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Salud

Controversia por un implante cerebral para tratar la depresión

Implante Cerebral

Un equipo de científicos de la Universidad de California le implantó un dispositivo en el cerebro a una mujer de 38 años que padecía depresión severa y que se encuentra hace un año libre de síntomas. El dispositivo elimina los pensamientos negativos que le pudieran surgir, con una explosión de estimulación eléctrica, y ha generado un gran debate entre científicos.

Se trata del primer caso en el mundo en demostrar que la estimulación altamente dirigida en un circuito cerebral específico que incluye patrones cerebrales depresivos podría ser una forma efectiva de tratamiento para la depresión severa, que afecta aproximadamente al 5% de los adultos en todo el mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La paciente en cuestión, llamada Sarah, estaba profundamente deprimida, tuvo conductas suicidas e invalidantes y probó con más de 20 medicamentos antes de someterse al tratamiento. Los investigadores de la Universidad de California, campus San Francisco, le implantaron en el cerebro un dispositivo que funciona con baterías del tamaño de una caja de fósforos.

El circuito es una especie de “marcapasos para el cerebro” calibrado para detectar el patrón de actividad neuronal que ocurre cuando ella está cayendo en una depresión. En esos momentos, descarga pulsaciones de estimulación eléctrica para evitarla.

"Lo que creemos que está sucediendo en esta primera paciente es que algo en el entorno desencadena un proceso que provocaría un sentimiento negativo, el comienzo de lo que empeora su depresión. Lo detectamos antes de que se convierta en una depresión significativa y básicamente lo eliminamos”, sostuvo el psiquiatra Andrew Krystal, uno de los responsables de la investigación, quien añadió, “nuestro objetivo no era hacer feliz a esta paciente, sino eliminar su depresión”.

Lo que creemos que está sucediendo en esta primera paciente es que algo en el entorno desencadena un proceso que provocaría un sentimiento negativo, el comienzo de lo que empeora su depresión. Lo detectamos antes de que se convierta en una depresión significativa y básicamente lo eliminamos", Andrew Krystal, psiquiatra.

La idea de alterar el estado de ánimo con estimulación eléctrica cerebral genera opiniones encontradas entre la comunidad científica. La perspectiva de que los médicos manipulen y redirijan los pensamientos de un individuo, utilizando electricidad, plantea posibles dilemas éticos para los investigadores y acertijos filosóficos para los pacientes.

Por ejemplo, para Frederic Gilbert, filósofo experto en neuroética y profesor titular de Ética en la Universidad de Tasmania, de Australia, “una persona a la que se le haya implantado un sistema de circuito cerrado para atacar sus episodios depresivos podría verse incapaz de experimentar alguna fenomenología depresiva cuando es perfectamente normal experimentar este resultado, como en un funeral”.

 

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