Hace 10 años, una lluvia extraordinaria de más de 260 milímetros, que estuvo presente durante quince horas, colapsó el sistema de drenaje de la ciudad de Santa Fe y provocó impresionantes inundamientos en decenas de barrios del norte y del oeste, a pesar de que no se registraron víctimas y no hubieron tantos evacuados.

El 25 de octubre de 2011 oscureció la ciudad que tenía presente la trágica crecida del río Salado de 2003. Durante quince horas, la lluvia cayó en Santa Fe, sin intermitencias, que completaron los 266 milímetros que las autoridades municipales exhibieron casi como un blasón.

La mayor marca de agua ese día se dio en el Jardín Botánico, en el norte de la ciudad de Santa Fe, que registró 266 milímetros mientras que en Alto Verde, al este, fue de 168 milímetros.

En la primavera de ese año, 200 personas conformadas en 41 familias tuvieron que refugiarse en el Polideportivo de La Tablada, en el Centro Integrador Comunitario de Facundo Zuviría y en la vieja estación del ferrocarril Mitre.

La mayoría de las personas provenían de los barrios Los Troncos, Yapeyú, La Nueva Tablada, La Ranita, Marcos Bobbio, Nueva Pompeya, San Martín, Los Ángeles y San Lorenzo, que tuvieron que trasladarse con rapidez por el agua de lluvia que, además, hizo colapsar los pozos negros y los vertederos de aguas servidas.

En ese sentido, la desesperación de los vecinos no solo se limitó a las calles y avenidas afectadas, a los autos varados, el ingreso de agua a las viviendas, sino a una cuestión necesaria para la salud por la deuda que nunca se pagó en las barrios populares: la del sistema de cloacas, que se limita al centro y alrededores.

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La mayor marca de agua ese día se dio en el Jardín Botánico, en el norte de la ciudad de Santa Fe, que registró 266 milímetros mientras que en Alto Verde, al este, fue de 168 milímetros y en el Hospital de Niños, en el sur, fue de 146 milímetros.

A pesar de esto, en donde no hubo acuerdo fue en la percepción de las dificultades que llevó el temporal y su dimensión, ya que algunas personas señalaron que se trató de «una lluvia histórica, por el volumen y por la intensidad», pero en el barrio llamado La Ranita lo desmintieron totalmente: «A esto lo padecemos cada vez que llueve», dijo una vecina.