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La ex amante del rey Juan Carlos I de España le dejó el 30% de un negocio en Arabia Saudita como herencia

Corinna Larsen, ex amante del rey emérito de España, pidió en 2007 a los empleados que administraban desde Nueva Zelanda un fideicomiso de su propiedad denominado Peregrine que, en el caso de que muriera, se entregara a Juan Carlos I “el 30 por ciento de los ingresos provenientes del Fondo de Inversiones Hispano Saudi”, un proyecto que el ex jefe del Estado español había patrocinado y para el que ella había trabajado.

Los detalles de la estructura offshore son parte de Pandora Papers, un proyecto que coordina el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). Juan Carlos I está siendo investigado en España por la Fiscalía del Tribunal Supremo por el presunto cobro de comisiones en la construcción de un tren de alta velocidad a la Meca e indicios de cohecho, prevaricato, tráfico de influencias y delito fiscal.

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En 2007, la consultora alemana Corinna Larsen participaba activamente en el lanzamiento del denominado Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí anunciado en Riad, en abril de 2006, durante una visita oficial de los Reyes de España a Arabia Saudita con un grupo de empresarios españoles. El fondo fue gestionado por el fondo británico Cheney Capital y la empresa suiza Arox Infraestructures, que contrataron al banco norteamericano Morgan Stanley para que captara fondos entre empresas y bancos españoles interesados en participar en un ambicioso y gigantesco plan de obras en ese país árabe.

La iniciativa de crear este fondo fue del entonces canciller español Miguel Ángel Moratinos y del propio Juan Carlos I, según reconocen fuentes cercanas al exministro y al rey emérito consultadas por el diario español El País, que formó parte de Pandora Papers.

La carta de la ex amante

Corinna Larsen habría remitido en 2007 una carta a Bachmann Trust Company Limited (New Zealand), el fideicomisario encargado de gestionar los fondos de su fideicomiso Peregrine Trust, en la que incluyó a Juan Carlos I entre las personas que debían recibir los activos que administraba este instrumento financiero en el supuesto de su fallecimiento.

La ex amante del Rey emérito expresó su deseo, en el caso de morir, de que los activos del fondo Peregrine Trust se distribuyeran “en partes iguales” entre sus dos hijos: Nastassia Gioia Adkins  y “el príncipe” Alexander zu Sayn-Wittgenstein-Sayn.

A continuación, Corina añadió en su carta a “Su Majestad el Rey Juan Carlos I Borbón de Borbón, nacido el 5 de enero de 1938, residente en el Palacio de la Zarzuela de Madrid”. Y detalló qué activos debería recibir. “Deseo que los fideicomisarios consideren distribuir a Su Majestad el Rey Juan Carlos I Borbón de Borbón el 30% de todos los ingresos provenientes únicamente del Fondo de Inversiones Hispano Saudí. Tras la liquidación del Fondo de Inversiones Hispano Saudí, Su Majestad el Rey Juan Carlos I Borbón de Borbón ya no debería ser considerado beneficiario del fideicomiso”.

El documento, fechado en 2007, pero sin firmar, concluye así: “Es mi intención que este memorando que expresa mis deseos permanezca en vigor hasta que sea cancelado o modificado por mi propio escrito. En caso de mi muerte, quisiera que tuviera en cuenta los deseos de las personas mencionadas anteriormente. El contenido de este documento no debe ser divulgado a terceros y debe considerarse en todo momento como un asunto privado entre nosotros. Atentamente. Míster X”.

Larsen redactó supuestamente otro documento casi idéntico, creado minutos después del anterior, en el que el espacio en el que aparece escrito el nombre de Juan Carlos I figura en blanco y en su lugar se menciona a “Mister X”. Se desconoce cuál de las dos fórmulas se llegó finalmente a emplear.

El fondo Hispano Saudí

El fondo Hispano Saudí tenía previstas inversiones por unos 4.125 millones de euros para desarrollar proyectos conjuntos entre ambos países de infraestructuras, nuevas tecnologías, industria, energía y defensa en Arabia Saudí, Oriente Próximo y el Norte de África. Pero el fondo se disolvió en 2010. Sin embargo, los gestores cobraron por sus servicios y gastos a las grandes compañías españolas que se habían comprometido a entrar en el proyecto, según aseguran dos exdirectivos que participaron en el lanzamiento del proyecto.

Un año más tarde de la creación del fondo Hispano-Saudí, el Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí transfirió 100 millones de dólares a una cuenta de la fundación panameña Lucum en el banco suizo Mirabaud & Cie cuyo primer beneficiario era Juan Carlos I. La orden fue dada por el rey Abdala Bin Abdelazziz y, según el gestor de la cuenta Arturo Fasana, se trató de un gift (regalo) o donación.

El fiscal suizo Yves Bertossa imputó a Corina tras la aparición de este dinero por un presunto delito de blanqueo agravado. Bertossa investiga si este ingreso tiene alguna relación con la construcción del tren de alta velocidad entre Medina y la Meca, obra desarrollada por un consorcio de empresas españolas.