Con la pandemia de coronavirus “contenida”, con una estabilización e incluso descenso del número de contagios, la flexibilización de las restricciones permitió que este 7 agosto miles de fieles se acercaran a la parroquia de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, para pedir al santo de la Providencia por salud y trabajo, y agradecer las promesas cumplidas.
La imagen del patrono del pan y el trabajo fue colocada en el atrio del templo al aire libre, en Cuzco 150, en la tarde de viernes, cumpliendo las medidas sanitarias impuestas por protocolo, ya que la iglesia permanece cerrada.
Desde entonces, los devotos formaron una fila que se extendió al menos cinco cuadras para que puedan rezarle o tocarla. Los feligreses también acercaron ofrendas de alimentos no perecederos y ropa para el servicio social del santuario, ya que desde hace varios años se les pide que traigan estas ofrendas en lugar de las tradicionales flores y velas.
El arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, presidió la misa atípica -con barbijo y sin presencia de fieles en el templo- de la celebración patronal, con el lema "San Cayetano con corazón agradecido, te pedimos paz, salud y trabajo", que fue transmitida por las redes sociales.
"No hay peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo", aseguró Poli y agregó: “Hoy nos ponemos frente a la imagen del santo del pan y del trabajo para que no falte el trabajo, lo que sostiene a nuestras familias, nos dignifica y es causa de alegría para todos. ¡San Cayetano, ruega por nosotros!".
A diferencia del año pasado que el santuario estuvo cerrado, este año las autoridades eclesiásticas decidieron programar la celebración al aire libre, para "privilegiar el encuentro del peregrino con San Cayetano".