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Columnistas

Como vive la histerectomía una Mujer 5.0

Por Daniela Rago

Que tema tan difícil de nombrar y de tratar, hay muchos mitos y nubes negra alrededor, lo cual intentaremos cambiar a partir de este artículo. Qué es la histerectomía, pero fundamentalmente la no oncológica, ya que se necesitaría un trabajo más profundo para abordar un tema tan delicado para las mujeres. La histerectomía es la cirugía para extirpar el útero (matriz) de una mujer.

Son muchísimas las mujeres que pasan por esta operación, muchas más de las que se cree. Y no solo a partir de los cincuenta años, mucho tiempo antes también.

Se considera a la histerectomía la intervención quirúrgica más habitual dentro de las ginecológicas para la mujer en edad fértil, y el diagnóstico más frecuente es el de mioma uterino. Gracias al avance de la ciencia, las operaciones ahora son más sencillas. Harry Reich, un obstetra y ginecólogo de los Estados Unidos, realizó en el año 1989 la primera histerectomía vaginal asistida por laparoscopía.

Se considera a la histerectomía la intervención quirúrgica más habitual dentro de las ginecológicas para la mujer en edad fértil.

Comencemos por el lado más temido sobre dicha intervención para luego poder ver la luz en este proceso.

La repercusión que suscite la operación en cada mujer va a ser muy variable, pues el útero es centro de muchísimas representaciones simbólicas: es el órgano que transmite vida, el órgano reproductor que proporciona a las mujeres la posibilidad de tener hijos, el elemento orgánico diferenciador del varón que le da identidad a la mujer, y como si fuera poco sería el centro de su placer sexual...

Entonces, hay que imaginarse lo que implica psicológicamente para una mujer la pérdida de dicho órgano. Paramujer 5.0 muchas supone una castración y lleva a la mujer a una menopausia anticipada (si también se extirpan los ovarios).

La pérdida del útero ( símbolo de la feminidad y la fertilidad ), es frustrante y muy movilizador para la que nadie se ha preparado, en línea general, porque esta  “castración” no se ha producido en el momento normal de su devenir vital sino de una forma tajante y radical. Por supuesto, moviliza y repercute de forma muy diferente si la mujer ya ha tenido o no hijos. Si ha sido madre, el impacto es menor porque de alguna manera su expectativa materna ya ha sido cumplida.

Si no, el duelo por no poder tener hijos será diferente, en general es doloroso y con la consecuente tristeza de lo no logrado. Las mujeres que no tuvieron hijos pasan por distintas etapas y sentimientos como bronca, desilusión, angustia, hasta llegar a la aceptación. Además quizás sean las primeras en descubrir que la esencia maternal, la necesidad maternal se desplaza a otros afectos, como son los sobrinos, adolescentes y jóvenes que necesitan todo el cariño maternal que solo una mujer 5.0 sabe dar, desde su lugar de sabiduría, comprensión y contención inigualables.

Para el caso de pacientes con antecedentes psiquiátricos, las repercusiones psicológicas serán mayores, y se necesitará una atención específica y especial según el caso.

Y no nos olvidemos del ámbito social, porque en este tema no solo lo orgánico cuenta: Cuántas veces hemos escuchado la frase tan estigmatizante “la van a vaciar”, una mujer histerectomizada supone no sólo para ella misma, sino para la sociedad, una mujer vacía. Se ve al aparato genital como la residencia de su identidad sexual y de su feminidad. Luego de la intervención quirúrgica, en algunas pacientes aparece un fuerte sentimiento de no poder ser una mujer como las demás, de estar incompleta, una sensación de vacío interno. Este miedo al vacío, en ocasiones, puede ser compartido por la pareja que vivirá el reinicio de las relaciones sexuales de forma angustiante. Durante ese primer tiempo existe una alteración de la imagen corporal, que es mayor si la histerectomía ha sido abdominal ya que la visión permanente de la cicatriz en el vientre recuerda una y otra vez que por ahí se ha extirpado algo crucial para la identidad genérica.

Luego de la intervención quirúrgica, en algunas pacientes aparece un fuerte sentimiento de no poder ser una mujer como las demás, de estar incompleta, una sensación de vacío interno.

Aquí la buena noticia: quienes pasaron por este tipo de operación no son pacientes que han sido sometidas a una histerectomía (o han sido vaciadas). SON mujeres histerectomizadas, en vez de ESTAR histerectomizadas. Estamos ante una intervención quirúrgica que, a menudo, se constituye como una nueva identidad.

Claro que si la mujer no dice abiertamente que está histerectomizada nadie lo sabe, resulta invisible a los ojos de los demás, pero lo importante es que ella sabe, siente, vive una carencia, un vacío que le hace replantearse cuestiones y que hace que surjan fantasmas más o menos basados en lo real, pero no por ello menos atemorizantes.

Y comienzan las preguntas: ¿soy medio mujer?¿Sigo siendo deseable para los otros?¿Y mi vida sexual cambiará?, son cuestiones que más o menos explícitamente asoman a la cabeza de una mujer histerectomizada.

Pero volvamos a la realidad en la etapa 5.0. En línea general, siempre decimos que es un momento que nos encuentra con hijos ya medianamente independientes. Acá un punto importante, el mandato social e intrínseco femenino de procrear, ya lo “logramos”. Necesitar ser histerectomizadas en esta etapa nos habla de un problema menos a elaborar.

Otra cuestión, no muy alejada de la anterior, es el tema de la menstruación, que supone la manifestación externa de la fertilidad. En general, la regla es vivida de muy diversas maneras: como algo molesto, sucio, normal, sin trascendencia, doloroso (si existe dismenorrea), tranquilizador (cuando no se desea un embarazo) y demás. Las mujeres saben que a llegada cierta edad entran en la premenopausia (alrededor de los cuarenta y cinco a cincuenta años), y a los cincuenta aproximadamente ya se espera la menopausia.

Ahora bien, qué sucede cuando tenemos el útero con algún fibroma que crece y crece y produce un dolor insoportable y una menorrea que  debilita, que hace perder la libido sexual, el deseo, el poder continuar con una vida normal y fructífera… aquí llega la solución (después de tratar con varios procedimientos y/o tratamientos para achicar ese fibroma que tanto las hace sufrir), la posibilidad de la histerectomía, ya sea total o dejando los ovarios si están sanos y las trompas de Falopio, es vivida literalmente como la salvación de sus vidas. Y además más buenas noticias, como decíamos al comienzo, con la intervención de tipo laparoscópica son solo tres puntos en la zona y se van con el tiempo.

Algo muy importante son las palabras del médico, se recomienda, siempre un médico/a contenedor, que de confianza, que cuente cada paso y las apoye en el antes, durante y después de dicha operación.