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Ambiente

Sergio Federovisky estrenó Punto de No Retorno: "La pandemia es la expresión más acabada del desastre ambiental"

Por Juan Tenembaum

Sergio Federovisky se ocupa de la problemática ambiental hace más de 30 años. Es biólogo, graduado en la Facultad de Exactas de la UBA, pero trabajó toda su vida como periodista y político. Recuerda su juventud en el Partido Comunista con cariño, y atesora los libros de Karl Marx y Friedrich Engels que le quedaron de esos tiempos. Los guarda, de hecho, en el escalón inferior de la biblioteca de su estudio, que ocupa toda una pared. Su casa, donde recibió a Diario Con Vos, está repleta de arte, y su biblioteca está coronada por sendos posters de Vladimir Lenin, líder de la revolución rusa, y Mao Tse Tung, el histórico dirigente del PC chino. Hoy, Federovisky es el viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y el 5 de junio va a estrenar Punto De No Retorno, su primer documental.

Punto de No Retorno, el documental

El 5 de junio se estrena Punto De No Retorno, el documental de Sergio Federovisky, dirigido por Nicolás Capelli y Diego Corsini. El film recorre desde la Antártida hasta los Estados Unidos y registra lugares donde el cambio climático ya se hace sentir fuerte. Además, el viceministro realiza entrevistas a distintos científicos especializados en el tema. Aparecen personajes como Bernardo Kliksberg, el economista argentino considerado un "gurú mundial de la responsabilidad social de las corporaciones" y especialistas de distintas disciplinas pertenecientes a la NASA o el Conicet. El documental explora las distintas problemáticas que genera el cambio climático y las posibilidades de la humanidad de enfrentarlo, ya sea para frenarlo o adaptarse al fenómeno.

–¿Cómo surgió la idea de hacer un documental?

El proyecto arrancó porque me lo pidió mi hijo mayor, Agustín. Un día me preguntó, "Pa, ¿por qué no hacés un documental?". Nunca se me había ocurrido. Yo escribí libros, hice un programa de televisión multipremiado, Ambiente y Medio, estoy en esto del ambiente hace 35 años. Desde ese momento me empezó a quedar en la cabeza que no hay ningún registro documental, desde la Argentina, que discuta lo ambiental desde la política. Hay muchísimos documentales internacionales, de Michael Moore, de Leonardo Di Caprio, pero en la Argentina no había nada similar, al menos que yo conozca. Entonces se me ocurrió que lo podía hacer yo, lo que no significa que lo vaya a hacer bien.

–En el documental hablás de una contradicción entre el sistema de producción-consumo y el ambiente. ¿Existe un sistema alternativo, o una solución, a esa dicotomía? ¿Cómo te la imaginás?

–No sé cómo se hace para resolver la contradicción entre el ambiente y el sistema. La humanidad, el capitalismo, está en una situación análoga a la de un adicto. Antes de arrancar ningún tratamiento, tenemos que reconocer el problema. A partir de eso, de un diagnóstico, podemos eventualmente imaginar cual es el horizonte, hacia dónde ir para alcanzar una solución. Siempre que planteo estas cosas me preguntan que habría que hacer. No tengo una respuesta. Si sé qué es lo que no hay que hacer más. No sé como se reemplaza eso, pero no creo que las sociedades puedan encontrar respuestas sin hacerse antes las preguntas, sin plantearse antes los problemas.

La humanidad, el capitalismo, está en una situación análoga a la de un adicto".

"A veces, incluso, las soluciones que encuentran las sociedades no son buenas. Podemos pensar, por ejemplo, que una solución a los problemas del capitalismo fue la revolución de Octubre, el socialismo soviético. Pero esa no fue una buena solución. Eso, sin embargo, no invalida que  haya que buscar otras, mejores soluciones. Al respecto de lo ambiental, estamos en un problema grande. Porque el sistema triunfante, el capitalismo, está fracasando en materia ambiental. Si nosotros vemos que en los últimos 200 años el deterioro ambiental es mayor que en todo el resto de la historia humana, entonces este sistema fracasó. Porque puso en riesgo la base misma de la reproducción de ese sistema, que es su capital natural.

–En la primera parte del documental, hablás sobre el cambio climático y las medidas necesarias para prevenirlo o aminorarlo. En la segunda, hablás sobre adaptación. ¿La Argentina tiene los recursos para adaptarse al cambio climático?

–La Argentina tiene la obligación de pensar en adaptación cuando piensa en cambio climático. Es cierto que tenemos que acompañar los esfuerzos internacionales, el acuerdo de París, los compromisos, pero la Argentina no es un país de los grandes contaminantes en términos de emisiones de dióxido de carbono. Nuestro gran problema es lo que vamos a recibir como consecuencia del cambio climático, lo que ya estamos recibiendo. Las zonas inundables se vuelven más inundables, las secas más secas, las ciudades costeras enfrentan problemas por el ascenso del nivel del mar.

–¿Ahí entra la adaptabilidad?

–La adaptabilidad es crucial. En términos sociales, porque siempre la población más afectada es la más vulnerable, porque el impacto de un evento climático es mayor cuanto más vulnerable es la población que impacta. Sabemos que la vulnerabilidad es mayor en términos productivos, necesitamos una adaptabilidad en materia productiva. El escenario sojero no es un escenario plausible de acá a 30 años. Si no ponemos la proa como estado en ubicar las consecuencias del cambio climático en Argentina, vamos a fracasar seriamente y tener serios problemas

El costo de pagar las consecuencias del cambio climático es al menos 100 mayor que el costo de prevenir".

"En 2018 la Argentina perdió 8.000 millones de dólares por una sequia –recuerda–. No podemos esperar la aproxima sequía, tenemos que estudiar cuáles son los cultivos que mejor se adaptan al nuevo clima. Otro ejemplo son las inundaciones. Tenemos que identificar qué poblaciones están viviendo bajo el nivel del agua, en un escenario de cambio climático como el que se viene. A esas poblaciones hay que ofrecerles soluciones, no solo porque es lo éticamente correcto, sino porque va a ser mucho más caro socorrer a esas poblaciones. Es mucho más barato prevenir, en este caso, que esperar a que los problemas se produzcan". 

Federovisky cita "un estudio fantástico de Nicholas Stern, exministro de economía de Tony Blair, que es insospechado de ser ni marxista, ni progresista. Y él hizo un cálculo económico, y demostró que el costo de pagar las consecuencias del cambio climático es al menos 100 veces mayor que el costo de prevenir. Prevenir es adaptarse, invertir para adaptarse". 

–En el film repetís varias veces, de forma crítica, la frase "me tocó la peor sequía", de Mauricio Macri. ¿Por qué?

"Me tocó la peor sequía" es la excusa habitual de la política. Soy una especie de infortunado al cual le tocó la calamidad es una excusa que ponen las malas gestiones. De cualquier modo, para este gobierno y para el presidente, enfrentar esta situación es algo verdaderamente inédito. Si el presidente dice "me tocó la peor pandemia", está justificado. Nadie podía predecir que esto iba a ocurrir ahora. Sin embargo, estamos en condiciones de empezar a prever este tipo de cosas.

–¿Sacaste alguna conclusión a partir de la realización del documental?

Sí. Sabemos que las sequías, las inundaciones y las tormentas van a ser cada vez peores. Una de las consecuencias que los científicos vienen señalando desde hace 30 años es la agudización de los extremos. Todo lo que ocurría va a ser peor. La pandemia es la expresión más acabada de este desastre ambiental. Sin deterioro ambiental, no existiría. Ahora, sabemos que va a haber más pandemias, aunque no sabemos cuándo. Por eso, lo que hay que hacer es desacelerar la situación de deterioro ambiental para intentar atenuar algunos de esos efectos catastróficos que, indudablemente, van a ocurrir. Y adaptarnos, preferiblemente antes de sufrir las consecuencias de no haberlo hecho a tiempo.

Ley de Humedales y gases de efecto invernadero

–El año pasado se quemaron en la Argentina un millón de hectáreas. ¿Por qué no aprobaron todavía la Ley de Humedales, como reclaman la mayoría de las organizaciones ecologistas?

–La relación entre sacar o no la Ley de Humedales y la cantidad de hectáreas quemadas no es directa. Sí creo que hay una relación directa entre el uso del fuego para transformar el paisaje, avanzar la frontera agropecuaria, impulsar el mercado inmobiliario en algunas ciudades, como Córdoba, o el avance de la venalidad o la codicia en la Patagonia. Y hay un vínculo entre el uso del fuego para todo eso y la ausencia de algunas normativas, que estamos tratando de subsanar. Para el caso de la Ley de Humedales, hay dos respuestas, una coyuntural y otra profunda. La primera, la coyuntural, es que hay intereses. Hay intereses que entienden que una Ley de Humedales perjudicaría el progresivo crecimiento de proyectos inmobiliarios que históricamente degradaron esos ecosistemas para desarrollarse. La profunda responde a cómo percibe, o cómo percibimos, el progreso en la clase política argentina. Si seguimos pensando que progreso es destruir un humedal para poner casas encima, no hay ley que pueda frenar eso. Por eso, tenemos que modificar criterios respecto al progreso, y encontrarle otro significado.

Los 5.000 basurales a cielo abierto son el problema ambiental más serio y más urgente de la Argentina, porque son injustificables".

–Su gobierno, ¿tiene un compromiso con bajar la emisión de gases de efecto invernadero?

La Argentina tiene una paradoja. Tenemos una escasa incidencia en el concierto mundial de emisión de gases de efecto invernadero, pero como tenemos una matriz energética muy regresiva, nuestra emisión de gases per cápita es muy alta, similar a la de los países europeos. Esto está determinado por nuestra matriz energética, tan dependiente de los combustibles fósiles. Por eso tenemos un compromiso de reducción de emisiones. Además hay un compromiso ético. Todos tenemos que hacer el esfuerzo y adecuar nuestras economías, y su matriz energética, a un escenario de menos emisiones de gases.

Con Bernardo Kliksberg.

–¿Cómo armonizan ese objetivo con el desarrollo de proyectos como el de Vaca Muerta?

No lo armonizamos. Estamos viviendo una tensión indudable al respecto, quien la niegue es necio. El punto es este. La Argentina, como todo el mundo, está inserta en un proceso transicional que va de un paradigma propio del siglo XX a un sistema más sustentable, o completamente sustentable, del siglo XXI. No queda otra que atravesarla. Va a generar disputas y conflictos. Hay gente, incluso en el gobierno, que cree que el desarrollo es como en el siglo XX, y otros que creemos que no, que hay que adecuarlo al siglo XXI.

Basurales a cielo abierto

–Uno de los objetivos de su gestión es la erradicación de los basurales. Hoy en día, hay argentinos que viven en y de esos basurales. ¿Cómo planean resolver el tema sin sacarle su fuente de ingresos a esas familias?

Por un lado, que haya gente que vive en los basurales es completamente indigno, y no es una buena explicación para no erradicarlos. Lo que nosotros estamos haciendo, al invertir dinero en la erradicación de basurales y en la instalación de sistemas de tratamiento de residuos mas modernos, es garantizar la integración de esa gente que vive del basural para que pueda trabajar en condiciones muchísimo más dignas, ya sea en blanco o cooperativizados, como corresponde, en estas mismas plantas o rellenos sanitarios. Ahí lo que ha fallado, porque algo ha fallado para que en Argentina haya 5.000 basurales a cielo abierto, es que el estado nacional nunca se involucró en el tema. Lo consideraron un tema de los municipios y que se arreglen, a lo sumo te mando una retroexcavadora. Y este es el problema ambiental más serio y más urgente de Argentina, porque es injustificable desde el punto de vista ambiental, ético y presupuestario. No hay nada que justifique que un municipio siga tratando los residuos volcándolos en un pozo y prendiéndoles fuego. Tenemos todos los recursos para resolver esa situación, pero nunca hemos tenido una política definida para hacerlo desde el estado nacional.

–Desde que empezaron su gestión en el ministerio de Ambiente, muchos funcionarios se terminaron yendo. Pilar Bueno, directora de Cambio Climático, fue reemplazada por Gabriel Blanco, que también se terminó yendo. A Daniel Somma, el presidente de los Parques Nacionales, se le pidió la renuncia. ¿Por qué tiene tanto recambio el Ministerio?

–Es una pregunta que le corresponde al ministro, Juan Cabandié. Hay una responsabilidad institucional, más allá de que cada uno de los casos tiene su explicación propia, le corresponde al ministro elegir a sus colaboradores. 

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