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Columnistas

Cuando dos más dos no da cuatro

Por  Manuel Sierra

En 1984, el periodista y ganador del Premio Pulitzer, Alan Riding presentó en sociedad su libro “Vecinos Distantes: un retrato de los mexicanos”.
En su prólogo, el escritor detalla que no existen dos países en el mundo que compartan fronteras y sean tan diferentes entre sí. Cultura, idioma, costumbres, religión, economía o política son algunos de los ítems que se podrían investigar y darían como resultado las enormes diferencias que mantienen entre ellos.

Días atrás las diferencias se acentuaron cuando la Administración Federal de Aviación del gran país de norte determinó que su vecino no cumple con los estándares de supervisión de la seguridad aérea establecidos por OACI, rebajando la Categoría 1 a Categoría 2 de sus aeropuertos.

Las aerolíneas mexicanas que vuelan a a Estados Unidos no podrán abrir nuevas rutas, ni aumentar la cantidad de frecuencias que operan con sus propios aviones.

El lector no interiorizado en temas aerocomerciales debe pensar con legítima curiosidad ¿y qué significa esto?
Esto significa, ni más ni menos, que las aerolíneas mexicanas que vuelan a a Estados Unidos no podrán abrir nuevas rutas, ni aumentar la cantidad de frecuencias que operan con sus propios aviones.
Sin embargo, en un acto de pretendida igualdad, también lleva a las aerolíneas norteamericanas a suspender los acuerdos de código compartido que tengan con las aerolíneas mexicanas, como sucedió con Delta Airlines y Aeroméxico recientemente.

Si tenemos en cuenta que México es un país abierto al turismo internacional y que Estados Unidos está buscando rutas en el extranjero para que sus aerolíneas puedan iniciar su recuperación económica lo antes posible, la suma de dos más dos no da cuatro. Uno para México, tres para Estados Unidos.

Entienda lector, que el mercado emisor número uno para los destinos mexicanos es precisamente Estados Unidos, si se mantiene el status quo, las aerolíneas norteamericanas llenarán sus vuelos con mayor facilidad y transportarán más pasajeros.
¿Porqué tanto interés en el caso mexicano?, nos preguntaron algunos funcionarios argentinos consultados.
La respuesta es sencilla, pero difícil de explicar, porque muy entre bambalinas estas medidas suelen ser respuestas a hechos políticos que puedan no gustarle a los funcionarios de Washington DC.

Es por eso que con la mirada puesta en los procedimientos de seguridad aérea autóctonos, y sobre todo en tiempos de crisis política, nos preguntamos si pasaríamos con holgura las auditorías de la FAA o volveríamos a retroceder de categoría tal cual nos sucedió en el pasado.
Muchos tal vez no lo recuerden, pero Argentina fue rebajada a Categoría 2 en el año 2002 debido a (sic) “la falta de control del movimiento de aeronaves, falta de capacidad para supervisar aeronaves, talleres, y aeropuertos. No tiene suficiente personal de inspección ni directivas claras sobre los mecanismos de control de aviones y aeropuertos”.
Esa situación recién terminó en octubre de 2005, cuando la FAA, después de varias auditorías e informes, restituyó al país la categoría 1, levantándose las restricciones impuestas justo antes de que el presidente Bush arribara al país con motivo de la Cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata.
Recordemos la situación política argentina y su relación con Estados Unidos en aquel entonces.

Desde este mes, Aerolíneas Argentinas deberá pedir autorización por cada vuelo que opere desde y hacia los Estados Unidos en el marco de una medida de reciprocidad que dispuso el Departamento de Transporte

Hoy podríamos tomar en cuenta un hecho que parece menor pero que implica que estamos en el ojo del radar.
Desde este mes, Aerolíneas Argentinas deberá pedir autorización por cada vuelo que opere desde y hacia los Estados Unidos en el marco de una medida de reciprocidad que dispuso el Departamento de Transporte norteamericano, y esto se debe a las decisiones que instrumentó la ANAC que obligaron a reducir los servicios aéreos entre un 33% y un 66% desde enero.

Esta situación provocó el reclamo del Departamento de Transporte de los Estados Unidos aduciendo que “la decisión impuesta por Argentina atenta contra la posibilidad de ejercer justa e igualitariamente los derechos adquiridos bajo el acuerdo bilateral de tráfico aéreo regular, firmado en 1985”.
Las frecuencias otorgadas son iguales para ambos países, pero con una pequeña diferencia, desde allá para acá vuelan American Airlines, United Airlines y Delta Airlines en forma regular, De acá para allá solo Aerolíneas Argentinas.

Nuevamente dos más dos no es cuatro.
En el mientras tanto las paredes nos cuentan que nuestro sistema de seguridad aeroportuario vuelve a tener inconsistencias importantes. No creemos en las brujas pero…

 

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