La atleta transgénero Laurel Hubbard hizo historia en los Juegos Olímpicos, pero no logró un levantamiento exitoso en la categoría de más de 87 kilos en halterofilia femenina. La neozelandesa se convirtió en la primera atleta abiertamente transgénero en competir en una categoría de género diferente a la que nació.
Pero después de un intento fallido de levantar 120 kg y dos esfuerzos fallidos con 125 kg en el arranque, quedó fuera de la competencia. "Sé algo acerca de la controversia que rodea mi participación en estos juegos", aseguró Hubbard tras su salida.
"Y, por ello, me gustaría agradecer especialmente al COI, porque creo que realmente afirma su compromiso con los principios del Olimpismo y establece que el deporte es algo para todas las personas, que es inclusivo y accesible", señaló la atleta.
El oro fue para la china Li Wenwen, quien se sumó un récord olímpico levantando 320 kg, la medalla de plata para Emily Campbell, la primera mujer británica en ganar una medalla olímpica en levantamiento de pesas (283 kg combinados), y el bronce para la estadounidense Sarah Robles (282 kg).
Hubbard y la polémica por su participación
La clasificación de esta mujer de 43 años fue posible luego de que el COI cambiara sus reglas en 2015 permitiendo a los atletas transgénero competir como mujeres si sus niveles de testosterona —la hormona que aumenta la masa muscular— están por debajo de cierto umbral.