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Política

Mariel Fernández, intendenta de Moreno: "No pensé que íbamos a perder"

Por Juan Tenembaum

Mariel Fernández nació en uno de los barrios más pobres del municipio más pobre de la provincia más rica del país. En su oficina hay una gigantografía de Evita, que "la acompaña a todos lados". La intendenta de Moreno recibió a Diario Con Vos el martes posterior a las PASO, antes de que se desatara la interna en el Frente de Todos.

Su madre trabajaba de costurera y su papá, de albañil. Su primer laburo fue cosechando chauchas, cuando estaba en la primaria. Con el dinero que ganaba, la familia compraba los útiles para que ella pudiera hacer la escuela primaria. Cuando Mariel tenía 19 años, en 1995, el padre fue asesinado en un robo. Poco después, Mariel arrancó a militar.

Empezó dedicándose a lo social, mucho antes de meterse en la política formal. En respuesta a la situación crítica que se vivía en los barrios pobres hacia el final del gobierno de Carlos Menem, empezaron a surgir en todo el país comedores, merenderos, diversas organizaciones sociales dedicadas a enfrentar las necesidades de forma colectiva. En ese momento, la intendenta fue parte de la fundación del Centro Cultural La Chicharra, adonde niños y niñas de Moreno podían acudir a realizar tareas educativas o de recreación. Poco después, ese espacio pasó a formar parte del Movimiento Evita, donde milita hasta el día de hoy. Está casada con Esteban "Gringo" Castro, dirigente del Evita y secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).

En el 2019, con el Frente de Todos, llegó a la intendencia de Moreno. Fernández debió enfrentar una dura campaña en las PASO, que la enfrentaron con el exintendente Walter Festa. Es la primera intendenta perteneciente a un movimiento social: ella lo atribuye, en parte, a la "pésima" gestión de su antecesor, quien "no estuvo" al frente del municipio.

—¿Cómo quedó tu relación con el Festa después de esa campaña tan pesada? 

No tengo relación con él. No tenía mala relación tampoco. Pero en Moreno pasaron cosas muy graves durante su gestión. Tuvimos cuatro años de acefalía, en su gobierno no hubo intendente. Fue muy grave, explotó una escuela, murieron dos personas. Y no fueron los únicos. Murieron otras personas que nadie se enteró, porque cuando no hay presencia del estado, cuando las ambulancias no pueden entrar a los barrios, o el mal estado de las calles genera accidentes, muere gente. No solo fue la muerte de Sandra y Rubén, hubo otras.

Cuando no hay presencia del estado, cuando las ambulancias no pueden entrar a los barrios o el mal estado de las calles genera accidentes, muere gente".

Yo me encuentro con compañeros cuando queremos hacer cosas por el bien común, pero si no hay interés de hacer eso no me voy a juntar. Además, él no expresa a ningún sector, no quedó nada. Quedaron muchos heridos de la gestión Festa, compañeros militantes que están trabajando con nosotros. Pero mi mirada de construcción política no me genera juntarme con personas que tienen intereses tan individuales.

—¿Cómo es ser la primera intendenta de la historia de Moreno? 

—No es fácil. La política es muy machista, siendo intendenta me doy cuenta aún más. A Moreno le aporta mucho la mirada de una mujer, más de alguien que viene de los movimientos sociales, porque nuestra gestión tiene un abordaje muy comunitario, muy colectivo, con mucha participación. Hay mucho recambio generacional, que es muy importante. Genera resistencias en sectores del peronismo que estuvieron muchos años en el poder, pero ya no existen en el territorio. En un momento, se produjo una crítica muy grosa a los punteros, que en realidad en los barrios eran muchas veces la única presencia del estado. Después, ya no había ni punteros. El peronismo tradicional se retiró de los barrios, y los que estábamos éramos los movimientos sociales, entre ellos el Evita. Hubo mucha resistencia de lo viejo, pero estoy más entusiasmada con lo nuevo.

Por la explosión en la escuela de Moreno murieron Sandra y Rubén.

Cuando pienso en un proyecto político que se proyecte en la posteridad, creo que tiene que haber mucha gente joven a la que se le pueda dar responsabilidades. Esa cosa del "barón del conurbano" se tiene que terminar. Porque hoy estoy acá, pero mañana vuelvo a mi barrio y soy recontra feliz, organizando centros culturales, proyectos productivos. Hay que promover la dirigencia joven, en todos los espacios.

—¿Debería haber más intendentes de los movimientos sociales?

—Depende. Hay muchos lugares donde los movimientos tienen masividad pero les falta organización, o al revés. La verdad es que, cuando yo llegué, ni los compañeros del Evita creían que pudiera suceder. Pero la mirada es que, si una que está en el territorio dice que hay condiciones, entonces hay que dar bola. Y tenía razón, estaban las condiciones. En Moreno ya éramos casi un estado paralelo, no tenía mucho sentido seguir solo en lo social. O agarrás la totalidad o agarrás la totalidad.

En Moreno ya éramos casi un estado paralelo".

—¿Qué significa que eran un estado paralelo? 

—La cantidad de cosas que hacíamos, las tareas que asumíamos. Proyectos educativos, centros culturales, jardines comunitarios, construcción de vivienda, mantenimiento de arroyos. Cuando fue la explosión de la Escuela 49 nos hicimos cargo los movimientos: el acampe de 47 días, de tomar las decisiones, todo. Entonces llega un momento que decís ´bueno, tenés que estar donde se toman las decisiones para dar la respuesta necesaria´. Es una experiencia que entusiasma un montón, pero hay que entender que es una construcción de 20 años. 20 años de laburo en el territorio y arraigo en la comunidad hasta que se dieron las condiciones para llegar acá.

¿Cómo viviste los resultados de las PASO?

—Sorprendida de cómo se dio. Sabíamos que iba a ser una elección difícil pero no pensé que íbamos a perder. No teníamos como variable el tema de la ausencia, sabíamos que iba a haber menos gente pero no esa cantidad. Estamos estudiando a ver qué fue, porque en Moreno se veía mucho movimiento, estábamos contentos con que la gente iba a votar. Después de tanto encierro, con cualquier propuesta colectiva la gente se copa, todavía estamos analizando qué pasó. Sabemos que los protocolos Covid retrasaban la votación, entonces mucha gente fue a votar pero se cansó de esperar y se fue. Después, lo que nos queda por analizar es que también es un símbolo que no fueran, que no te genere entusiasmo, o que no te parezca importante ir a votar.

Estamos tratando de cruzar datos a ver cuál es la franja etaria que no fue a votar, si los adultos mayores por el miedo a la pandemia, o si fueron los más jóvenes. Nosotros tuvimos un gobierno popular con una alta politización de la juventud y quizás eso se perdió. Hay una chatura muy grande, y los jóvenes no ven la política como algo que puede cambiarles la vida de forma positiva. Son todas cosas para revisar. Después, fue un error usar como eje de campaña lo sanitario, yo no lo usé en Moreno. Para la gente es un "ya pasó", no interesa la vacuna. Los sectores populares viven muy al día, y eso es cómo pongo comida en la mesa, no la vacuna. Se erró el eje de campaña, no estábamos diciendo algo que a las personas les interese.

—¿Qué se debería haber hecho para que los resultados fueran mejores? 

—Para mí hay algo que tiene que ver con la economía del país, que no tiene que ver con hacer cosas para que te voten o la campaña. Además de que hicimos eje en algo que a la gente no le interesa, siempre se plantea el gobierno de Alberto Fernández como un gobierno de transición, y la gente no come con la transición. Llega un punto donde vos tenés que tomar medidas de profundización, que tocan intereses indefectiblemente. Cuando tenés que distribuir riqueza, tenés que hacerlo. Y si no los tocás, los tipos avanzan y el pueblo va para atrás. El tema de la inflación no es una cuestión espontánea. Siempre dicen que si aumenta el salario genera inflación, pero eso no es un proceso natural. Hay formadores de precios, un sector empresarial, que deciden polarizar la economía, que deciden, si el gobierno mejora la asignación familiar o pone el IFE, subir los precios para que toda esa plata siga yendo a determinados bolsillos. Y con eso no se hace ni se dice nada, para mantener la calma. Pero no se puede mantener la calma en todos lados, para algún lado tenés que jugar y, si somos un gobierno peronista, tenemos que jugar el partido para los sectores populares. El peronismo es el trabajador, los humildes, y la industria nacional. Hay algo que no estamos haciendo y siguen avanzando.

Siempre dicen que si aumenta el salario genera inflación, pero eso no es un proceso natural".

Es una locura que productos que se realizan con insumos totalmente argentinos estén dolarizados, un fideo no tiene por qué estar dolarizado. Hay decisiones que tienen que ver con la industrialización de los alimentos, no hay política de soberanía alimentaria que apoye a los pequeños productores. Yo estoy rodeada de municipios a 40, 50 km, que producen alimentos. No se apoya a esos pequeños productores, no se apoya al tambero, a los productores de cerdos. El conurbano es una trampa: necesitamos apoyar a los productores de la zona. Hay decisiones de matriz económica que hay que tomar, si no el gobierno no es un gobierno popular.

Siempre se plantea el gobierno de Alberto Fernández como un gobierno de transición, y la gente no come con la transición".

¿Qué estás haciendo en ese sentido en Moreno?

—Dicen que estas cosas son muy difíciles, pero en realidad son de sentido común. Si vos tenés tierra improductiva, tierras rurales, que tienen amenaza de tomas. Si están improductivas, o se hace un barrio o hacés alimento. En el contexto de planificación de Moreno, queremos seguir conservando la zona rural. Decidimos qué va a ser urbanizado y qué va a ser zona rural o industrial. En un contexto de tantas necesidades, nos parece una locura que haya tierras improductivas. Nosotros le dijimos al privado que cuide su tierra, que el estado no tiene porqué cuidarlas si están improductivas. Y no van a hacer un barrio privado.

Entonces, le damos la oportunidad al dueño de conectarlo con productores que le van a alquilar la tierra, y a los productores les damos la protección del estado. Porque muchas veces ellos hacen una inversión que recién la pueden amortizar en 10 años y, como el contrato es informal, el privado capaz los saca al año. Convocamos productores, los sentamos con el privado, se llega a un acuerdo y se firman contratos a 10 años, que le permiten al productor planificar. Y estamos sumando que sea de forma agroecológica, porque con lo otro nos estamos envenenando todo el tiempo. Tenemos 3 parques agroecológicos y vamos a inaugurar otro. Es una política donde ganan todos: el privado, los productores, y el municipio.

—¿Fue un error no permitir que haya PASO en la mayoría de los distritos?

—Yo creo que estuvo bien que hubiera PASO en los municipios donde no somos gobierno. El momento electoral siempre es complicado, aún más en pandemia: es la parte que menos me gusta de la política. Genera muchas tensiones, fracturas, es un momento difícil. Sumar durante la pandemia unas PASO en donde tenemos que pensar cómo resolvemos los problemas no sé si hubiera ayudado. Hay ejemplos donde se ganó con PASO, como Lanús, y otros lugares donde hubo PASO y no ganó el Frente de Todos.

—¿Le faltó espacio a los movimientos sociales en las listas?

Muchísimo. Hay una mirada peyorativa para con los sectores populares. Una vez una periodista me preguntó, como si fuera impensable, por qué quería estar en política. Soy una ciudadana como cualquier otra que quiere hacer política. Y no era de mala leche la pregunta, es la mirada peyorativa que hay sobre los sectores populares, que pareciera que están solo para mover gente. Somos un actor importante. En una sociedad donde hay un 50% de pobreza, somos mayoría. Pensar que los sectores populares no se organizan y discuten política, eso es una mentira.

Los sectores populares viven muy al día, y eso es cómo pongo comida en la mesa, no la vacuna. Se erró el eje de campaña, no estábamos diciendo algo que a las personas les interese".

Quizás la derrota también tuvo que ver con eso, con que las listas no expresaron a los movimientos sociales, lo que genera malestar y genera poca movilidad en la campaña. Hubo una negación de los dirigentes de los movimientos sociales, y eso no genera entusiasmo. Hay que hacer el ejercicio de ser amplios e incorporar a todos los sectores. Los movimientos sociales somos parte de la realidad argentina, no nos podés ignorar. La industria no llega a absorber nunca a la cantidad de gente que necesita trabajar. El fenómeno del trabajador desocupado organizado, de la UTEP, está profundamente arraigado en la historia del sindicalismo y el peronismo. En otros lugares del mundo cuesta mucho que la gente se sindicalice, acá no solo tenés eso sino que incluso los trabajadores desocupados se organizan para luchar.

—Desde que arrancó tu gestión, incluso en plena pandemia, se redujo el déficit en Moreno. ¿Dónde redujiste el gasto?

—Cuando arrancamos, en Moreno ni se barría. Empezamos a barrer y no había plata ni para comprar bolsas de residuos. Agarramos un municipio con deudas, que las fuimos pagando, las que eran legítimas y existían administrativamente se pagaron. El 50% del presupuesto municipal se lo llevaba la recolección de residuos privada, que era ineficiente y ni siquiera hacía todas las zonas de Moreno. Una de las primeras cosas que había que hacer era cambiar ese sistema. Hicimos una propuesta que tenía que ver con lo que estaba haciendo Avellaneda (lo anterior, porque ahora ellos municipalizaron todo). La idea era que fuera la mitad municipal, y la otra mitad una cooperativa de camioneros, que lo acordamos con el sindicato. Eso nos produjo un ahorro enorme, pero fue una medida durísima, porque tocaba muchos intereses enquistados. No solo produce ahorro, sino que mejoró el servicio. Hoy todos los barrios tienen recolección 6 días por semana, incluso los que no tenían recolección. Estatizar mejoró el servicio y bajó los costos. Yo no estoy en contra de lo privado, pero creo que las cosas que el estado puede hacer, debe hacerlas el estado.

Yo no estoy en contra de lo privado, pero creo que las cosas que el estado puede hacer, debe hacerlas el estado".

Por otro lado, aumentamos mucho la recaudación. Habilitamos muchísimos negocios, las industrias, los comercios, que antes funcionaban sin habilitación municipal. Porque la prioridad es la recaudación municipal para poder brindar servicios, no podemos solo pagar salarios. Hoy tenemos superávit, que lo vamos gastando. Cuando asumimos los trabajadores cobraban el 15 o el 20 de cada mes, hoy cobran el primero. Puede existir en Moreno una buena administración.

¿Qué políticas desarrollaste o pensás desarrollar para combatir la inseguridad?

—Si bien estamos en el conurbano, por lo que la problemática es constante, la situación en Moreno mejoró. Yo no puedo salir a decir mucho, porque la persona que sufrió un delito se puede sentir molesta, porque seguimos teniendo inseguridad y muertes. Pero, desde que llegamos a la intendencia, bajó un 30% la tasa de homicidios, y un 40% la de delito. Hicimos una inversión importante en patrulleros y desarrollamos políticas con mirada integral y comunitaria, que es nuestra visión para combatir la inseguridad.

Fernández en su despacho.

Tenemos el Programa Comunidad, donde hacemos un acompañamiento a los jóvenes en conflicto con la ley. Porque a los jóvenes que terminan en un hecho delictivo, con una causa pero en libertad,  nadie les hace un seguimiento de nada, y la gran mayoría tienen, por ejemplo, problemas de consumo. El otro día me enteré que el Programa Comunidad entregó herramientas a los jóvenes para que trabajen la tierra, y estaban trabajando con un abuelo que es un productor argentino, y estaban felices los pibes. Después están las Casas Pueblo, espacios de abordaje del consumo problemático desde una mirada comunitaria. Tenemos 20 puntos de Casa Pueblo en Moreno. Además, estamos en constante contacto con el ministerio de Seguridad de la Provincia, y planificamos las políticas con el equipo de Sergio Berni, que son bastante piolas. Queda muchísimo trabajo, tenemos muchísimos problemas. Moreno es el municipio más abandonado de la Provincia de Buenos Aires. Pero vamos avanzando.

–¿Y con respecto a las tomas?

—Acá había un predio tomado, La Viviana, al mismo tiempo que pasaba lo de Guernica. Trabajamos para reubicar a esas familias y evitar un desalojo violento, y eso estuvo asentado en el trabajo que hacemos para que no haya casos de violencia institucional.

—¿Ayuda a gestionar la presencia territorial del Movimiento Evita? 

—Ayuda, pero por una cuestión de respeto a todos los espacios militantes no hacemos una cosa de avanzada del Evita. Ni siquiera vas a ver nuestras banderas o símbolos por todos lados, tratamos de ser respetuosos con eso porque a veces genera rechazo. La remera militante se usa pero no hacemos una imposición. Ya éramos una organización grande en Moreno, por eso llegamos acá, y respetamos a los que nos acompañan. Está la Corriente Clasista y Combativa, está Barrios de Pie, La Cámpora, las organizaciones tradicionalmente peronistas de Moreno. Creemos en esa diversidad política.

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