Miles de personas protestaron en las calles de 251 ciudades de Brasil en contra del presidente Jair Bolsonaro y en favor de un juicio político en su contra. Las manifestaciones lograron una mayor adhesión que en movilizaciones anteriores.
Las protestas tuvieron su epicentro en capitales como Río de Janeiro, Recife, Salvador, Fortaleza, Goiania, Teresina, Belem, Sao Luis y Florianópolis. En los carteles que portan los manifestantes se podían ver consignas como “Bolsonaro genocida y corrupto” o “Vacuna en el brazo, comida en el plato y fuera Bolsonaro”.
Las marchas fueron organizadas por el Frente Brasil Popular, Pueblo sin Miedo, el Frente Nacional Fora Bolsonaro, el Foro por los Derechos de la Democracia Já! y por los nueve partidos políticos que firmaron las solicitudes de juicio político al presidente. Además, participaron más de 80 organizaciones sindicales, líderes de 21 espacios políticos y diferentes sectores de la sociedad civil brasileña que rechazan la gestión política y económica de Bolsonaro.
Aunque las marchas fueron convocadas por agrupaciones de izquierda, también hubo representantes de partidos liberales y de centroderecha como Demócratas, Movimiento Democrático Brasileño, Partido Liberal Presente, Solidaridad, Partido de la Social Democracia Brasileña, Partido Social Democrático, Novo y el Partido Social Liberal, entre otros.
La figura de Bolsonaro
Bolsonaro enfrenta cientos de pedidos de juicio político en el parlamento brasileño, que se suman a la inflación, el desempleo y una gestión de la pandemia que dejó 600.000 muertos.
La popularidad del mandatario cayó al 22%, su nivel más bajo desde que llegó al poder en 2019, según informó la agencia de noticias AFP. Sin embargo, hace un mes Bolsonaro lideró masivas manifestaciones en Brasilia y Sao Paulo, donde se concentraron unos 125.000 simpatizantes suyos, un número, sin embargo, mucho menor que lo que había prometido movilizar.
Bolsonaro, además, enfrenta acusaciones de corrupción contra él y su familia y viene de fuerte polémica por sus ataques a la Justicia. “No podemos aceptar más prisiones políticas en nuestro Brasil. O el jefe de ese poder (judicial) encuadra a los suyos o ese poder puede sufrir aquello que nosotros no queremos que ocurra”, había amenazado el presidente brasileño ante miles de sus seguidores, en referencia al magistrado Alexandre de Moraes, que investiga al presidente y a sus aliados por promover acciones contra el Estado de Derecho.