Cuando en 2020 empezaron a notar que estaban cerrando Salas de Atención Primaria en distintos barrios, desde Matria -una Red Comunitaria de Salud- confirmaron que había una necesidad a la que no se estaba dando respuesta y que se vinculaba con su mayor proyecto: una casa comunitaria de salud destinada a la población en situación de vulnerabilidad.
En marzo de este año lograron su objetivo e inauguraron un espacio de salud pre y postnatal y en salud sexual y reproductiva en González Catán, provincia de Buenos Aires. Es la primera casa comunitaria del país, con un enfoque integral y un equipo interdisciplinario que desarrolla actividades de asistencia, prevención, cursos de capacitación y contención para embarazadas.
El espacio de salud inaugurado en marzo en González Catán es la primera casa comunitaria para embarazadas del país con un enfoque integral y un equipo interdisciplinario.
“La idea de Matria siempre fue llevar respuestas a la violencia de género, la violencia obstétrica y la violencia ginecológica a los sectores más vulnerables. Veíamos que no había ninguna organización abocada a personas gestantes en situación de vulnerabilidad social y la casa es única en esto de tratar de abarcar toda la salud sexual y reproductiva”, explica a Diario Con Vos Luciana Rosenberg, licenciada en obstetricia y presidenta de Matria.
Rosenberg destaca que la filosofía de la Casa está basada en la solidaridad: piden una colaboración por los talleres y la asistencia, y quienes pueden hacerlo ayudan a las que no para que ninguna se quede sin atención.
Frente a los casos de violencia obstétrica, que aumentaron durante la pandemia, el objetivo de Matria es tratar de instalar un nuevo paradigma de atención. La casa que abrieron funciona como un primer nivel de salud. Realizan controles del embarazo, ofrecen asistencia psicológica, consultas con puericultoras y nutricionistas, entre otras atenciones. En el equipo fijo son nueve mujeres y, además, hacen interconsultas con una red de profesionales colaboradoras como abogadas, trabajadoras sociales y osteópatas.
Si bien el contexto impuesto por el coronavirus impidió que puedan avanzar en varias de las acciones que querían llevar a cabo, el objetivo del espacio es que sea un lugar hogareño al que las mujeres puedan recurrir tanto en la etapa prenatal como postnatal para asistir a talleres, actividades y charlas sobre el parto e información obstétrica con una perspectiva de derechos.
“Hacemos un hincapié especial en lo que es la gestación, el parto y el posparto, con una mirada con perspectiva de género y diversidad, que sea integral. No es sólo un útero gestante, no es sólo una función reproductiva. Es una persona con un núcleo familiar, en una comunidad, con valores culturales y sociales”, señala Rosenberg.
El sueño de Matria es abrir una Casa de Parto, pero aún no está regulado en Argentina. Hay un proyecto presentado por la diputada Mónica Macha que todavía no fue tratado.
El sueño de Matria es abrir una Casa de Parto, una institución que en el país no está regulada aún.
En un informe que realizaron desde la organización encontraron que el 75 por ciento de las encuestadas no sabía qué era una Casa de Parto. Sin embargo, al explicar los detalles, el 72 por ciento respondió que eligiría parir en un lugar así.
El propósito es que las mujeres puedan parir en un ámbito que sea lo más familiar posible, con una mínima cantidad de intervenciones y con el tiempo necesario para hacerlo, pero respetando todos los requisitos médicos que implica un parto.
Rosenberg explica: “Estas casas tienen que tener –y nosotras ya tenemos todo preparado– protocolos y articulación con los otros niveles de atención. No son improvisadas, son asistidas y dirigidas por profesionales, y si hay una complicación se deriva al hospital”.
Hasta que las Casas de Parto tengan un marco legal, desde Matria enfocan su trabajo en acompañar a mujeres embarazadas o transitando el puerperio que se encuentran en situaciones sociales desfavorecidas.