantar polémica porque pintaste a Evita negra

-Tengo una serie de Evitas negras, todas pintadas de manera media cómica, con material barato, fotocopias y papeles pegados. Cosas que encuentro en mi casa o por ahí que me sirven. Siempre pienso que a los personajes importantes -San Martín, Eva Perón, el Che Guevara o Pablo Neruda- los que hicieron mucho por los pueblos de nuestros países y dejaron algo, a ellos siempre es bueno reinterpretarlos y traerlos al presente, a nuestras vidas. A mí no me sirve San Martín cruzando los Andes. Si yo traigo a San Martín lo traigo al Once. No me sirve una Eva Perón limpia, pura y transparente. Prefiero que sea latinoamericana, callejera y terrenal. Por eso la pinto negra y rodeada de colores, de vida.

Siempre pienso que a los personajes importantes -San Martín, Eva Perón, el Che Guevara o Pablo Neruda- los que hicieron mucho por los pueblos de nuestros países y dejaron algo, a ellos siempre es bueno reinterpretarlos y traerlos al presente, a nuestras vidas. A mí no me sirve San Martín cruzando los Andes. Si yo traigo a San Martín lo traigo al Once".

-Como lo hizo Néstor Perlongher en su narrativa

-Claro, mis pinturas están inspiradas en la Evita de Perlongher. A eso me refiero con que hago una pintura literaria. Y también a que pinto como empecé a escribir. Como alguien que no sabe pintar y pinta. Hay que inventarse las formas para hacer algo. Acá estoy inventado mi procedimiento. Cada persona tiene su manera de hacer las cosas. Eso es lo que deberíamos enseñar a los niños en la escuela. Hacerlos hacer: encontrar su propia manera. Pasarle una guitarra y que lo haga como despierte su curiosidad. No importa si está bien o está mal, pero que esa va a ser su manera. Si no nadie podría pintar, nadie podría escribir ni hacer nada porque eso quedaría para los genios. Las cosas hay que hacerlas como los niños, sin pensarlas tanto. Si no, no hacés nada.

Washington Cucurto

 

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