Esta es la tierra de la "Pachamama", o madre tierra. Por ella se paseó el Imperio Inca, ese mismo camino fue recorrido por los conquistadores desde el Alto Perú y más tarde por los ejércitos realistas. Hoy Tilcara es recorrida por una nueva especie de conquistadores: los turistas.
El tiempo es relativo. Pero no porque lo haya demostrado un genio como Einstein, sino que es lo que se siente al posar los pies en las alturas jujeñas. Por un momento nos sentimos atrapados en el túnel del tiempo y nos encontramos viviendo en dos momentos históricos diferentes, nuestro rápido y moderno presente y el lento pasado del quebradeño.
Tilcara, una de las localidades que atravesamos en la ruta que sigue la falla geológica que conforma la Quebrada de Humahuaca, se encuentra a 2.461 metros sobre el nivel del mar. Allí empieza a cambiar nuestra sensación del tiempo y el espacio. La falta de acostumbramiento a la altura y la consiguiente falta de oxígeno nos obliga a ir más despacio, y sin embargo nos parece mentira ver cómo los habitantes locales, cubiertos de ropa de lana en toda época del año, nos pasan como si estuviéramos parados. Sus distancias se miden en la capacidad de caminar por muchas horas, en medio de unos cerros casi desérticos pero que tienen la magia de unos colores únicos.
Nos parece mentira ver cómo los habitantes locales, cubiertos de ropa de lana en toda época del año, nos pasan como si estuviéramos parados.
Las calles del pueblo son tranquilas. Sus construcciones no saben de los edificios en alturas, ni del acero o el hormigón, sus comercios no saben de shopping centers, sus artistas saben lo que es el arte sin capacidad de uso, y como consecuencia de eso se mantienen casi incontaminados por la moderna vida de las ciudades, hasta de la cercana capital de la provincia, San Salvador de Jujuy, a poco más de 80 kilómetros.
La percepción del tiempo de los habitantes de las quebradas está ligada a la naturaleza y sus ritmos y a los ritos y festividades que ocupan su año. Poder compartir un poco de ese ritmo de vida nos transmite una calma y nos proporciona una paz que difícilmente olvidemos.
Actividades para todos
Tilcara está ubicada en un marco de imponentes cerros, con un agradable clima y siempre radiante sol.
Todo el Noroeste es tierra rica en historia y tradiciones, muchas de las cuales se remontan a los tiempos precolombinos. El que hasta allí se acerca puede disfrutar de sus coloridas fiestas, sus exquisitos vinos y comidas y adquirir magníficas artesanías y tejidos hechos con finísimas lanas de llamas y vicuñas.
Para los viajeros activos nada mejor que realizar alguna actividad entre cabalgatas, trekking, avistaje de fauna, aladeltismo, parapente; rappel, travesías, safari fotográfico, mountain bike o salidas off road en 4x4.
El clima es semiárido, con lluvias sólo en los meses de enero, febrero y marzo y una media de 250 mm/año; los inviernos son fríos y secos y la amplitud térmica es notable.
Las principales fiestas
La Pachamama es la más popular de las creencias mitológicas del ámbito incaico que aún sobrevive con fuerza en algunas zonas de Jujuy. La evangelización no eliminó la presencia de la Pachamama (Madre Tierra) en la vida espiritual de las comunidades aborígenes ni terminó con los rituales con que se la venera.
Entre los más concurridos están: La Fiesta Popular del Enero Tilcareño, la Fiesta de la Chicha y el Topamiento de Comadre, realizado el jueves antes del Carnaval, y especialmente la Semana Santa con la confección de las Ermitas, hermosos cuadros que combinan artesanía y devoción, elaboradas con flores, semillas y frutos del lugar.
Muchas son las ceremonias en honor a la Pachamama: cuando comienza la siembra y la cosecha, en las señaladas de la hacienda, el carnaval. Pero el homenaje principal se observa en el mes de agosto, especialmente el primer día del mes. La ceremonia comienza a horas muy tempranas, con el sahumerio de la vivienda. Al mediodía llegan los invitados del dueño de casa, entre ellos vecinos, compadres. Luego de compartir un almuerzo llega el momento de la esperada ceremonia: se trasladan hasta el centro del patio, donde se procede al cavado de un hoyo, y se da de comer y de beber a la Madre Tierra, depositando hojas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos. Luego se procede a tapar el hoyo, enterrando, en algunos casos, botellas de alcohol y vino; y para completar la ceremonia, los presentes se toman de la mano para expresar el espíritu de hermandad que reina, y en rueda danzan alrededor del hoyo ya tapado, a los sones de las cajas, quenas y las coplas.
Construcciones de Tilcara
El Pucará, la fortaleza mejor reconstruida de toda la quebrada, sorprende por el tamaño y la manufactura de las edificaciones de piedra sin argamasa y techos con vigas de madera de cardón. Desde su especial ubicación se aprecia la importancia estratégica de la fortaleza, desde la cual se puede controlar toda la quebrada. Al ingreso hay un excelente Jardín Botánico de Altura con una completa colección de especies autóctonas, incluyendo una sección especial dedicada a las más diversas especies de cactus.
La iglesia de Tilcara fue construida cerca de 1797 pero terminada e inaugurada en 1865. Durante la Semana Santa, el miércoles, los promesantes bajan a la Virgen de Copacabana en andas desde Punta Corral, a 4.000 metros de altura.
Quebrada de Humahuaca
Flanqueada por el encadenamiento de la Cordillera Oriental y recorrida por el río Grande, desde la localidad de Tres Cruces, o sea, donde comienza la Puna jujeña, hasta las cercanías de San Salvador de Jujuy, se abre paso la quebrada de Humahuaca. Más allá de estos hechos humanos, la tenacidad del viento, el sol a plomo de los mediodías o las fuertes lluvias del verano se dieron cita en la quebrada, y vuelven a encontrarse puntualmente, para que el paisaje sea inconfundible, como inconfundibles son los pueblos que la jalonan: Humahuaca, Tilcara, Tumbaya, Maimará, Purmamarca... y los seres que la habitan.