Por Nacho Barrios
La pandemia del coronavirus atravesó todos los estratos sociales. Nadie se salvó de los males que devienen del aislamiento. El mundo del rugby, por supuesto, también se vio afectado. El logro alcanzado por Jaguares en 2019, cuando llegaron a la final del Súper Rugby –competencia que nuclea a las mejores franquicias del hemisferio sur–, fue la antesala de una sangría que parece no tener fin. Jugadores de primer nivel se ven obligados a emigrar a otros destinos para poder seguir viviendo de un deporte que aman.
El 20 de marzo de 2020 el presidente Alberto Fernández decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio. En ese momento, la Unión Argentina de Rugby (UAR) decidió hacer un cese de actividades hasta que se tomara conocimiento de la evolución del virus.
Los meses fueron pasando y los clubes seguían sin abrir. Esto generó, en un país donde el rugby es amateur, que muchos jóvenes dejaran de tener competencia en sus clubes. Los deportistas profesionales, que sí cuentan con un contrato que los vincula con la UAR y pueden “vivir” del rugby, debieron tomar una decisión respecto a sus futuros.
Sin competencias oficiales, tanto en nivel de selecciones como de equipos, los sponsors dejaron de pagar o comenzaron a incumplir con sus contratos. Producto de esto, la UAR decidió dar libertad de acción a quienes pudieran tener salida a otras latitudes.
Los primeros en irse
El primero en armar las valijas fue ni más ni menos que el entrenador de Jaguares –el único equipo profesional de rugby en nuestro país–, Gonzalo Quesada. El ex apertura de Los Pumas y entrenador de varios equipos europeos, volvió a dirigir en un viejo conocido, el Stade Français.
Luego de su partida, otros referentes del seleccionado nacional decidieron seguir sus pasos e inclusive se marcharon para volver a ser dirigidos por Quesada. Marcos Kremer y Pablo Matera, ambos terceras líneas, arribaron al club parisino.
Otros que decidieron marcharse al viejo continente fueron Guido Petti, el jugador con más partidos en la historia de Jaguares, y Bautista Delguy, un joven formado en Pucará. Ellos pasaron a formar parte del Bordeaux. Jerónimo de la Fuente, capitán del extinto conjunto argentino, se marchó al Perpignan del ProD2 (segunda categoría de Francia). Ramiro Moyano, Juan Cruz Mallía y Emiliano Boffelli hicieron lo propio en ese país, también en conjuntos importantes.
Inglaterra, el otro destino elegido por los argentinos
La Premiership inglesa también pasó a recibir en sus filas a jugadores argentinos de primer nivel. Matías Moroni, junto con Joaquín Díaz Bonilla y Julián Montoya emigraron al poderoso Leicester Tigers.
Los forwards Nahuel Tetaz Chaparro y Matías Alemano también partieron, junto al subcapitán de Jaguares, Matías Orlando, el cordobés Santiago Carreras y Facundo Cordero, formado en Regatas de Bella Vista son algunos de los nombres que forman de esta selecta lista de argentinos en el Reino Unido.
Los números del éxodo
Los portales especializados y miembros disidentes de la Unión Argentina de Rugby dieron cifras alarmantes para el desarrollo del deporte en torno a la cantidad de jugadores que se marcharon a otro país para poder jugar de manera profesional.
En primera instancia, hasta ahora son más de 327 los deportistas que formaron parte de este éxodo masivo. La ampliación de esta disciplina a lo largo de los años generó una expansión que sirvió como soporte para albergar a los jóvenes, en su búsqueda de destinos.
Desde marzo de 2020, más de 327 jugadores de rugby abandonaron Argentina para seguir sus carreras en otros países.
Además de jugar en las potencias, otros tantos se marcharon a países como España o segundas y terceras divisiones de Inglaterra y Francia, donde si bien la remuneración es menor, los sueldos en moneda extranjera siguen siendo una tentación.
En esa lógica, otros tanto se marcharon a la Major League Rugby (MLR) de Estados Unidos y también a Japón, sede del mundial en 2019 y uno de los destinos más codiciados para quienes buscan hacer “caja” en sus carreras.
La Superliga Americana de Rugby, un nuevo horizonte en el deporte
En 2019 en Sudamérica se concretó una idea que venía gestándose hace ya tiempo: una competencia regional que promoviera el rugby en América Latina. Es así que se crearon equipos en Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay y Colombia, para poder disputar la Superliga Americana de Rugby (SLAR).
Los equipos se están entrenando 💪🏼⚡
¿Vos cómo te preparás para la Superliga? 🤔#PasiónSinLímites https://t.co/XGfQzKlZ2B
— SUPER RUGBY AMERICAS (@SuperRugbyAM) February 8, 2021
Es por eso que este 2021 muchos jugadores argentinos firmaron contratos con estas franquicias. Olimpia Lions de Paraguay, por ejemplo, sumó 19 nombres que provienen de nuestro país. Peñarol vio cruzar el charco a cinco de los nuestros. Selknam de Chile tendrá cuatro compatriotas y entre Brasil y Colombia sumaron a 14 compatriotas a un listado que llega a 42 nombres que jugarán por esos pagos.
Jaguares XV, la esperanza de Los Pumas
El único club nacional que disputará un certamen oficial (la SLAR) será Jaguares XV, un equipo alternativo al que jugó el Súper Rugby durante tres años. Este combinado cuenta con un plantel previo de 41 nombres, que finalmente se reducirá a 31.
¿Por qué son una esperanza para el rugby argentino? Ante la masiva partida de argentinos al exterior es difícil trazar un plan de juego a nivel selecciones que permita una mejora sustancial en las posibilidades de Los Pumas.
Ante la masiva partida de argentinos al exterior es difícil trazar un plan de juego a nivel selecciones que permita una mejora sustancial en las posibilidades de Los Pumas.
Con Jaguares, la UAR se garantizaba tener nucleados a los mejores de nuestro país. Ahora, ante este nuevo panorama, la Unión se ve forzada a armar una lógica completamente distinta que tendrá como eje a chicos que formaron o son parte de "Los Pumitas". También contará con nombres más experimentados como el de Javier Ortega Desio, que cuenta con 51 "tests matches" (partidos oficiales) con la albiceleste y será capitán y emblema de la franquicia.
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