Henry Engler es uno de los científicos uruguayos más reconocidos, por sus investigaciones sobre el Alzheimer y por haber permanecido 13 años encarcelado por la dictadura uruguaya.
En conversación con Gisela Busaniche en Radio Con Vos, el científico comentó su readaptación al mundo, sus teorías teológicas, sus investigaciones científicas y sobre el papel de la memoria a nivel a personal y social. "Estuve mucho tiempo con voces en la cabeza que me atormentaban. Logré tener un dominio de mis pensamientos. Controlar los pensamientos es más difícil que controlar el viento, pero es posible hacerlo. Hay que tener muchísima paciencia", relató.
Engler explicó a grosso modo sus descubrimientos. "Lo que hicimos fue mostrar en personas vivas, sacar fotos de cerebros de personas que muestran la sustancia tóxica que provoca el Alzheimer", explicó, "tenemos células que protegen a las neuronas, que filtran las toxinas que podrían pasar a ellas desde la sangre, pero que si se salen de control pueden matar a las neuronas".
El científico destacó la labor de su colega argentino Jorge Barrio, quien "fue el primero que trató de ubicar esta sustancia, el amiloide".
Además, Engler habló del fenómeno de la memoria a un nivel social. "La pérdida de la memoria te hace hacer una y otra vez, cotidianamente, las mismas cosas. Y el alzheimer social nos lleva a repetir errores brutales".
Y reflexionó sobre las fuerzas que movilizan al individuo y al colectivo. "Yo creo que el cerebro tiene dos polos: el egoísmo y la solidaridad. El egoísmo es muy necesario para la permanencia del individuo como tal, pero es contrario a la solidaridad es necesario para la permanencia de la sociedad".
Yo creo que el cerebro tiene dos polos: el egoísmo y la solidaridad. El egoísmo es muy necesario para la permanencia del individuo como tal, pero es contrario a la solidaridad es necesario para la permanencia de la sociedad
"No podés eliminar el egoísmo porque te transformás en una hormiga. Lo que tenés que hacer es ir dominando esa parte para que no tome el control" "la única manera de controlarlo es la empatía, entender que si a mí no me gusta que me hagan tal cosa, yo no puedo hacerlo con otros".
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