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Columnistas

El álbum negro de Metallica: 30 años y nada más importa

Cuenta la historia que ese disco Negro lo cambió todo. Hasta 1991 Metallica era una banda que apenas había asomado la cabeza por fuera del mundo del metal. El mainstream, ese lugar codiciado por los artistas que quieren conquistar el mundo entero les era ajeno. ¿Era una banda conocida? Muy. Prácticamente habían inventado un sub género, el thrash, dentro de la música pesada junto a otros actores fundamentales como el ex eterno Dave Mustaine creador también de Megadeth.

¿Era entonces una banda que conocieran todos y cuyos temas sonaran en radios que no, locales, autos, teles y demás? No. A menos que fueras muy del palo del metal. Habían golpeado en MTV con el video de One en 1988 y manoteado un Grammy por esa canción pero a partir de 1991 iban a tomar a la industria del cuello y convertirse en la banda de heavy metal más exitosa de todos los tiempos.

El responsable es el disco coloquialmente llamado Álbum Negro pero cuyo nombre es simplemente Metallica. Había una razón. Hasta allí (1988/89) la banda se había convertido en un fenómeno dentro de la música pesada llevando la propia formula hasta el extremo. …And Justice For All, su último disco hasta entonces estaba lleno de temas largos, retorcidos y poco digeribles para los turistas del género. Repetirse era agotarse. Quedarse en el nicho, grande pero nicho al fin. Reinventarse era la salida. “Nos habíamos dado contra la pared, no había donde ir” explicó Lars Ulrich, baterista y líder junto con James Hetfield. 

La escena que había cobijado a Metallica hasta entonces se estaba resquebrajando. Desde Seattle venían aires de renovación con Nirvana y Soundgarden entre otros, el heavy metal entraba en retroceso. Reinventarse o caer. Metallica se jugó el pleno y terminó convertida en una de las bandas más grandes del mundo. 

Es el disco de heavy metal más vendido de todos los tiempos y top 5 si consideramos álbumes de rock y hard rock.

El As en la manga era el disco Negro.  El cambio sonoro era notorio. Resignaron aspereza en pos de un sonido más pulido; amigable pero sin perder pesadez. Un rompecabezas perfectamente armado por piezas claramente definidas en su nueva búsqueda: en lo musical, oscuridad, cadencia, algo de la vieja velocidad, un poco de calma y hasta orquestaciones. En la lírica había lugar para lo de siempre, pero también había introspección, una mirada más madura del mundo y… corazones rotos. Por primera vez, Metallica se le animaba a las baladas hechas y derechas. Fade to Black y la propia One, dos proto baladas de discos anteriores miraban orgullosas como la banda ahora se entregaba sin miramientos a Nothing Else Matters o The Unforgiven

La primera, una canción que James Hetfield (vocalista y letrista) escribió como catarsis personal por extrañar a su novia de entonces Kristen Martinez cuando estaba de gira. Atrás habían quedado las letras sobre mutilados en la primera guerra que contaba One. Era hora de abrir el corazón. “Ni siquiera quería mostrársela al resto”, contó Hetfield en una entrevista con la revista Mojo en 2008. “Pensaba en ese entonces que Metallica éramos nosotros cuatro tocando canciones sobre romper cosas, head banging, dejar todo por la gente o cosas por el estilo mientras no hablaran sobre minas o autos veloces, a pesar de que eso era lo que nos gustaba. Era un tema sobre una novia de entonces y terminó convirtiéndose en una canción enorme”. 

No fueron pocos los que miraron de costado y los acusaron de ablandarse, pero el mundo estaba listo para abrazar el nuevo sonido. A caballo de hitazos como "Enter Sandman", con su riff y estribillo soldados en el ADN de generaciones enteras. Riff que curiosamente se le ocurrió al guitarrista Kirk Hammet una madrugada después de escuchar el primer disco de Soundgarden

El Black Album sacudió los cimientos y la modorra de la música pesada de entonces y también los de la propia industria. “De pronto todo el mundo tenía el disco en la mano, hasta los dentistas! Cambió culturalmente a la radio en Estados Unidos porque de la nada los sonidos más pesados eran pasados en horario central y no creo que haya habido un disco hecho por mí que haya logrado eso antes. Estoy orgulloso!”, contó Bob Rock en 2007, el célebre titiritero detrás de la producción de la obra. 

Fue Rock, quien venía de trabajar con peces gordos como Bon Jovi, Aerosmith, The Cult y Motley Crüe, quien logró expandir el sonido de Metallica. Había otras texturas, otros vuelos, potenció las baladas para convertirlas en piezas gigantes y logró ajustar a una banda que ya tenía un sonido salvaje para convertirla en una con una presencia imponente. Pero fue un viaje costoso. Todo está registrado y se puede ver en YouTube. Hubo agotamientos, discusiones y peleas durante las interminables sesiones de grabación. “La verdad, a mi me importaba tres carajos quiénes eran ellos” explicó Bob Rock en una entrevista en 2014. “Cuando empezaron a hacer las cosas como acostumbraban hasta entonces, simplemente les devolvía las canciones. Eso los puso a la defensiva. Si hacían alguna idiotez, se los marcaba. Lars solía llegar tarde y yo le decía, que pedazo de forro sos…no creo que nadie hubiera hecho algo semejante antes”. 

Sin embargo, el impacto de Rock, un productor afecto a llevar al extremo mental a sus artistas, fue inmediato. Dejaron de grabar separados y tocaban todos juntos dentro del estudio para capturar el espíritu. La otra estrategia fue aliarse con Ulrich para obligarlo a Hetfield a escribir mejor. “Eso me indignó”, recordó años después el vocalista. “Yo era el compositor en esta banda, váyanse a la mierda! Fue la primera vez que alguien me desafiaba de esa manera y me obligó a trabajar más duro”. Tal fue la tensión que Bob Rock no se vio con los integrantes de Metallica durante años pese a que habían creado una obra maestra. 

Editado el 12 de Agosto de 1991, con sus seis singles a cuestas el álbum llegó al puesto número 1 en Estados Unidos, vendió 5 millones de copias en su primer año sólo en ese país (hoy lleva más de 25 en todo el mundo) y es el disco de heavy metal más vendido de todos los tiempos y top 5 si consideramos álbumes de rock y hard rock. Convirtió a Metallica en un fenómeno global, a las canciones en mega clásicos y a sus integrantes los roció de toda la fama y dinero que pudieran capturar. El Album Negro barrió con todo lo que una banda pesada había logrado hasta entonces. Cuenta la leyenda que en el pico de esplendor, mientras la banda se sometía a una gira interminable, en Estados Unidos cada 3 minutos sonaba un tema del disco en alguna radio.

30 años después la celebración se promete grande. El 10 de Septiembre se lanzarán ediciones para todos los gustos y bolsillos, desde remasters en plataformas digitales a mega boxes con vinilos, seis DVDs y toda la memorabilia que se pueda empaquetar. Pero Metallica promete correr la vara de la polémica una vez más. 

Bautizada como la Metallica Blacklist la banda seleccionó 53 (!) artistas de los géneros más diversos para que reversionen los 12 temas del disco. Hay elecciones llamativas, algunas un poco obvias y otras directamente insólitas como J Balvin o Juanes. Hasta ahora han salido apenas un puñado, con Miley Cyrus/Elton John/Yo Yo Ma a la cabeza con una rendición deliciosa de Nothing Else Matters. 

Tema de debate para medios especializados si tiene sentido habilitar tantas versiones con el pretexto de demostrar “la influencia en la cultura popular que ha tenido el disco” y destinar las ganancias de estos covers a distintas organizaciones de caridad. Algunos fans arderán indignados, otros lo verán como una movida más de una banda que lo cambió todo hace 30 años cuando decidió reescribir su propia leyenda. 

Periodista. Conductor de HaganCorrerLaVoz por Undinamo.com *

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