Por Feminacida
La “llegada” del feminismo a las producciones audiovisuales quedó a la vista hace tiempo. Con algunos resultados cuestionables y otros mucho más interesantes, compañías como Netflix, Fox y HBO suelen retomar las banderas del colectivo para reflexionar sobre aquellas costumbres machistas que naturalizamos a través de series y películas mainstream. De cara al próximo fin de semana largo, desde Feminacida proponemos un recorrido por cinco series ideales para hacer maratón y repensar algunas de las razones por las cuales seguimos luchando a diario.
El cuento de la criada
The Handmaid’s Tale es una de las series más impactantes de los últimos años y su cuarta temporada ya se encuentra disponible en la plataforma de streaming de Flow. Esta historia es una distopía despiadada que colecciona diez premios Emmy en el 2017 y tres Globos de Oro en el 2018. Fue creada por el guionista Bruce Miller y está inspirada en la novela ideada en 1985 por la escritora canadiense Margaret Atwood. La autora, una adelantada para muchos críticos, cuenta en el prólogo de su libro que el argumento de la obra surgió a partir de la expropiación de niños en la última dictadura militar argentina y el nazismo.
Esta mega producción de Hulu comienza con el fin de una supuesta guerra civil en Estados Unidos. La trama se centra en lo que sucede en la vida de June Osborne, representada por la inmensa actriz Elisabeth Moss, a partir de la asunción de un gobierno dictatorial profundamente cristiano, teocrático y machista.
La sociedad se encuentra sumergida en un contexto de grave crisis de contaminación ambiental, en donde distintas enfermedades hacen descender el índice de natalidad. El poder es tomado por los hombres y las mujeres solo pueden corresponder a roles extremadamente patriarcales. Uno de ellos es el de ser “criadas”, es decir, parir para las familias pudientes que desean tener hijos pero que, por alguna razón, no pueden.
Sex Education
En la primera temporada de Sex Education, un grupo de adolescentes de la secundaria Moordale con personalidades y sexualidades muy diversas son asesorados por un chico cuya experiencia y deseo sexual son nulos. Otis, el protagonista, se hace de los conocimientos de su madre, la exquisita psicóloga y sexóloga Jean Millburn, para dar consejos no gratuitos a sus compañerxs de colegio. Desde problemas de vaginitis hasta sexualidad reprimida, los temas que tocan son infinitos e invitan a reflexionar tanto a jóvenes como a adultos.
En la segunda temporada, que comienza con una histeria colectiva por un brote de clamidia, ya no es Otis quien tiene la voz de la sabiduría. Ahora, las mujeres de la serie cobran una importancia crucial. El primer episodio deja una vez más en evidencia la ineptitud del director Groff y de una escuela en la que falla la implementación de la Educación Sexual Integral (¿suena conocido?) para manejar situaciones imprevistas. Es Jean la que pone paños fríos a la situación, ya que, en este caso, lxs jóvenes se alborotan por desconocer que aquella enfermedad de transmisión sexual no se contagia por respirar el mismo aire.
Mad Men
A pesar de haber sido estrenada hace casi 15 años, esta serie icónica aún no ha perdido vigencia y sigue siendo la elegida de muchxs. Mad Men expone el funcionamiento del mundo publicitario durante los años ‘60, y explica por qué se convirtió en uno de los principales creadores de estereotipos y valores que naturalizaron la subordinación y la violencia contra la mujer.
Peggy Olson, una aparente simple secretaria de la agencia de publicidad Sterling Cooper, espera a la noche para encerrarse en su cuarto y probar una máquina de electrodos que promete hacerla bajar de peso. Y si bien, como era esperable, esto no sucede, la joven descubre que las descargas de electricidad le generan estimulación en la zona genital. A pesar de su análisis, en la agencia de publicidad Sterling Cooper, donde trabaja, la venden como el producto mágico para ser flaca que, obviamente, “toda mujer necesita”.
Con resultados cuestionables y otros más interesantes, Netflix, Fox y HBO suelen retomar las banderas del colectivo para reflexionar sobre costumbres machistas que naturalizamos a través de series y películas mainstream.
Por mucho tiempo, y al igual que en todos los ámbitos sociales, las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ fueron invisibilizadxs por la publicidad. ¿Quiénes serán las responsables de cambiar la historia? Las mujeres que trabajan en esas agencias.
Gambito de Dama
La miniserie Gambito de Dama, producida por Netflix, cuenta la vida de la ajedrecista Beth Harmon en los años ‘60. Esta niña huérfana de tan solo 9 años aprende a jugar al ajedrez en el sótano de un orfanato con el conserje. Atravesada por la obsesión, la adicción y la soledad, Harmon se convierte en una competitiva mujer que tiene que enfrentarse al machismo en el mundo del ajedrez.
Elizabeth Harmon, interpretada por Anya Taylor Joy, lucha en un mundo de hombres y se apropia de su lenguaje para demostrarle su inteligencia a un sistema institucional que no confía en ella. Torneo a torneo, la rebelde Beth sorprende a su madre, a todo Kentucky —donde vive— y a la escena internacional por su habilidad natural para el juego, llegando a competir contra referentes masculinos históricos. Sin embargo, su dependencia a las drogas y el alcohol, que comienza desde su infancia, se vuelve cada vez más intensa y la lleva a empezar a perder el control de su vida.
Glow
Años ‘80: fijador en el pelo, Ronald Reagan y el american dream quebrado, mujeres viviendo una época de lenta liberación. Glow, la serie creada por Liz Flahive y Carly Mensch, comienza con una promesa que la diferencia de otras: centrarse en la vida, pensamiento y vínculos entre mujeres. La historia se define por lo que no plantea: no hay un noviazgo central heterosexual que marque la trama, ni asesinatos, ni mujeres tontas o dependientes.
Protagonizada por Alison Brie (Trudy en Mad Men), el personaje de Ruth es una actriz desempleada que asiste a castings en los que la maltratan constantemente. A pesar de sus intentos, no consigue que la contraten porque Hollywood en los ‘80 —y aún hoy— es sinónimo de estereotipos patriarcales, algo que ella rechaza. Tras acostarse con el marido de su mejor amiga Debbie y romper su relación amistosa y afectiva más importante, su vida queda en la nada y ya no tiene mucho que perder. Hasta que la llaman para presentarse a un casting para el primer programa de mujeres de lucha libre en televisión.
El año pasado, Netflix anunció sorpresivamente que la serie fue cancelada en su tercera temporada, aunque surgieron algunas especulaciones sobre la posibilidad de producir una película.