Por Jairo Straccia
Hubo un momento de la negociación para destrabar la llegada de las vacunas estadounidenses Pfizer a la Argentina en el que, además de cambios en el texto legal y de la creación de un fondo especial para que el Estado pague en caso de demandas judiciales, los laboratorios reclamaron algún activo del Estado como garantía final frente a eventuales reclamos. Y que fuera un activo líquido. Es decir, guita. Y el Gobierno lo encontró: una caja de algo más de $3.000 millones asociada a yacimientos de petróleo y gas en el mar, desconocida para la mayoría de la población.
El presidente Alberto Fernández había indicado que en el DNU 431, que modificó la tan mentada ley de vacunas para hacerla “compatible” con los pedidos de los laboratorios, no se incluyera como garantía ninguno de los bienes soberanos con inmunidad jurídica definidos por la Ley de Sostenibilidad de la Deuda Pública del año pasado.
La ley dice que ni las reservas del Banco Central ni los bienes diplomáticos en el exterior podrán ser susceptibles de embargos de acreedores. También están protegidos los bienes militares y los de “herencia cultural”. Ese paraguas se trasladó a los posibles juicios de las personas que sufrieran algún efecto adverso con las dosis provenientes de los Estados Unidos.
Algo de cash que deje satisfechos a los laboratorios
¿Entonces? ¿Qué se podía incluir en el decreto para cumplir con el pedido de Pfizer, Moderna y Jansen? Alguien pensó en las regalías que se cobran por la explotación de los recursos naturales. Pero en nuestro país las titulares de esos recursos son las provincias: todas las regalías son derechos provinciales. De hecho, es la garantía que suelen poner las administraciones locales cuando salen a emitir deuda en moneda extranjera en el exterior.
Bueno, no todas. Alguien más recordó en ese instante a la Cuenca Marina Austral 1. ¿Qué es eso? Una explotación offshore de petróleo y gas que, como está a más de 12 millas de la costa de Tierra del Fuego, paga regalías a la Nación.
La Cuenca Marina Austral es una explotación offshore de petróleo y gas. Como está a más de 12 millas de la costa de Tierra del Fuego, paga regalías a la Nación.
¡Gol!, cantaron los abogados a ambos lados de la mesa.
Se trata de los yacimientos Carina–Aries y Vega Pléyade, los únicos que pagan al Estado nacional –y no a una provincia– una tasa de entre el 12 y el 15 por ciento sobre la producción. Son unos 755 kilómetros cuadrados que Total, PAE y Wintershall explotan desde 1994.
Y acá el dato relevante: en 2020, la recaudación de las regalías sobre ese yacimiento alcanzó los 3.181 millones de pesos, lo que al dólar oficial son 31 millones de dólares.
Según pudo confirmar Diario Con Vos de fuentes que participaron en las negociaciones, ahí se decidió sacar a las regalías petroleras y gasíferas de los bienes del Estado con inmunidad soberana, de manera tal de contentar a las multinacionales estadounidenses en su búsqueda de una garantía soberana cash.
“Es simbólico, no es una suma que vaya a compensarlos mucho”, explicaron las fuentes.
Con el marco legal adaptado, ahora se viene la discusión de los contratos bajo estrictas cláusulas de confidencialidad.
Una negociación en la que se puso en juego todo
El Gobierno apuesta a destrabar así una negociación con los laboratorios estadounidenses, en especial Pfizer, que tuvo de todo: un lugar privilegiado para los ensayos clínicos en el país; una ley marco a medida primero y luego modificada; la denuncia de condiciones inaceptables mientras el resto de la región, incluido México, acordaba sin problemas; denuncias de supuestos retornos nunca confirmadas; declaraciones en el Congreso de que en algún momento hubo 13,2 millones de dosis disponibles y no se avanzó, y ahora un DNU que toma todos los pedidos anteriores e incluso da más: pone como garantía regalías de un yacimiento offshore.
