Los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Joe Biden y Vladimir Putin se encontraron por primera vez como mandatarios en Ginebra, en un contexto donde las relaciones bilaterales en su punto más bajo en medio de múltiples acusaciones y desacuerdos.
La situación del envenenamiento y encarcelamiento del líder opositor ruso Alexey Navalny, los conflictos entre Rusia y Ucrania y los presuntos ciberataques ocasionados por el Kremlin son algunos de los temas que más tensiones generan de los que se discutirán en la reunión.
Sin embargo, hay varios puntos de encuentro entre Putin y Biden como el control de armamentos nucleares, el cambio climático, los programas atómicos de Irán y Corea del Norte y la estabilidad de Afganistán tras la retirada militar estadounidense y de la OTAN.
El mandatario ruso llegó en su avión presidencial y fue directamente a la Villa La Grande, ubicado en el corazón de Ginebra, con una vista impresionante del lago Lemán.
El demócrata Biden, que llegó a Ginebra ayer desde Bruselas, estará siendo observado por su posición frente a Putin, en función a la que tenía su predecesor republicano Donald Trump, cuyo mandato estuvo marcado por las sospechas de que Rusia lo ayudó a ganar los comicios de 2016.
“No busco un conflicto con Rusia, pero responderemos si Rusia continúa sus actividades dañinas”, indicó el presidente estadounidense.
El cónclave inició a las 13.27 hora local, 8.27 de nuestro país, y el Kremlin señaló que debiera durar unas cuatro o cinco horas. Del mismo participarán los presidentes y los jefes de la diplomacia estadounidense y rusa, Antony Blinken y Serguei Lavrov.
Muchos expertos coinciden en que Putin ya logró lo que más deseaba: la celebración de la cumbre como muestra de la importancia de Rusia en el escenario mundial.
En medio de la pandemia de coronavirus, se espera que haya una buena reunión entre los mandatarios, aunque no se presume que haya resultados tangibles que quiten un factor extra de inestabilidad.
Fuente: Télam
