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Columnistas

Cristiano Ronaldo, el jugador que odiamos amar

Por Federico Yañez

Si la Eurocopa “es un Mundial sin Argentina, Brasil, ni la sorpresa africana”, es claro que: ausente Lionel Messi, Cristiano Ronaldo es el dueño absoluto de un torneo que amaneció con buen juego, lindos goles, público en las canchas y con el portugués en el eje central. Récords, polémicas y el futuro de un futbolista que, como nadie, trabajó para intentar ser el mejor de todos.

Al minuto de juego del partido contra Hungría en Budapest el martes pasado, el portugués se convirtió en el primer futbolista en jugar en cinco Eurocopas distintas. Iker Casillas, ex compañero en Real Madrid, estuvo en el plantel de España en cinco torneos, pero solo atajó en tres. En el minuto 87, tras una jugada de 33 toques, anotó su décimo gol en estos campeonatos y superó al francés Michel Platini con quien compartían la cima con nueve. Cinco minutos después de penal, el Bicho, como lo bautizó Manolo Lama, el relator español de la cadena Cope y del videojuego FIFA, cerró el 3-0.

Portugal juega hoy su segundo partido contra Alemania, que perdió 1-0 en la primera fecha contra Francia. El F es el Grupo de la Muerte por excelencia: los últimos dos campeones mundiales y los lusos, vigentes monarcas de a Eurocopa y la Liga de las Naciones, el torneo que creó la UEFA para reforzar la competencia interna. Cristiano tiene al menos dos partidos más para poder engrosar su récord continental que tiene como norte ser el máximo goleador de un seleccionado masculino de la historia. Actualmente tiene 106 goles, solo superado por el iraní Ale Daei que suma 109 y ya no juega.

Cristiano Ronaldo, que debe su segundo nombre a la admiración de sus padres por Ronald Reagan es lo que, en el imaginario empresarial estadounidense, se conoce como un self made man, un hombre que se hizo a sí mismo, incluso desde su concepción. Su padre, José Diniz Aveiro, fue parte de la última camada que fue a pelear a la guerra de Ultramar, el conflicto bélico de Portugal contra Angola, Mozambique y Guinea-Bissau, sus ex colonias africanas. Con la caída de la dictadura de Antonio Oliveira de Salazar y la llegada de la democracia los soldados volvieron, pero quedaron marcados socialmente. Aveiro tenía 21 años, le costaba conseguir trabajo, su esposa María Dolores estaba embarazada de su segundo hijo, no tuvo contención por parte del Estado y cayó en el alcoholismo. Diez años después del fin de la guerra la situación familiar no había cambiado, ya había nacido Katia, la tercera detrás de Elma y Hugo y Dolores se enteró que estaba esperando a Cristiano. Habló con su médico para abortarlo, pero el doctor se negó. Ante eso recurrió a una suerte de remedio casero que consistía en tomar cerveza negra hervida y luego salir a correr, pero se asustó y paró. Cuando CR7 nació el 5 de febrero de 1985, el mismo hombre que frenó a su madre de interrumpir la gestación, exclamó: “¡Con unos pies como estos, va a ser jugador de fútbol!”. Al menos esa es la versión de ella en su autobiografía titulada “¡Madre Coraje!”, coescrita con Paulo Sousa Acosta.

Cuando CR7 nació el 5 de febrero de 1985, el mismo hombre que frenó a su madre de interrumpir la gestación, exclamó: “¡Con unos pies como estos, va a ser jugador de fútbol!”

Su padre consiguió trabajo con utilero en Andorinha, un club de Funchal, en la isla de Madeira, donde vivía la familia. Ahí fue donde su hijo comenzó a jugar a la pelota y donde José dirigió al futuro Balón de Oro. Ahí sus compañeros se burlaban de él por el trabajo de su padre y lo tildaban de pobre. Aveiro murió en Londres en septiembre 2005 por una insuficiencia hepática derivada de su enfermedad. Su hijo estaba concentrado con el seleccionado para jugar un partido contra Rusia por las Eliminatorias al Mundial de Alemania. Luis Felipe Scolari, su entrenador, le ofreció que vaya con su familia, pero decidió quedarse y jugar. El partido salió 0-0.

No fue la primera vez donde fue maltratado. Cuando se fue a jugar a las inferiores del Sporting Lisboa las burlas se centraban en su acento isleño, más cerrado que el portugués urbano. Lejos de aplacarlo, eso actuó de combustible para superarse. A los 12 años se escapaba de su cuarto en la concentración, se ponía peso en sus tobillos, alineaban conos y comenzaba a gambetearlos para mejorar. Primeros indicios del cyborg voraz en el que se iba a transformar. También por esos años, salía con sus compañeros hacía el Mc Donalds más cercano al club, donde pedían las sobras. “Una señora llamada Edna y otras dos chicas siempre nos daban alguna", así se lo confesó en 2019 a Piers Morgan en Good Morning Britain y aseguró que le gustaría encontrar a alguno de los que le daban esas hamburguesas. A los pocos días una mujer llamada Paula Leca, supuestamente una de esas vendedoras, contó a una radio portuguesa que Ronaldo era el más tímido de todos los niños del Sporting que iban a pedir comida. En ese mismo programa, Morgan le mostró un fragmento de una entrevista que la televisión noruega le hizo a su padre mientras se jugaba la Eurocopa de 2004 en Portugal.

A los 12 años se escapaba de su cuarto en la concentración, se ponía peso en sus tobillos, alineaban conos y comenzaba a gambetearlos para mejorar.

Ese fue su primer torneo grande con el seleccionado que todavía tenía a la generación dorada que había ganado los mundiales Sub 20 de 1989 y 1991 y las estrellas que aparecieron después: Luis Figo, Rui Costa, Maniche, Deco, Pauleta. La Grecia de Otto Rehhagel dio el golpe y los venció en la final 1-0 con gol de Angelos Charisteas. Un año atrás había sido vendido al Manchester United, Cristiano tenía 19 años y parecía que su gran oportunidad se diluía. Fue solo el principio, ya que con los Diablos Rojos ganó absolutamente todo, incluido el primero de sus cinco Balones de Oro, Alex Ferguson terminó de cincelar el diamante y cuando llegó al Real Madrid ya era un futbolista total.

Curiosamente casi juega en Arsenal, donde estaba todo listo para que firmara, pero no sucedió. De haberlo contratado podría haber hecho dupla de ataque con Lionel Messi que en 2003 casi se va al equipo inglés con su amigo Cesc Fabregas que sí dejó Barcelona para ir a Londres. Más allá de las rivalidades estadísticas, el duelo Messi-Ronaldo los potenció a ambos y el luso lo dejó claro cuando afirmó: “yo soy mucho mejor porque Messi es cada vez mejor”.

El duelo Messi-Ronaldo los potenció a ambos y el luso lo dejó claro cuando afirmó: “yo soy mucho mejor porque Messi es cada vez mejor”.

Además de sus goles, esta semana Cristiano fue noticia porque en la conferencia de prensa previa al partido con Hungría sacó las botellas de Coca Cola, uno de los sponsors de la Eurocopa, hizo un ademán de desagrado y levantó una de agua ponderando el líquido elemento. Al día siguiente las acciones de la empresa de gaseosas cayeron 1,6% a nivel global y tuvieron pérdidas por 4000 millones de dólares. Si bien no faltaron quienes dijeron que el gesto pudo haberlo influído, lo cierto es que el lunes fue uno de los días del año en donde el gigante de las gaseosas reparte dividendos y cuando suele producirse una merma en la cotización. De todos modos produjo un efecto contagio ya que Paul Pogba corrió una botella de Heineken, otro auspiciante, presumiblemente por su condición de musulmán, religión que no acepta el alcohol. Manuel Locatelli de Italia también corrió las botellas de la gaseosa de Papa Noel, mientras que Stanislav Cherchesov, entrenador de Rusia, generó risas cuando abrió una botella y se la tomó en plena conferencia.

Padre de una nena y tres varones, fue noticia en hace tres años cuando una modelo lo acusó de haberla violado en 2009 en Las Vegas. Kathryn Mayorga le confesó eso a la revista alemana Der Siegel que el jugador la había sometido en un hotel, pero que luego que firmaron un acuerdo en 2010 por 300 mil dólares. Con la denuncia pública, este año le reclamó 65 millones de dólares por “dolor y sufrimiento”. El portugués siempre lo negó y recalcó que ni siquiera hay cargos presentados.

Mientras tanto mañana su equipo tendrá la chance, en caso de ganar, de clasificarse a la próxima ronda sin depender de ganarle a Francia en la última fecha. Cristiano Ronaldo, ahí sí a diferencia de Messi, tuvo que trabajar mucho más su talento para ser el ícono que es. Siempre supo que quería ser el mejor y actuó en consecuencia en Portugal, Inglaterra, España e Italia. Nada lo perturba, los rivales, las denuncias, las presiones ni las expectativas. Solo le teme a una cosa: morir joven.

 

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