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Dejar atrás la prostitución: una fibra sensible de la ley de empleo travesti trans

Trans

Por Carlos Fuentealba V.

El jueves se aprobó la Ley de Promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero "Diana Sacayán- Lohana Berkins" y con ella se abrió un nuevo horizonte. Uno signado por el nombre y legado de las dos militantes que movieron la frontera de lo posible para el colectivo trans y para toda la sociedad.

Y la ley lleva los dos nombres porque en ella confluyeron dos proyectos: la ley de cupo trans Diana Sacayán que estaba enfocado en el sector público, y la ley de inclusión Lohana Berkins, que incorporaba al sector privado.

La ley obliga a los poderes del Estado a destinar al menos el 1% de sus puestos laborales a personas trans y travestis y deben establecer reservas de puestos de trabajo destinadas a este colectivo. Establece que no podrán ser tomados como requisitos los antecedentes contravencionales y penales, ni tampoco la terminalidad educativa de los postulantes.

[pdf-embedder url="https://diarioconvos.com/wp-content/uploads/2021/06/Ley-de-Promocion-del-Acceso-al-Empleo-para-Personas-Trans.pdf" title="Ley de Promoción del Acceso al Empleo para Personas Trans"]

En el sector privado, permitirá que las contribuciones patronales que se hagan a la contratación de personas trans, sean consideradas como pago a cuenta de impuestos nacionales por un plazo de un año. Y además, crea líneas de crédito específicas y con tasa preferencial a través del Banco Nación Argentina para el financiamiento de emprendimientos de personas travestis, transexuales y transgénero.

Todas estas medidas de discriminación positiva se asientan sobre la admisión de una realidad ignominiosa: la expectativa de vida de este colectivo no supera los 40 años. “Esto tiene que ver con la violencia del Estado, con la falta de políticas públicas que ahora comenzamos a transformar” sostiene la subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación, Alba Rueda.

Diana Sacayán, asesinada en 2015 en un crimen de odio.

El escritor I Acevedo, miembro de la Asamblea Trava Trans No Binarie por la Salud Integral, explica a Diario Con Vos que esta realidad obedece a “una violencia estructural que se llama violencia cis-sexista, que es la violencia contra las personas trans y que parte desde la exclusión de la familia, de la escuela, de las instituciones y hace que sea imposible conseguir trabajo". Y en este sentido, hace particular mención al caso de Tehuel de la Torre, desaparecido el 11 de marzo en el partido de San Vicente, luego de que acudiera a una falsa cita laboral.

“Si en un barrio, pueblo, o comunidad desaparece unx pibx trans, y a nadie le importa, y nadie lo busca; o peor aún, quienes se animan a levantar su voz son amenazades, ¿qué imaginario popular se construye sobre qué vida posible vas a tener siendo trans o travesti?”, sostiene un comunicado de la asamblea.

Dejar la prostitución

La asociación entre travestismo y prostitución es una construcción histórica y social que debemos deconstruir. Así lo cree Florencia Guimaraes, militante trans e integrante de la organización Furia Trava, que dijo a Diario Con Vos que “la prostitución ha sido una imposición del Estado que nunca nos había visto como personas, sino que nos había negado todo otro lugar que no fuera la calle. Eso ha sido una imposición y no una elección nuestra. Lamentablemente no sólo en Argentina sino en toda América Latina el 90% de las compañeras travestis y trans recurre a la prostitución para poder sobrevivir”.

Florencia Guimaraes

Y esto ocurre a muy temprana edad. “El 80% de nosotras fuimos arrojadas a la prostitución entre los 11 y los 18 años de edad, o sea siendo niñas y adolescentes”, explica. “Imagínense cómo llega el cuerpo de una travesti que siendo una niña convive en un mundo de adultos con todas las violencias habidas y por haber, a los 35 años de edad. Deshecho, si es que llega”.

Para Guimaraes, esta es “una ley abolicionista que representa un primer paso muy simbólico e importante". Cree que será “difícil de implementar” y que debe ser “complementada con otras medidas” que se hagan cargo de estas violencias. “Con respecto a las niñeces y a las juventudes, el abordaje debe ser mucho más profundo. Porque también uno de los primeros lugares de expulsión son las instituciones. La institución educativa, donde muchas de nosotras de un día para el otro no estamos más en el banco de la escuela, pero estamos en la esquina, en la ruta, y los vecinos y los docentes y los maestros y todo el mundo sabe donde estamos y a nadie le preocupa, y nadie se pone a pensar qué pasa con esa niñez”, dice.

Imagínense cómo llega el cuerpo de una travesti que siendo una niña convive en un mundo de adultos con todas las violencias habidas y por haber, a los 35 años de edad. Deshecho, si es que llega"

La militante trans, que se declara una “sobreviviente de la prostitución”, asegura que la sociedad debe profundizar sus políticas de Educación Sexual más allá de la escuela. “Debemos trabajar en pos de erradicar estos prejuicios, estos pensamientos binarios, biologicistas, patriarcales, que hacen en definitiva que seamos expulsadas de nuestras casas. Y ahí también tiene un rol importantísimo y muy fuerte la injerencia de las iglesias, los fundamentalismos, donde todo lo que se sale de esos mandatos bíblicos es abominable”.

Lohana Berkins
"Me parece importante remarcar que para nosotras, las travestis, la prostitución no es un trabajo sino una imposición del Estado. Cuando estemos en condiciones de elegir otra cosa, entonces consideraríamos esa postura", Lohana Berkins (1965-2016)

Otra Vuelta de Tuerca

“Hay un montón de travestis y personas trans que tienen como única salida el trabajo sexual como medio de vida, pero esa no es una opinión global que corresponda a todo el colectivo”, explica I Acevedo. “Hay dos vías, personas que hablan de prostitución y personas que hablan de trabajo sexual. No tengo una posición tomada respecto de eso. Suele ser muy dividido”, explica.

Y es que la vinculación con la prostitución es siempre polémica y admite un profundo debate, que nunca tiene palabras definitivas. De ello da cuenta, por ejemplo, el libro Prostitución/trabajo sexual: hablan las protagonistas, recientemente reeditado por Planeta, en el que Diana Maffía y Claudia Korol sistematizan una serie de debates entre las posturas abolicionistas y las regulacionistas.

Una representante de esta última tendencia que anima buena parte de los debates de la citada publicación es Elena Reynaga, fundadora de la Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina por Nuestros Derechos (AMMAR) y secretaria ejecutiva de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex), quien no habla de prostitución, sino de trabajo sexual. “La prostitución es un trabajo impuesto en muchos casos, pero como muchos otros trabajos que la clase trabajadora ejerce para ganarse la vida”, dice.

La prostitución es un trabajo impuesto en muchos casos, pero como muchos otros trabajos que la clase trabajadora ejercer para ganarse la vida", Elena Reynaga.

Y por lo mismo, es escéptica al efecto que pueda tener esta ley sobre las personas trans que están ejerciendo el trabajo sexual. “Yo festejo la ley y la valoro como un paso en pos de la igualdad. Creo, sin embargo, que se están quedando cortos. Primero porque hay que considerar que no todas las compañeras trans reniegan de la prostitución. Escuché a algunas compañeras feministas y finalmente a todo el abolicionismo con toda su carga moral, adjudicándose la voz de todas. Hay compañeras que no reniegan del tema del trabajo sexual porque es lo que en definitiva les permite sobrevivir”.

En la perspectiva de Reynaga, lo que se debe combatir es la clandestinidad. “Cuanto más clandestino esté el trabajo sexual, más trata de personas va a haber. Esto es como la ley seca. Mientras mayor prohibición hay para un sector, el otro más se beneficia”.

Elena Reynaga
Elena Reynaga

 

Lo que busca Reynaga es que la inclusión laboral “no invisibilice los derechos de las trabajadoras sexuales”. En este sentido, explica que durante la pandemia se han producido muchos cambios y se ha acrecentado la violencia en las calles, especialmente "desde la policía que ahora está amparada por lo sanitario". Por ello, “la modalidad de trabajo sexual ya no es la misma. Hoy están las chicas que trabajan a través de las cámaras. Pero el proxenetismo también se adaptó: para poder publicar tus servicios tenés que acceder a plataformas en las que le cobran hasta el 40% de su ganancia a las chicas”. Y también con nuevas formas de violencia: “Muchas veces se quedan con los videos que las compañeras hacen y las chantajean. Es todo un universo el que se está abriendo y que no debemos invisibilizar”.

Esta preocupación, sin embargo, no aminora su valoración de la nueva ley. “Hay que saber separar los temas”, dice, “aunque a veces se topen”. Es enfática en aclarar que, pese a su escepticismo, esta ley representa una ampliación de derechos: “En la Provincia se empezó a implementar antes y en el Hospital de Lanús contrataron a compañeras travestis. Eso para una ex trabajadora sexual de 67 años como yo, que ha visto mucho en su vida, era algo impensable. Soñado. Me parece fantástico”.

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