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Columnistas

Mejor Argentina con argentinos

Por Manuel Sierra

No existe destino turístico en el mundo que pueda ser sustentable sin un buen desarrollo del turismo interno. Los turistas locales, o de cercanía, alimentan a los destinos ocupando camas, mesas de bares y restaurantes, asientos en entretenimientos, o simplemente gastando plata en locales comerciales.

En el mundo entero, los turistas internacionales son el complemento de la estadística, no el objetivo primario, y si bien son muy importantes a la hora de contar pasajeros, la verdad es que representan un porcentaje muy bajo de la cuenta.

En nuestro país hemos vivido la experiencia de algunos hoteles del fin del mundo, allá por el 2002, que les cerraban la puerta a los pasajeros argentinos poniendo tarifas en dólares a valores imposibles de pagar para el viajero vernáculo y pensando que la salvación económica venía de la mano del turista europeo o norteamericano, fundamentalmente, que podía pagarlas sin sentirlo en el bolsillo.

A pesar de que no había pandemia, la conectividad se veía diezmada por la crisis política y económica que vivíamos. Fue la época en que la actividad turística ayudó de manera inmediata a la recuperación de las economías regionales.

Algo tuvieron que ver los pasajeros foráneos, pero mucho más los autóctonos que vieron que vacacionar en nuestro país era económicamente más accesible en tiempos de crisis.

El desarrollo del turismo interno es el que hace posible extender las temporadas, permitiendo que las bajas no sean tan bajas y que de esta manera los puestos de trabajo y la recaudación impositiva tengan una continuidad que de otra manera no se lograría.

Es necesario un sistema de comunicación que permita a nuestros pasajeros prospectos visualizar a los destinos nacionales como verdaderas opciones al momento de elegir.

Para alcanzar este objetivo es necesario un sistema de comunicación que permita a nuestros pasajeros prospectos visualizar a los destinos nacionales como verdaderas opciones al momento de elegir dónde vacacionar, mostrando su cultura, gastronomía, entretenimientos, paisajes…

A diferencia de aquel lejano 2002, producto de un enorme trabajo que se realizó posteriormente, Argentina hoy ostenta una calidad de servicios que no tiene nada que envidiarle a ningún destino del mundo.

Es cierto que no debemos cerrarle las puertas al pasajero internacional, pero es más cierto que sin el pasajero vernáculo la sustentabilidad de los destinos es inimaginable.

Es necesario realizar campañas de promoción de nuestros destinos para los argentinos, de la misma que se hace para los pasajeros del mundo. Agresivas, creativas, motivadoras.

Argentina hoy ostenta una calidad de servicios que no tiene nada que envidiarle a ningún destino del mundo.

¿Y el PreViaje? Dirá el caro lector.

Hemos sido muy críticos del PreViaje, no por su concepción, sino por su mala difusión, precisamente lo que hoy sostenemos que hace falta.

Ya se habla de la etapa 2, esperemos se entiendan los mensajes del sector al respecto, porque vender turismo, que es vender experiencias, no es lo mismo que vender productos que se envuelven y el comprador se los lleva a su casa.