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Sociedad

Daniel Schteingart y la mala fama de los alimentos transgénicos: "El camino no es cancelarlos"

La noticia de que Havanna produciría alfajores con trigo transgénico generó hace unas semanas el repudio de ciertos sectores y abrió la puerta a una discusión más amplia: ¿qué es la biotecnología y por qué tiene tanta mala fama?

“Hay un cierto sentido común que asocia biotecnología y organismos genéticamente modificados a lo 'artificial' y esto a 'laboratorios malvados manipuladores', pero si miramos más en profundidad, la idea de que 'lo natural es bueno' y 'lo artificial es malo' no resiste el menor análisis", explicó Daniel Schteingart, director del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), que forma parte del Ministerio de Desarrollo Productivo, a Diario Con Vos.

La idea de que lo natural es bueno y lo artificial es malo no resiste el menor análisis.

"Desde hace miles de años lo que comemos es en cierta medida ´artificial´”. No nos alimentamos de plantas ni animales silvestres –dijo Schteingart–. Si no deconstruimos este sentido común de 'natural bueno/artificial malo' podemos tener un diagnóstico errado de la historia humana".

¿De qué hablamos cuando hablamos de biotecnología?

“La biotecnología es un campo amplio que supone el uso de sistemas vivos y organismos para desarrollar o fabricar productos. En el caso de los cultivos, se busca lograr la resistencia a ciertas enfermedades, a condiciones ambientales adversas o a herbicidas, y en muchos casos se busca mejorar el perfil nutritivo del cultivo o reducir sus desperdicios", señaló Schteingart.

El director del CEP XXI comentó que los organismos genéticamente modificados comenzaron "a partir de los años ’70 cuando se logró, mediante técnicas de ingeniería genética, transferir ADN de un organismo a otro. Se busca introducir algún rasgo que no ocurre naturalmente en las especies", explicó.

Los cuestionamientos a la biotecnología

"Los organismos transgénicos atraviesan un larguísimo proceso de aprobación regulatoria y demandan mucho tiempo de testeo antes de salir al mercado: por eso son seguros. La comunidad científica tiene un consenso respecto a que los organismos genéticamente modificados actualmente no implican mayores riesgos para la salud que la comida convencional", agregó.

Los organismos transgénicos atraviesan un larguísimo proceso de aprobación regulatoria y demandan mucho tiempo de testeo antes de salir al mercado: por eso son seguros.

"Si bien el herbicida fue de la mano de una mejora de la productividad notable –y del consecuente incremento de las exportaciones, con la baja de la pobreza–, su mal uso por parte de muchos productores supuso daños a la salud de las poblaciones expuestas –reconoció el sociólogo–. Eso requiere de controles y sanciones estrictas".

No se pueden usar agroquímicos a mansalva: deben estar bien regulados porque si no se generan problemas. El problema no es la tecnología, sino qué hacemos con ella y cómo la regulamos”, amplió Schteingart, para quien "el camino no puede ser cancelar lo transgénico, que nos ha dado muchos beneficios, sino producir mejor, con un uso más eficiente de los recursos y tendiendo a usar menos herbicidas".

La polémica del trigo transgénico

“El trigo HB4 es un organismo genéticamente modificado” en el cual “se introduce un gen de girasol al trigo para volverlo más tolerante a la sequía –explicó Schteingart–.Al ser más tolerante a la sequía, el trigo HB4 permitiría que Argentina se vuelva menos vulnerable a eventos climáticos adversos como la escasez de agua; eso tiene efectos positivos: más certidumbre respecto a nuestros cultivos y menor uso de agua para producir la misma cantidad de alimento”.

Daniel Schteingart, director de CEP XXI.

“El trigo transgénico permitiría que en ciertas zonas se vuelva viable rotar soja (en primavera-verano) y trigo (en invierno), lo cual haría que no se acumulen malezas y evitaría usar tanto herbicida: además de producir más alimento, se podría morigerar el uso de agroquímicos”, agregó Schteingart.

“El gen no influye en el grano que se consume y puede tener el mismo riesgo que el trigo tradicional que tiene herbicidas”, había destacado Raquel Chan, una de las responsables de la creación del trigo transgénico, en Radio con vos.

Las ventajas del made in Argentina

“Que el trigo transgénico sea de producción nacional prueba que Argentina es capaz de producir cosas complejas. Y en el largo plazo los países que se desarrollan son los que logran producir cosas cada vez más complejas”, subrayó Schteingart.

El camino no puede ser cancelar lo transgénico, que nos ha dado muchos beneficios, sino producir mejor.

El director de CEP XXI enumeró los beneficios económicos que la biotecnología significa para el país. “El trigo transgénico es un desarrollo tecnológico importantísimo en el país que permite agregar ciencia, tecnología y valor a nuestra producción primaria", señaló Schteingart y destacó la posibilidad de que la biotecnología genere "puestos de trabajo".

"Que tengamos tolerancia a la sequía es fundamental –precisó–. Si Argentina pudiera ser más resiliente ante las sequías, eso nos daría una mayor estabilidad económica, con efectos benéficos para las mayorías".

Finalmente, el director de CEP XXI destacó que “el trigo transgénico es una tecnología desarrollada por el CONICET, de modo que la institución obtiene regalías que pueden ser importantes para financiar nuevos proyectos científicos nacionales".