El enólogo de Catena Zapata, Alejandro Vigil, más conocido como “el Messi de los vinos", dialogó con Argentina Macondo sobre el crecimiento de la industria vitivinícola en Argentina. “Hoy estamos muy bien con el vino argentino a nivel mundial”, aseguró Vigil. Asimismo, destacó que “es un gran momento en el consumo interno”, motivado, en gran parte, por la pandemia de coronavirus.
“Después de un crecimiento muy fuerte hasta 2011/2012 tuvimos un periodo de achatamiento en los niveles de exportación, pero ahora se ha reactivado fuerte. Logramos tener prestigio a nivel global. Dejamos de ser moda y pasamos a ser un clásico”, expresó el enólogo.
Esta situación de bonanza para la industria no se reduce al extranjero puesto que “también es un gran momento en el consumo interno”. “La pandemia nos trajo esa parte buena de volver a reencontrarnos con el vino como parte de nuestra mesa. Una tradición que se estaba perdiendo”, aseguró Vigil.
Y destacó el cambio de conducta de los consumidores. “Antes tomábamos vino genérico, sabíamos que era tinto o blanco, pero ahora la gente quiere conocer más: el varietal, la zona de producción, la trazabilidad. Por suerte el consumidor se interioriza.”, aseguró.
La pandemia nos trajo esa parte buena de volver a reencontrarnos con el vino como parte de nuestra mesa.
Consultado porqué los extranjeros eligen un vino argentino en vez de uno de producción propia, Vigil explicó que se debe a “un valor agregado”. “El malbec es particular, es muy distinto a los otros varietales. Tiene taninos dulces, olores frutados, que lo hacen algo exótico”. Y agregó: “En el extranjero empezaron a probarnos por curiosidad y hoy nos eligen por placer”.
El creador de El Enemigo, un Bonarda de aromas amables y sucrosos, -que comenzó a comercializarse fuertemente en algunos países nórdicos y después se fue extendiendo a Estados Unidos, Brasil, hasta llegar a hacerse fuerte ahora en el mercado interno-, también se refirió a su historia de superación personal y cómo el éxito también se compone de fracasos.
En el extranjero empezaron a probarnos por curiosidad y hoy nos eligen por placer.
“Cuando miro hacia atrás veo amor, familia, amigos, trabajo y paciencia”, aseguró Vigil. “La vitivinicultura te enseña paciencia porque algunos procesos tardan 20 años en realizarse, y a veces puede ser un fracaso. Pero es tu camino, tu vida”, añadió.
Finalmente, se refirió a la expansión de la industria cervecera, que instauró la modalidad de consumo rápido, en latas o al paso, y cómo ello influyó en la tradición de consumir vino. “La cerveza nos ganó en varios aspectos, pero al final lo importante es que el trabajo de tanta gente llegue a las manos de quién lo va a consumir. Por eso, creo que las nuevas formas de comercialización ayudan y suman”. Y concluyó: “Tenemos que volver a poner en valor la damajuana”.
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