Fragmentos bíblicos fueron descubiertos en el desierto de Judea en Israel, donde además se desenterraron un esqueleto de niño momificado de 6.000 años de antigüedad envuelto en tela y una cesta de 10.500 años, que sostienen que puede ser la más antigua del mundo.
El hallazgo se calificó como “histórico” y uno de los más importantes desde los Manuscritos del Mar Muerto.
“Por primera vez en unos 60 años, las excavaciones arqueológicas han descubierto fragmentos de un pergamino bíblico”, dijo la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) en un comunicado.
Según Israel Hasson, el director de la AAI, que expone las piezas en su laboratorio del Museo de Israel en Jerusalén, la iniciativa lanzada en 2017 tiene como objetivo “salvar estas raras e importantes piezas patrimoniales de las garras de los ladrones.”
Afirman que desde que se realizó el hallazgo de los Manuscritos del Mar Muerto hace más de 70 años en las cuevas de Qumrán, estas cuevas rocosas del desierto de Judea se convirtieron en el objetivo de saqueadores de antigüedades.
Los investigadores afirman que se trata de uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de todos los tiempos porque incluye textos religiosos en hebreo, arameo y griego, así como la versión más antigua conocida del Antiguo Testamento.