Como una fiesta de año nuevo se vivió en muchas ciudades de España la primera madrugada sin estado de alarma. Multitudes se aglomeraron sin barbijo, con botellones de champagne y música a todo volumen para celebrar el fin de las restricciones a la circulación.

Tras seis meses de limitaciones a la movilidad, con cierres perimetrales en las regiones y toque de queda nocturno, España estrena hoy un nuevo periodo, con restricciones más laxas y avisos de precaución, para que no repunte la pandemia de coronavirus.

Todo esto, a pesar de que los datos siguen siendo preocupantes: una media de 198 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, lo que según el semáforo del Ministerio de Sanidad (entre otros indicadores) supone un “riesgo alto”. Y cinco comunidades autónomas (Madrid, Cataluña, Navarra, Aragón y País Vasco, además de Melilla) superan los 250, lo que equivale a “muy alto”.

En Madrid, la fiesta se adueñó de la Puerta del Sol y la policía hizo 450 intervenciones, pese a ser una zona de incidencia muy alta, incluso en comparación con el resto del país. En la capital se registran 317 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días.

En Barcelona, fueron desalojadas 6.500 personas de distintas plazas. La noche dejó 16 personas detenidas en Palma y cuatro agentes de la Policía Nacional heridos de diversa consideración en una concentración no autorizada contra el toque de queda. “Son imágenes lamentables”, dijo el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

Hoy, con la pandemia en retroceso, España vuelve a lo que se ha dado en llamar “nueva normalidad”, ya que, aunque se recupera la movilidad, habrá que seguir cumpliendo ciertas medidas de seguridad como el uso de la mascarilla, una cierta limitación de aforos y distancia interpersonal.

Porque el virus todavía está activo y no cesan los nuevos casos detectados y los fallecimientos, aunque está el respiro del avance en la vacunación, con más de 19 millones de dosis administradas sobre una población de 47,3 millones de habitantes.