Pese a sus nombres, los materiales conocidos como "supersólidos" no son superrígidos. En realidad combinan la estructura ordenada o cristalina de un sólido con las propiedades de un superfluido, una sustancia que fluye sin fricción. Para imaginar un supersólido, se podría pensar en un cubito de hielo sumergido en agua líquida que fluye libremente por él.
En 2019, investigadores del Instituto de Óptica e Información Cuánticas de la Academia Austriaca de Ciencias y de la Universidad de Innsbruck lograron generar estados supersólidos en gases cuánticos ultrafríos de átomos magnéticos. Sin embargo, su estructura ordenada -inducida por su propio magnetismo- solo existía en una dimensión: una línea o cadena de “gotitas”.